Editorial
Todo llega a su fin, todo concluye
finalmente. Durante casi un año y medio, mis creaciones, mis criaturas, mis
hijos, porqué no, mis queridos cuentos, vieron la luz en este espacio. A veces
dignos, a veces no tanto y a veces penosos. Y la verdad es que últimamente, en
lo personal, me parece que terminaban entrando en esta última catalogación. Un
día me levanté y dije "no puedo seguir mienténdome y minténdole a la gente
de esta manera, hay que cortar por lo sano". Y todos sabemos que es mejor
matar al bicho antes de que se enferme, agonice o se desangre poco a poco hasta
morir en el olvido.
Siempre es preferible irse por la
puerta grande a que arrastren hacia la calle por la puerta de atrás, nuestro
cadáver, inconciente y vomitado, los auxiliares de servicio, que nos
encontraron tirados abajo de una mesa, una vez terminado el baile y prendidas
las luces a la hora de barrer. Siempre es preferible el autoexilio a la
extradición.
Pero como en nuestro caso (nótese
que hablo de mi en plural), la puerta grande ya se cerró y nuestros amigos ya
se fueron en taxi, alguno acompañado, otro solo, pero en definitiva todos hacia
un lugar mejor, ya sea un amueblado o su confortable y solitaria cama, y ya no
podemos irnos dignamente como hubiésemos deseado pero no queremos resignarnos a
ser arrastrados por los trabajadores de la ropería, recuperamos vaya uno a
saber cómo la conciencia por un instante y huimos despavoridamente por la
rendija de la banderola del baño.
Dejamos el baile atrás y prometemos
no volver, pero nos damos cuenta de que nos olvidamos de algo, de algo
importantísimo, y sin embargo no nos acordamos de qué. Entonces asumimos que no
nos queda otra opción que volver, que hay algo nuestro ahí y lo tenemos que
recuperar.
Y así será, nos tomaremos un receso,
de unos dos meses aproximadamente para juntar valor y volver a ver si
encontramos eso que dejamos y no sabemos qué es. Y quizás ya habremos olvidado
por qué volvemos y terminemos volviendo simplemente porque nos comprometimos a
hacerlo y sigamos jugando el mismo triste papel. Pero lo haremos sobrios, lúcidos,
felices, al menos durante unos momentos hasta que tomemos algo y nos
envalentonemos y volvamos a creer que podemos con el mundo y empecemos a
derrapar.
Así que ya lo saben, esto no es un
adiós sino un hasta luego, los cuentos vuelven en Setiembre.
Será hasta entonces.
10 comentarios:
Precioso cuento.
Volverás y serás millones...
Concuerdo con Doble, de los mejores.
Se me pianta un lagrimón.
Concuerdo con todos los comentarios. Y con este también.
Arriba Cofre, te estaremos esperando!¡
suscribo el comentario del pelado de opción sexual no definida
Suscribo y concuerdo con los que suscriben y concuerdan más arriba.
Peñarol y gjoffe nomá...
Suscribo y concuerdo con el que suscribe y concuerda con los que suscriben y concuerdan más arriba.
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