
Estimada amiga, cuantas veces hemos escuchado esa cómica adivinanza que dice:
¿Cuál es el animal que come con las patas en la cabeza?
Respuesta: El Piojo.
¡Qué divertida! ¿No es cierto? Pero también es cierto que los piojos son un problema que toda Ama de Casa y Madre debe saber afrontar con valentía.
Lo primero es conocer bien el problema. Los piojos son insectos que pueden alojarse en nuestra cabeza, cuerpo y también en el pubis. Los piojos de cada zona corporal tienen sus características propias, aunque todos se alimentan de sangre humana y  dependen de nuestros cuerpos para sobrevivir. Los piojos de la cabeza (pediculus humanus capitis) sobre los cuales trataremos  en esta columna, son fáciles de reconocer. Tienen una longitud de entre 2 y 3 milímetros, son alargados, de color oscuro, y contrariamente a lo que muchos piensan, se transmiten por contacto directo de los cabellos y no  saltan ni vuelan, ni se encuentran en los animales domésticos.
¿Cómo se desarrolla el piojo en la cabeza de un niño?
Inicialmente el piojo llega a  la cabeza y se agarra a un pelo, donde se alimenta chupando la sangre del cuero  cabelludo. Las hembras ponen huevos (liendres), que se sujetan a un pelo como si  de un "pegamento" se tratara. La liendre tiene forma ovalada de color blanco que  se distingue de la caspa justamente porque está muy agarrada y sujeta al pelo. De estos  huevos sale el piojo que pronto se hará adulto y comenzará a picar y a poner más  huevos.
¿Cómo combatirlos?
La mejor manera es consultar a un especialista o más fácil, preguntar en la farmacia. Pero claro, no todos tenemos los recursos necesarios para costear estos tratamientos, por eso estimada amiga, le resumimos los dos métodos caseros más antiguos y siempre eficaces.
1) Método manual y económico
Consiste en examinar el cuero cabelludo de su hijo/a e ir sacando los piojos y las liendres manualmente. Mate los piojos partiéndolos con las uñas de los pulgares (se oye un  clic).  Para sacar las liendres que están pegadas al pelo, utilice un peine  fino. También se puede utilizar la tijera para  cortar cada pelo afectado. Cuanto más corto tenga el pelo, mejor y más fácil  será el proceso. Para un buen resultado, es necesario que el tratamiento  se haga con paciencia, con buena luz y hasta que desaparezcan todos por  completo. Una vez que haya terminado,  revise durante todo el mes siguiente, cada 2 o 3 días, por si hubiese  sobrevivido algún piojo o quedase todavía alguna liendre.
2) Menjunjes caseros
- El vinagre:
 No es 100% efectivo, pero soltará las  liendres y resultará más fácil eliminarlas con el peine fino. Se debe aplicar  caliente y cuando el pelo esté seco. Una vez aplicado el vinagre, cubriremos el pelo con un  gorro de baño o con una toalla, de manera que quede cubierto por completo,  dejándolo actuar durante aproximadamente dos horas. Pasado ese tiempo, lo  retiraremos. Se deberá repetir este proceso dos veces a la semana durante un  mes.
- Shampoo con aceite de árbol de té (filius tilus):
 Este producto los  espanta e impide que los piojos puedan respirar.
- El suavizante:
 Con este método, lo que se consigue es  que la retirada de los piojos con el peine se facilite. Lave el pelo a su hijo  con shampoo normal, y a continuación aplique una gran cantidad de suavizante.
Tip para compartir con las vecinas o en la peluquería:
Popularmente se cree que es en los colegios y escuelas donde hay más probabilidades de tener piojos cuando la realidad es que nuestros hijos tienen las mismas posibilidades de sufrir una transmisión por medio de un amigo cercano a la familia. No hay que olvidar que los brotes de pediculosis son muy típicos durante las vacaciones. Los niños juntan las cabezas más durante las horas de juego que de estudio y evidentemente pasan más tiempo jugando fuera del colegio. Por esta razón hay menos casos de pediculosis entre los niños más tímidos y menos sociables.
¡Hasta la semana que viene amigas!
9 comentarios:
Muy buenos tipsss pero te faltó el viejo y querido Cedro Santo con Alcohol.
¿Así que yo no me agarraba piojos de antisocial de mierda nomás? entonces otra cosa de la que no tiene sentido estar orgulloso tamadre...
mi gran abuela me ponía una gotas de alcohol y un balde de arena en la cabeza!!!
Brutal. La engalanás, Fernando.
Yo de chico nunca tuve, pero de grande mis hijos me pasaron unos cuantos. O sea: mis padres me cuidaban mejor que yo a mis hijos.
Me imagino a Sinca leyendo esta columna sin comprender demasiado. Aunque creo que cuando le pedía a los Reyes una tapa de olla y un cucharón, tenía salados rulos.
claro!!! para mi siempre era cedro santo con alcohol...
no tengo hijos, pero en carne propia sufri y sufri los piojos por casi una decada entera...
El Cedro Santo no lo incluí por motivos religiosos.
perez: Se nota entonces que sos muy popular.
Gracias amigos.
ni que hablar de la época en que uno llegaba de la escuela y le encajaban el marote en un balde de agua y kerosene,que hermoso dolor de cabeza que te duraba más que si le hacías un fondo blanco a un gregson's 12 años.
Muy bueno lo suyo,amigo Fernando
¡Ah, qué buenos datos, Fernando!
Ahora bien, yo pregunto: ¿No vale matar los piojos de a uno y a martillazos? Seguramente el gurí habrá hecho alguna trastada que quedó impune, y así se matan dos plagas de un golpe.
Zorro: ¿Después te acercaban un fósforo encendido?
no te me hagas la gurisa que vos también habrás pasado por esa,mi queridisima Andal,jajaja
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