Ya lo he contado antes -hace tiempo- pero en el año 2000, en épocas de la presidencia de Aznar, hice mi único viaje a España y el panorama cultural medio que encontré fue de pánico. Una inmensa parte de la programación estaba ocupada por concursos y shows similares, incluyendo la versión legal del programa de Tinelli (que fracasó estrepitosamente). Concursos de preguntas y concursos al estilo "Si lo sé, no vengo" o "Ahora caigo". Todos iguales, con sus conductores artificialmente sonrientes, sus chicas modelos y sus decorados con un gusto por el color similar al de un preescolar.
La tele (y el cine) hispánicos estaban atestados de piscinas, lujosos bungalows y limusinas. Lo único que importaba era ver quién ganaba "Operación Triunfo" y cualquier otra cosa... era aburrida, no era divertida. Programas "periodísticos" sobre O.T. y programas "periodísticos" sobre los programas "periodísticos".
El mundo de la televisión no tiene ninguna relación con la realidad que vemos a diario, lo que de por sí no tiene nada de malo: hay muchos relatos fantásticos muy disfrutables y amenos. El problema es que se hace pasar como si, efectivamente sí nos mostrara el mundo tal cual es. En realidad nos señala con el dedo cómo tendría que ser o -más exactamente- cómo tendríamos que desear que fuera.
Su escala de valores es artificial, propia y limitada. Hace años le dije a un amigo que sostenía posiciones bastante menos críticas que la mía que dijera algo, cualquier cosa que se le ocurriera. Cuando finalmente dijo alguna frase, yo le grité encima (como solía hacer por entonces Susana Giménez) "uh, uh" a cada rato. -Ves -le dije, finalmente- ahora lo que dijiste es "divertido" para la televisión.
El cine actual no escapa a la intrascendencia general disfrazada de entretenimiento necesario. Gran parte del cine que nos llega es un agitado muestrario de los efectos especiales que se pueden hacer por computadoras que, para peor, suelen ser muy parecidos entre sí. Puestos a jugar con presupuestos muy abultados, no hay margen para el que se quiera poner a pensar algo diferente que la mera rutina. Cada tantos minutos, una persecución. Un par de momentos de romances y tres peleas. Caliéntelos a baño maría y déjelo enfriar y su película divertida ya estará pronta. Si termina "mal" recaudará mucho menos. Si no tiene acción frenética, aburre.
Salada la canchita presenta el final de una película que -increíblemente- aún no he visto: "Solos en la madrugada" fue un impacto en tiempos en que no se podía decir nada. Era -como lo señala el propio José Sacristan en el fragmento- el año 1977 y se consolidaba vigorosamente en España la salida definitiva de la dictadura franquista y la entrada del país en la libertad y la modernidad.
En el Río de la Plata estábamos bastante lejos de todo eso, por cierto. En este discurso no se dan grandes definiciones políticas (y por eso no tuvo demasiados problemas con la censura militar) pero se dicen muchas cosas. Y, fundamentalmente, se dicen cosas. Algo que está totalmente ausentes del cine y, fundamentalmente, de la televisión actuales.
8 comentarios:
un Fagalde auténtico,con todo lo que ello implica,que vendría a ser no se qué,exactamente,pero que es asi
https://www.youtube.com/watch?v=x5xzq2tTemI - para musicalizar esta eselente colurna. ¿Esta cuál? Esta.
Impecable Sr. Fagalde! Placer leerlo.
Buena elección, Sorda. No me convence mucho lo que conozco de Once tiros, pero viene al caso.
Gracias x los elogios.
Notengotele.
Pongo las manos cual Montgomery Burns y digo sobre esta columna:
"Excelente"
La vi en la tele pa que tengas.
Grandíssimo comendattore Fagalde!!
ay! Yo no sè de eso que habla usté, pero yo para mi que la Ritó tiene que seguir en el Bailando.
Gladys de Unidad Casavalle
435-5
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