Lindo nombre pa' una banda

Entraré en tema recién después de meterme sin que me llamen en algo sobre una columna viajera aquí expuesta: el actual Cavern Club Liverpool está ubicado ENFRENTE de su ubicación original, contradiciendo las malas informaciones brindadas por el propio folleto que se entrega en los tours relacionados.
 

Hemos hablado hasta aquí de apodos de guitarras, asesinos seriales, pederastas, parientes quilomberos, atorrantas, y un muerto vivo. ¿Usted se estaba preguntando por qué nada dijimos sobre orígenes de nombres de bandas? ¿O seguía ocupando su tiempo detectando que Peñarol no ganó nunca más un partido luego que el excelso Albín dejó de ser volante?

The B-52’s: bautizado por el corte de pelo que usaban Kate Pierson y Cindy Wilson, integrantes de la banda. Debe decirse que no es su invento, pues este corte de pelo tiene hasta una entrada en lo que es Wikipedia. A su turno, el peinado se llama así por su parecido con la prominente nariz del bombardero del mismo nombre, que era la última novedad en los años de formación de la banda.

Black Sabbath: enfrente al lugar donde estos infantos juveniles NN ensayaban, había un cine (otros dicen teatro) donde se emitía la película Black Sabbath, de horror italiano cosecha 1963. Como se estaban volcando a hacer un tipo de música oscura, aprovecharon el título de la película para hacer una canción del mismo nombre, la que se volvió tan popular entre su público de entonces, que decidieron bautizar a la banda de esa manera. Claramente, lamentamos que el cine no estuviera emitiendo un filme de franja verde.

The beach boys: si usted sabe la procedencia de este insulso nombre, es hora que lo diga. Solo sabemos que estos más o menos carilindos de California se paseaban por allí mostrando sus quillas a las chiquilinas bajo el nombre The Pendletones. Este nombre, acuñado como viril homenaje a unas camisas de lana de la época, muy usadas entre surfistas, fue el que utilizaron para grabar su primer simple, “Surfin’”. No obstante, al sacar de sus cajas los simples recién prensados, los playeros descubrieron su nombre cambiado a “The Beach Boys” por algún muchacho no muy bien dotado en esto del marketing. Triunfaron a pesar del nombre.

The Beatles: hagámosla lo más corta posible. Uno de los más grandes referentes del primer repertorio de la banda fue Buddy Holly, tanto así que un Paul McCartney es desde hace muchísimos años el poseedor de los derechos de todo el catálogo del largamente finado cantautor, y organiza anualmente una Buddy Holly Week. Lo próximo que diremos es que Stuart Sutcliffe, a quien las crónicas se han ensañado en pintar como el horroroso bajista de los pre-Beatles, gustó de sugerir a la banda un nombre similar a los Crickets (grillos) que acompañaban a Holly. De ahí fueron bautizados Beetles (escarabajos), y luego un tal Lennon cambiaría por Beatles para hacer un juego de palabras entre los coleópteros y la música beat, que practicaban. Luego, con los años Lennon crearía en los medios la fantasía de que un señor montado en un pastel en llamas bajó del cielo, lo apuntó con su dedo índice, y le dijo: “Desde hoy serán Beatles, con a” (una historia muy similar indica que un señor montado en una lengua a la vinagreta, casi 30 años después señalaría con el dedo a un Eduardo Rivero y le diría “Desde hoy serán Karibe, con K”). Tanto se popularizó esta historia, que el propio McCartney editaría en 1997 un álbum llamado “Flaming pie”, que incluía una canción del mismo nombre.

Bob Dylan: también llamado “el Sergio Gorzychanski de su tiempo” por su condición de descendiente hebreo, por el cambio de nombre, y por su afecto por filmar todo cuanto lo rodea, se ha especulado desde siempre si el Dylan se corresponde o no con el nombre de pila del poeta galés Dylan Thomas. Por suerte no lo sabemos, pues sería una injusticia develar semejante misterio en este sitio web de poca monta. Sospechamos que el Bob proviene de su nombre real, Robert, pues en esa época aún no se emitían los Simpsons. De lo que sí estamos seguros, es que en 1962 cambió su nombre a Bob Dylan frente a la ley, algo que a Gorzy todavía no le dieron los huevos para hacer.

Creedence Clearwater Revival: muy a pesar de los miembros de la banda, es sabido por la humanidad toda que estos botijas se llamaban The Golliwogs, algo que no dudaríamos en apodar Un Nombre de Mierda. Poco antes de su primer éxito, cambiaron por el ahora famoso Creedence Clearwater Revival. “Creedence” salía de Credence Nuball, un amigo de Tom Fogerty (vio que le dijimos que tan inútil no era?). “Clearwater” lo sacaron de un reclame de cerveza. Y “Revival” era lo que pretendían hacer con el rock, al que creían desplazado. Quien suscribe, siguiendo la misma tónica, tal vez debió haber formado un Nano Espinillar SacarlePunta en su momento. Ya se nos fue el tren.

Deep purple: según dice un Ritchie Blackmore, que algo sabe de Deep Purple, originalmente se llamaban Roundabout y largaron un simple de demo con ese nombre. Como la cosa no caminaba, cambiaron el nombre a éste, que era en realidad un dúo entre Nino Tempo y April Stevens de 1963. Y usted nos dirá: ¿y qué hacía un recio como Blackmore escuchando eso? Y nosotros le diremos: el muy maricón eligió ese nombre porque era la canción que más le gustaba a la madre.

Dire Straits: esto es una expresión, a la que podríamos traducir como “En las malas”, financieramente hablando. Así estaban quienes todavía no eran Dire Straits a fines de los ’70, mientras tocaban country y jazz en cafés y clubes. Al pasarse a un formato más rockero, deciden cambiar el nombre de la banda para reflejar exactamente eso: que están en las malas y el cambio de rumbo es la última oportunidad. Decir que gracias a esto un Knopfler pudo tocar en las Canteras del Parque Rodó es retratar vívidamente el acierto de la jugada.

The Doors: está medio gastado, pero es un vicio incluirlo. Morrisón sacó el nombre de “The Doors of Perception” (Las Puertas de la Percepción), del propio Aldous Huxley. El libro trata, como tal vez usted no sepa pero haya experimentado, sobre los efectos de las drogas psicodélicas en la mente. Dicen cronistas de esta época, que el libro tiene mucha salida en la biblioteca del Liceo Francés. Y tengo muchas ganas de decir que el propio Huxley aparece en la tapa del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. ¿Es este un buen momento para señalar que el “Mr. Mojo Risin” al que referencia el cantor en “L.A. Woman” es, en verdad, sí mismo?

Si esto fuese una clandestina, ahora mismo le estaríamos preguntando qué drogas probó. Una lástima que no lo sea.