¡MÚ!
No sabía como pero entró, una vez más. Ahí vio justamente lo único que no quería ver, había un alien vestido de gaucho que, con un balde, se acercaba hacia ella al grito de “¡Te vu aurdeneá, vaquitu!”
¿De dónde habían sacado los bichos verdes esos que la leche de las vacas de San José daban leche radiactiva? “Son unos pelotudos”, pensó la vaca mientras la ordeñaban.
Cerró los ojos y los abrió.
Ya estaba devuelta sobre la verde pradera y estaba amaneciendo. Ya veía acercarse al peón, con un balde en la mano, al grito de “te vu aurdeneá, vaquitu”.
–¡Pero no puede ser!– exclamó el paisano –¿Ya no da leche esta vaca? Hace una semana que no saca nada.
Pobre vaca, le acababa de dar su leche a los alienes como lo venía haciendo hace días, y no solo los bichos no se habían dado cuenta de que su leche no era radiactiva, sino que en el tambo pensaban que ya no era productiva y tuvo que marchar pa’ la faena.
7 comentarios:
¿Cambiaste de dealer? Ojo que creo que te la están cortando con tuboluz.
con razón...
Pinta buenísimo el cuento...
¿Como sigue?
pah, le caen con todo al guacho pero se calienta conmigo nomás.
dejenlon vivir. asi empezo Vargas.
el que jugaba en boca.
Estemmm....................
GRacias fagalde,
en el fondo te aprecio
bien en el fondo, pero en fin
pipi, en la segunda parte la vaca va al cielo, pero será publicada en otra oportunidad (probablemente después que la escriba)
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