Colgado de las tetas del Oscar: OSTs y BSOs

* Ya lo dijo Dulcinea: “Es larga, pero no tanto”. Pura foto.

Tengo una convicción no por todos compartida: las bandas sonoras ya fueron. Otrora gloriosas, y compuestas por destacados, innovadores y renombrados creadores, en los últimos años se han transformado, en general, en una simple recopilación de canciones relacionadas o no con el filme en cuestión. Referidas como Banda Sonora Original (BSO) u Original SoundTrack (OST) en el mercado discográfico, tiremos alguna representativa de algunos de los muchos criterios utilizados a la hora de generar un lanzamiento que acompañe un film. Del concepto original de presentar la música incidental del film en cuestión, a un rejunte soso. Con escalas.

A LA MEDIDA DEL COMPOSITOR

Algunos compositores han dedicado una prolongada parte de su existencia a la composición de bandas sonoras. En general, sus obras se reconocen por el tipo de sonido o la instrumentación, ya que suelen seguir un estilo a lo largo del tiempo. Es apropiado, entonces, que las películas que musicalizan suelan tener varios aspectos en común o, cuanto menos, las obras tiendan a adornar el mismo tipo de escena o estado de ánimo.

Anton Karas: en el ’49, Karas hizo su única aparición en el cine. “The third man” era la ocasión justa para Karas, ya que él era vienés y la película transcurría en su ciudad natal. Cuando se lanzó como simple en 1950, pasó once semanas encabezando las listas de Billboard. Fue tan espectacular su nivel de popularidad, que el trailer de la película comenzó a hacer mención a Karas y su cítara. Una bizarrada: los Beatles pelotudean con The third man theme el 3/1/69 en los Twickenham Film Studios, durante la grabación del malogrado proyecto "Get back" (luego, el álbum y película "Let it be").

Leonard Bernstein: un salado. No estoy técnicamente a la altura de poder comentar su obra, aunque tampoco lo estoy de los otros. Un salado, ya lo dije. Director de orquesta, las bandas sonoras que hizo no bajaron de excelentes, siendo “West Side Astori”, que cuenta la vida de un político de occidente de escaso pundonor excepto para oponerse a la construcción de estadios de fútbol, su obra más destacada. Extrañamente, sólo ganó un Emmy.

Ennio Morricone: solo debe decirse una cosa para ilustrar la obra de Morricone, y es: “En 1966 musicalizó 15 películas”. Ese año, en particular lo cerró con “El bueno, el malo, el feo”, probablemente su banda sonora más conocida (agregaremos, con un valor de utilidad = 0, que los Ramones iniciaron muchos conciertos de sus giras con una pista pregrabada de este tema, antes de engancharla con su interpretación sobre el escenario de “Durango 95”). En los últimos años ha recibido infinidad de ediciones recopilatorias, y también álbumes completos de otros intérpretes versionándolo. El Ennio ganó un Oscar Honorífico, 2 Globos de Oro y un Grammy.

Henry Mancini: negadas las versiones que lo relacionaban en lo sanguíneo con la estropeada Raquel, Henry Mancini metió 4 Oscares, un Globo de Oro y 15 Grammys. Sin dudas, lo más famoso de su producción es “La pantera rosa”, aunque no necesariamente lo mejor. Las producciones de Mancini se cuentan por docenas. Tanta era su popularidad en la década del ’60 que, cuando Granada Television en el Reino Unido ideó un programa especial para mostrar al mundo lo prolífico de las creaciones de John y Paul (“The music of Lennon & McCartney”, 1965), uno de los artistas presentados fue Mancini interpretando un cover de If I fell.

John Williams: uno de los más activos, aunque bastante reiterativo. No sé cuántas bandas sonoras habrá metido este hombre. Williams tiene una cantidad importante de músicas conocidas, y se asombraría de saber cuántas de esas que alguna vez tarareó, le pertenecen. “El violinista en el tejado”, “Tiburón”, “La guerra de las galaxias”, “Superman”, algunas de las de Indiana Jones, “E.T. El extraterrestre” (lloré cuando se va en la nave, ¿usted?), “Nacido el 4 de julio”, “La lista de Schindler”, “Jurassic Park”, una de Harry El Sucio Potter, y muchas, muchas, muchas, muchas más. Ojo: copió y pegó como loco. Se llevó 5 Oscares, 4 Globos de Oro, 20 Grammys y 3 Emmys.

Como el scroll es tirano, vamos a tener que dejar en banda a Previn, Theodorakis, el porteño Schifrin, Bacharach, Vangelis,  Randy Newman, Lloyd Webber, Badalamenti, porque así es la vida…

SUELTAS, NUEVAS Y CON CRITERIO

Tendremos bandas sonoras compuestas por canciones “convencionales”, no clásicas, que siguen algún criterio relacionado con la película y escritas total o parcialmente para la ocasión, o al menos conectadas con la trama en algún sentido coherente.

El cantor de jazz: famosa por donde se la mire, no escapa a una excelente banda sonora. La película dispararía a la fama al intérprete, Al Jolson, un lituano que se pintaba la trompa de negro para sus actuaciones. La película, justamente, trata de un artista que quiere triunfar, y en ella Al interpreta varias canciones que se convertirían en tradicionales para su género (tremenda versión de “Toot, toot, tootsie, goodbye”, superior inclusive a la posterior de Jerry Lee Lewis). Al Jolson también se vería involucrado en otra gran banda sonora, la de “Rhapsody in blue” de 1945. En ella se retrata la vida del gran George Gershwin, y Al Jolson actúa y canta un tema. La sola aparición de “Summertime” merecería una entrada individual para esta BSO, tema que vería innumerables versiones en el mundo convencional, en interpretaciones de músicos tan dispares como el brasuca Cazuza, Janis Joplin, Paul McCartney y Ten Years After.

Qué mina

The girl can’t help it: ningún MegaUpload ni ningún Emule. En 1956, la forma de llevar a los artistas a las casas era a través del cine (si no lo sabía es porque no le da pelota a mis columnas). Entontraremos, entonces, bandas sonoras que exploran los éxitos actuales y recientes de los artistas presentados, fundamentalmente en películas de ésta década y la siguiente. Seleccioné esta, donde por primera vez mucha gente le vio la cara a Little Richard, Gene Vincent, Eddie Cochran, Fats Domino y The Platters.

1, 2, 3… probando: los Beatles, Elvis, Johnny Cash, Elton John, The who, los Bee Gees, Willie Nelson, Tom Waits, Mark Knopfler, Stewart Copeland, Paul McCartney, Stevie Wonder, George Harrison, Mike Oldfield, los Grateful Dead, Eric Clapton, Carly Simon, Andrés Calamaro y Jorge Drexler (no confundir con el temita suelto). Solo algunos de los que se dieron una vuelta a musicalizar alguna película, a ver de qué se trataba esto. Algunos, como Knopfler y Copeland, se quedaron en la vuelta.

SUELTAS, MALAS Y DE LOS PELOS

Sobran los ejemplos de bandas sonoras que reúnen un manojo de canciones inconexas, generalmente apoyadas en un tema central con gancho, que si se llama igual que la película es aún más bienvenido. Fiel exponente de este estilo será “Footloose” (1984), basada en un pendex revolucionario que trae nuevos bailes a un pueblo tranquilo, y de la que poco recuerdo quedará más allá del tema central de Kenny Loggins. Será número 1 en Billboard y su popularidad desmedida llevará a que Loggins participe del “Live aid” un año más tarde. La década de los ’80 fue el punto de partida de este tipo de bandas sonoras insoportables que nos dejaban uno o dos temitas rescatables. “El secreto de mi éxito” (1987, “Walking on sunshine” de Katrina and the waves), “Dirty dancing” (“Hungry eyes” de Eric Carmen), “El guardaespaldas” (dicen que es la más vendida de todos los tiempos, “I will always love you”, Whitney Houston), por nombrar tres.

SUELTAS CON CRITERIO

Algunas bandas sonoras presentan un popurrí decente que puede valer la pena escuchar. Seleccioné las que mi cerebro quiso traer rápido:

The commitments: la propia película trata del grupo musical sin aspiraciones que de golpe y porrazo da el batacazo. Incluye muy buenos covers de blues y soul, donde destacan las excelentes versiones de “Mustang Sally”, “Chain of fool” e “In the midnight hour”.

American graffiti: una de las bandas sonoras que más me gusta, totalmente compenetrada con la trama de la película. Situada en 1962, desfilarán algunos éxitos del pasado reciente, en las voces de Bill Haley, Del Shannon, Frankie Lymon, Buddy Holly, los Beach Boys, Chuck Berry, los Plateros, Fats Domino y varios más (41 temas en total).

I am Sam: conocido es que los Beatles no prestan su música para avisos de TV, obras teatrales o películas, salvo contadísimas excepciones. Considerando que el actor principal encarna (para mí, de una manera impresionante) a un padre con discapacidad, y que varios de los actores secundarios directamente lo son, Jessie Nelson llevó a cabo una encuesta entre personas con la misma enfermedad para concluir que los Beatles eran, por afano, el grupo predilecto. Atada al impedimento legal, se buscó generar una banda sonora de covers que, como consecuencia de su inserción en algunas escenas muy tocantes de la película, son en general versiones extremadamente cuidadas y de buen gusto, donde es al pedo volver a remarcar que se destaca Eddie Vedder con su fenomenal versión de “You’ve got to hide your love away”. También la versión de “Across the Universe” de Rufus Wainright (amigo personal de Sean Lennon) y la de “I’m looking through you” de los Wallflowers se llevan sus buenas palmas.

Forrest Gump: lo dice la tapa: “34 clásicos americanos”. En la película, sirven como decoración al relato de la vida del buen Forrest. Elvis Presley, Duane Eddy, el genial Wilson Pickett, Creedence, Aretha, Dylan, los Beach Boys, los Mamas & The Papas… creo que debería pegar el tracklist entero de esta recopilación formidable.

Un párrafo aparte debería dedicarse a las bandas sonoras de Tarantino, cuya inserción en alguna de estas categorías no encuentro clara. A mi me parecen una caga, pero sé que son del gusto general.

¿Llegó hasta acá? ¡Qué valor! ¿Le pareció una mierda la selección? ¡Qué valor!