La respuesta, para quien tiene botijas, es obvia: en toda la
casa. Sin embargo, incrédulos y soñadores, seguimos intentando acotar su
espacio lúdico recreativo, con la esperanza de minimizar el riesgo de morir
fruto de un desafortunado resbalón al pisar un chiche traicionero.
Con uno solo es pan comido
¿Vieron todos esos hermosos cartelitos que tienen la silueta
de un bebé con un rulito y un símbolo de prohibido 0-3? Todo muy lindo cuando
tenés un botija solo. Además de ser relativamente cierto (si te guiás por eso,
no podrían jugar ni con su sombra), sólo es útil cuando tenés que controlar la
ingesta de partes pequeñas de tu primogénito o primogénita.
Todavía recuerdo los tiempos en los que cada tanto sumergía
los juguetes en desinfectante, para la mejor calidad de vida y salud de mi tierno
pimpollo. Su sistema inmunológico era una orquídea, tan cuidada y protegida.
Leía atentamente todas las indicaciones, clasificaba los juguetes según su
edad. Eran tiempos hermosos.
Hasta que llegó la hermanita. Y pronto ya no fue posible
tener todo bajo control. Conforme la mayor iba creciendo, los escondites donde
se ocultaban los codiciados juguetes prohibidos se volvían más accesibles. En
cuanto me daba vuelta, la pequeña 0-3, esa que aparecía censurada en la caja de
casi todos los juguetes, estaba probando la amplitud de su esófago con un
juguete que ni siquiera yo había comprado, contrabandeado de quién sabe qué
nefasta bolsa de sorpresitas de cumpleaños, la pesadilla de todo padre obsesivo
que se precie.
Orden y progreso
Así como los hermanos mayores son los dealers del peligro, los menores son como los agentes catalizadores
del caos. En el mismo instante en que uno empieza a aprender las bondades del orden,
el otro se encuentra saboreando las mieles de tirar todo por los aires y ver
qué pasa.
Y como es sabido, la tendencia del botija es más hacia el
caos que otra cosa. He aquí otro gran proyecto inconcluso que supimos tener
alguna vez: la categorización de los juguetes para su mayor disfrute y racional
distribución.
En lo personal probé con todo: cajas, tuppers, baúles de plástico, hasta perdí mi biblioteca favorita,
esa que soñaba poblar de libros, en pos del orden de los juguetes (o de lo que
queda de ellos).
Los peores enemigos
del progenitor que desea alejarse del caos son esos jueguitos de plástico para
tomar el té o esos que vienen con miles de piezas de plástico de lo que sea: juegos
de médicos, frutas, ollas, collares, etc. Todo lo que venga con plástico transparente
por delante y cartón por detrás y mida más de 20 cm de lado debería estar
prohibido en la aduana nacional.
Incluso juguetes que recomendamos y nos caen muy bien desde
el punto de vista didáctico –bloques lego, bloques de goma eva, masa para
modelar- pueden llegar a ser una
pesadilla si se utilizan de forma descontrolada.
Está todo bien con el uso alternativo de los juguetes, pero
a la quinta vez que el botija tira los bloques por los aires al grito de “polvillo
de hadas”, la tolerancia de padre progresista se va un poco al carajo. Ojo, quizás
esté tratando de llamar con esto nuestra atención, o simplemente entró en una
etapa de aburrimiento de la que no puede salir sin hacer algo de relajo, dijera
mi abuela.
Ya hablaremos más adelante en este espacio sobre la
importancia de que las nuevas generaciones aprendan a aburrirse. Suena feo, pero
les va a servir para la vida.
El cuarto de jugar, vaya engaño
Cuando nos mudamos a una casa más grande, sin lugar a dudas
una de las vedettes del flamante
hogar fue “el cuarto de juegos”. Destinamos a estos fines una de las
habitaciones grandes, como para que la botijada se atrincherara ahí y uno
dijera “la pucha que vale la pena pagar la cuota del banco”.
Pero resulta que
funcionó unas semanas, cuando mucho un mes. Pasada la novedad, el cuarto de
jugar se transformó en un gran galpón, al mejor estilo “Indian Outlet” pero de
juguetes, de donde salían los camiones que distribuían el caos hacia todos los
puntos de la casa.
Y cuando digo todos, es todos. El brazo extraviado de la
Barbie descansaba plácidamente en la pileta del baño, mientras la susodicha Venus
de plástico se paseaba muy oronda por el sillón del living, al parecer sin
importarle que sus vestidos los hubiera olvidado debajo de nuestra cama.
Entonces decidimos mudar el consabido cuarto a uno más
pequeño, no sin una cuota de resignación, pero felices de haber descubierto una
verdad que siempre estuvo delante de nuestros ojos: el botija juega donde uno
está. No es que el apartamento sea chico y, pobrecito, no le queda otra que andar
entre tus piernas. Lo hace deliberadamente.
A veces la factura de atención viene con multa y recargo,
otras veces se desliza suavemente por debajo de la puerta, pero siempre es a
cobrar. El juego es la forma que tiene para recrear y entender el mundo que lo
rodea y que a veces lo abruma. Si no entramos en ese juego, el botija se va a
sentir la mar de solo. Por eso está bueno de vez en cuando instalarse sin más
protocolo en cualquier lugar de la casa y jugar, que ya habrá tiempo para
ordenar (o no), y cuando uno quiera acordar va a estar metiendo todo en una
bolsa al mejor estilo Toy Story 3 (si no la vieron, mírenla) con las velas
colgando de la ñata y un nudo en la garganta.
Dos o tres ideas relativamente exitosas, por decirlo de
alguna forma:
1)
Reservar algunos juguetes, rotarlos. Esto
implica un esfuerzo espacial, contar con algún armario, altillo, sótano, garaje
pero, a falta de todo eso, bien podemos usar la parte de arriba de un ropero.
Nos molesta a la vista una semana, luego nos olvidamos de que ese lugar existe
y ya ni lo vemos.
2)
Donar. Siempre es una buena opción, sobre todo
para que lo hagan ellos mismos cuando ya están en edad de aprender a
desprenderse de las cosas, se recomienda +4 años.
3)
Reducir.
Organizar regalos colectivos con la familia. Menos es más. Pocos juguetes, pero
buenos, durables e interesantes. Tranquilos, las cosas pequeñas seguirán
viniendo en las piñatas y sorpresitas cumpleañeras, como para no perder el
entrenamiento y continuar con esas flexiones de cintura que nos mantienen tan
en forma (¿?).
4)
Una idea económica y que me resultó mucho para
almacenar juguetes escurridizos fue guardarlos en bidones de agua Salus o
Nativa cortados con una trincheta. Así nomás, encajan bárbaro uno al lado del
otro en una repisa y lo mejor de todo es que no cuestan nada (y de paso
cuidamos el medio ambiente).
37 comentarios:
Bien Maca con la vuelta eh!! Alguna vez leí por ahí que la mayoría de las personas con altos cargos a nivel mundial son hermanos menores. Explicaban el caso en base a que el primero es más protegido y los siguientes aprenden a vivir del peligro. Son más osados y tienen menos temor al fracaso. No sé, la tiro
Feliz regreso al blog donde muchos aún andan "probando la amplitud de su esófago".
Gran retorno. Propongo que Botijas cree "la cadena de juguetes de la buena voluntad", que inste a reuniones donde cada cuál concurra con juguetes para intercambiar. Como para decirle al nene "mirá lo que trajo papá" sin gastar un mango, y haciéndole bien al medio ambiente.
Trabajo desde mi casa. Ahora mismo tengo tres botijas de 5 años de edad (promedio) haciendo carpas con el sillón y sillas de pared, y unas mantas como techo. Y meten al perro para la carpa, se cagan a gritos, desarman y arman. Cada uno tiene su pu%& cuarto pero les parece mejor idea hacer camping en el living. Nada eso ... me voy a matar. =)
"Cuando la tercera guerra mundial haya terminado, cuando el mundo sólo sea bruma y desazón, allí, justo allí estarán aún funcionando impolutos los juguetes de las cajitas felices de MacPato"
Ante el estupor de toda la oficina aplaudo de pie el retorno de Maca y sus Gurises. CLAP - CLAP - CLAP
Esto es una columna como dios manda, no la mierda que hago yo del basquetbol.
Para cuando el libro Maca?
Le pondría: "Educo a mis botijas como quiero y me sale bien".
Celebro el retorno de la colurna.
Gracias Macarena.
Excelente retorno. Estaría bueno que algún día en este espacio se trate el libro de la amiga del Sr. Director, Adela Dubra.
Gracias por tanto afecto. Ojalá pueda mantener actualizado este espacio semanal.
Pidan temas, levanto pedidos.
Es como si nunca me hubiera ido...
Bienvenida de nuevo Maca! Se te extrañaba por estos lares.
Me gustaría que algún día se debatiera sobre si existe una edad justa para ser padres, si sirve la planificación de decir "yo quiero ser padre a los X años". O si por el contrario, la edad justa para ser padres es cuando uno efectivamente es padre
Maca: para cuando el tema de los hijastros?
Vamo arriba, Maca. En cualquier momento me reproduzco solamente para poder aprovechar tus enseñanzas.
Adela Dubra me tiró los perros.
Una de las mejores columnas del Blog por lejos, actual, reflexiva y auténtica. Impresionante.
Más tarde la leo.
Muy buenos piques Maca! Didáctica y estimulante la columna. Lo de los bidones de agua la aplico para todo.
¡Paren las rotativas!
La mujer de Kevin Spacey en House of Cards es la misma actriz que la novia de Forrest Gump.
Parece que no tiene nada que ver con la columna, y es verdad, pero bueno, necesitaba compartirlo porque estoy en shock con la noticia.
Lo de los espacios es tal cual.
Nos mudamos para una casita con 2 dormitorios mas altillo con la esperanza de que el varón se alojara en este último y nos quedara un dormitorio para nosotros. Pues no solamente no pasó eso (tanto niñas como varón usufructúan los dormitorios principales de la casa quedándonos el sucucho para nosotros) sino que lejos de jugar en sus cuartos están los 3 instalados en el living con todos los juguetes /libros / XO etc etc que pueden traer y los cuartos son depósitos de eventual pernocta -porque si pueden se mandan para el altillo a la cama grande-...
Cuánta verdad Maca, cuánta verdad!
Jajajaja buenísima tu historia y la de dariohead.
Gracias por compartirlas en este espacio :)
Antes que nada gracias por volver, se disfruta mucho su columna.
Gran verdad la de rotar los juguetes, nosotros aprendimos con la grande, (Tati, ahora 17) tenía todo a su alcance, era Gaza nuestro apto, ahora con Cleme (3), nuestra casa luce mejor, más ordenada y todo. Gracias a la rotación. Tiene, varios juguetes a mano, pero, cada tanto, renovación, todos nuevos, con nuevos me refiero a juguetes que ya tenía pero que estaban encanutados. Por ahora funciona, ya se dará cuanta y ahí, cagamos!
Todo un tema son los familiares que se ofenden cuando uno trata de limitar los regalos que reciben los niños. En lo que a mi respecta, logramos hacerlo para Nadavidad y Día del Niño. Y los regalos que reciben de sus abuelos quedan para usar en lo de los propios abuelos, principalmente porque no nos daría el espacio en casa para todo.
Además el jardín tiene un sistema muy piola en el que se hace un solo regalo a cada niño, un regalo importante que pagan todos los padres y que se elige en conjunto y de común acuerdo. Y lo mejor es que no se reciben 32 regalos (uno por botija) y no hay que comprar 31 regalos para botijas que uno apenas identifica.
Jipis
así empezó Charly Manson
perdon Maca,muy buena la columna,valió esa espera,la verdá verdadera
Marilyn Manson empezó con los penes de Cole
Creo que es la primera vez que concuerdo con Sinca y el Zorro. Cuenta como trío?
Aprender a aburrirse, cuando duro y cuan cierto!
Yo se lo dije a un niño de 2 años y medio, como para que se vaya haciendo idea de lo que es la vida, ¿ta mal? 15 minutos después tambien le dije que no se puede tener todo en la vida. Siempre en una buena, nunca a los gritos ni de mala manera, tranqui. Capaz que voy muy rápido.
Trae un hígado y hacemos una orgía
ahi si que me prendo
Maca, la sorda y 9 más.
¡Epa!
Bueno, si somos muchos bajamos la concurrencia y subimos el nivel...
Eh, acá era la columna de los infantes, no?
Cuanta calidad para describir con tanta precision y humor esa situación...
Y qué verdad eso de que con 1 hijo solo es una papita, aunque lamentablemente nos demos cuenta los primeros días del segundo en casa...
Y me quedo tranqui que de las 4 ideas cumplo al pie de la letra con 3...me llevo la idea de los bidones!
Desde que mi cuñado y mi hermana le hacen donar los juguetes caros que le regalo a mi sobrina de ahi en mas le regalo ropa.
Sabes que más podes guardar en los bidones, no? Entra de todo ahí jeje
Muchas verdades!
Mi casa siempre fue un relajo (papeles, cables, partituras) y con la primera hija incorporó peluches y porquerías varias. Cada tanto comprábamos unos estuches de plástico para los juguetes que en poco tiempo terminaban llenos de pedazos de macacos.
Con el segundo, se nos fue de las manos. Ahora me mudé a una casa que es como el triple de grande de la primera. El relajo también.
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