Nuevas miradas para viejas leyendas

Los colores de Peñarol

El equipo de la villa homónima no tomó sus colores del ferrocarril, tal como la historia oficial se ha encargado de establecer. En realidad, al inaugurar su primera cancha, hubo que colocar las clásicas cintas de “No Pasar” para impedir el pasaje de los curiosos lugareños, hasta tanto no secara el cemento. El equipo tomó los colores de las citadas cintas que fueron empleadas primero como serpentinas, y luego como objeto contundente.

Los colores de Nacional
¿Usted se creyó el verso de Artigas? ¿O es que resulta que Artigas era bolso y el Negro Ansina manya? Ni por asomo. Nacional tomó sus colores de la bandera de Paraguay, lo que explica la pléyade de futbolistas guaraníes que han integrado su equipo principal, tales los casos de Romero, Hicks, Sanabria, Monzón, Paniagua y Brítez. Incluso Chilavert llegó a Uruguay pensando que había sido fichado por Nacional, de ahí su célebre frase: “llegué a la Casa Blanca”.

El gol de la valija
Ocurrió allá por 1934, año más, año menos. Clásico en el Centenario, con separación de hinchadas, pero sin pulmón. Empate 0 a 0, hasta que en los descuentos comienzan a llover los proyectiles. Uno de ellos, una valija del ciudadano norteamericano Jefferson Wayne, recién arribado a nuestras tierras, impacta sobre el balón, descolocando al portero tricolor García. Sorpresa y estupor cuando el árbitro de la contienda, de nombre Telésforo, señala el centro de la cancha dando por finalizada la brega. Braulio Castro, último ágil carbonero en tocar el útil, fue el “Hombre Yumbo” del partido.

El clásico de la fuga
Año 1968, convulsionado si los hubo. El ingeniero Invernizzi había decidido levantar el césped del Centenario, por lo que el clásico de la segunda rueda del Uruguayo se jugó en el Franzini. Promediando el primer tiempo, se abre un cráter en el centro del campo, del cual comienzan a emerger reclusos procedentes del Penal de Punta Carretas, ubicado a escasas cuadras del citado escenario deportivo. En la tribuna se encontraba el actor porno Sylvester Stallone, quien saca la idea para la célebre “Escape a la victoria”.

El de los 9 contra 11
Fue hace poco, puntualmente en el marco del Uruguayo Especial 2005. Peñarol decidió afrontar el encuentro con Obelar en el arco y Gonzalo Pizzichillo como única punta, a lo que su entrenador, el mítico Fernando Morena, comenta por lo bajo: “es más o menos como jugar con 9”. Y dicho y hecho: Peñarol logró empatar ante la algarabía de su bullanguera parcialidad.

El limonazo de Venancio
Tiro libre en la hora para Chile, que si anotaba dejaba a Uruguay fuera del Mundial de México. Frente a la pelota el infalible Aravena, algo así como el Steve Hyuga trasandino. La historia dice que el célebre Chicharra le tiró un limonazo a la pelota, moviéndosela justo al futbolista rival, que terminó rematando a la tribuna. En realidad, lo que hizo Venancio fue apretar el limón con su pie derecho. El ácido jugo penetró en la vista del malogrado Aravena, que terminó ganándole la medalla de oro al oriental Lerena en los 100 metros llanos de Winnipeg 99.

(Publicado en Guambia, 25/09/10.)