Comete ésta: al aro*

*Advertencia: esta columna contiene mensajes subliminales.

Hay veces que la gente toma riesgos. Como Graciela Alfano cuando volteaba con Massera. Como el Diente López cuando se va de la mano del asesino del volante Pablo Bentancur. Como los participantes de Minuto para ganar. (Yo no firmo) Como canal 10 cuando puso Todo el Mundo tiene los sábados a mediodía. En este caso, correremos el riesgo del mal aliento, haciendo una guarnición, que no sólo de platos principales vive el hombre: aros de cebolla. (¿Se acuerdan cuando Bordaberry era un político joven que tendía puentes con la oposición?)

La receta es bien sencilla: un par de cebollas, a las que se corta en aros más bien anchitos. Ponele entre medio y un centímetro. En un tacho (tacho, no facho como el hijo del dictador) batimos un huevo con: media taza de aceite, una de leche, una de harina, y si te cuelga le echás sal también. Cuando eso se vuelve una pasta prolija, vas sumergiendo los aros ahí, los escurrís un cachito y los freís en abundante aceite caliente. O si querés los hacés al horno, pero eso es de maraca. (¿Por qué a nadie le importa aumentar las penas para los ladrones de guante blanco?)

Si sos tan marica que temés por tu aliento, te paso un pique: cuando cortaste los aros, ponelos en agua hirviendo 5 minutos. (¿Ya dije que no firmo?) Después los sacás y los ponés en agua fría. La cebolla va a quedar más suave. Tené en cuenta eso también cuando hagas una ensalada mixta, ponele.

Cuando los sacás, les podés echar algo de pimienta. (Si hablamos de justicia: ¿por qué queremos ser más duros con los adolescentes y no queremos juzgar a los milicos, que hicieron un poquito más de daño que los pastabaseros?)También podés preparar una mayonesita con ciboullete, una salsa golf y remojar los aritos ahí, o hasta echarles jugo de limón. Y buen provecho.

Si tenés estómago, mirá qué linda la última frase de este videíllo…