miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿Arma Mortal?


Hola estimadas amigas. Continuamos esta semana con una historia más de vida de Amas de Casa desesperadas. Esta vez relacionado con algo que a todos nos debe preocupar y mucho: los peligros en el hogar. Resumiremos para ustedes del relato que nos acercó la señora Nura Fagas de Vento, Ama de Casa viuda de 52 años, madre de un varón.

Bien es sabido que en el hogar se esconden innumerables peligros para la familia. La ducha resbaladiza, los enchufes, ácaros, el sun, etc. etc. ¿Y qué hay de esas manijitas ubicadas en las puertas?

Popularmente conocidas como picaportes o pestillos, de apariencia inofensiva, constituyen una amenaza en potencia que de no tomar recaudos, pueden llegar a causarnos mucho mal.
Así es que cantidades de personas subestiman a los picaportes. Tal como le pasó a nuestra amiga Nura y de cuyo relato, extractamos los siguientes infortunios:

Incidente #1: El hijo mayor de Nura, Juan Carlos, mide un metro noventa y siete. Su habitación tiene un picaporte estilo escocés con mango de cuerno de cabra (como el de la foto). Cierta mañana, estando la puerta entreabierta, Juanca intentaba abandonar su habitación mientras leía una edición de bolsillo de La Guerra y La Paz. En el apuro al salir, se enganchó su bolsa testicular con el picaporte, tropezó y se desgarró el escroto.

Incidente #2: Nura mantiene siempre el piso del living muy encerado. La puerta de acceso a la cocina tiene un picaporte tipo pomo redondo color plata. En cierta ocasión Juan Carlitos, sin utilizar los patines de franela, apurado intentó dentrar en la cocina, resbaló y se dio en las encías con el bendito pomo. Perdió 2 dientes.

Incidente #3: El pestillo de la puerta que da hacia al patio principal de la casa, estaba suelto desde hacía ya meses. Nura y su hijo sabían esto.
Una tarde de sábado, Juan Carlos, mientras conversaba con su amigo Augusto, se apoyó inconscientemente con su brazo sobre el picaporte roto que cedió, hizo trastabillar al joven y le provocó un fuerte golpe en la sien contra la pared lateral de la puerta. Juan Carlos perdió el conocimiento por tres minutos.

Incidente #4: Cierta mañana, agachado y mirando de afuera hacia adentro por el ojo de la cerradura del baño (no vale la pena dar más detalles) Juan Carlos sintió un pequeño calambre. Intentó incorporarse de golpe y para su desgracia, se enganchó el pestillo con su párpado inferior. Tuvieron que darle 4 puntos de sutura.

Después de leer estos incidentes, muchos pensarán que Juan Carlos es un atolondrado que no se caracteriza por sus cualidades motrices. Pero nada que ver, es un muchacho como cualquier otro y cuya madre, nunca tomó las precauciones para protegerlo.

Es por esto que alentamos a nuestras queridas amigas, a que publiquen entradas y nos comuniquen ideas para prevenir otros posibles desastres atribuibles a los picaportes.

¡Hasta la semana que viene estimadas amigas!


11 comentarios:

zenytt dijo...

por suerte no fue un golpe de mil...

Dulcinea dijo...

Que flagelo los picaportes.


Juan Carlos, sos un pelotudo!!!


Madre de Juan Carlos, sos una irresponsable!!

lo que vendria a ser yo dijo...

capaz la solucion esta en nuestras manos amigas, piensenlo, no es asi?
Tal vez una buena bofetada en el rostro de J.C. de fin a esta cadena de hechos tristes!!!
Donde esta el estado???

Andrés Reyes dijo...

Qué feo lo del escroto, realmente. Habrá que tener cuidado. También son peligrosos esos que incluyen una tranca símil botoncito, pues es normal cerrar del lado de afuera y dejar encerrado al bebé o la mascota, condenados desde entonces a vivir del otro lado de la puerta hasta ser lo suficientemente inteligentes como para abrirla por sus propios medios. Porque un cerrajero te arranca la cabeza.

fernando dijo...

Otra puede ser forrar los pestillos con polifón.

Marcelo dijo...

Todo un flagelo el picaporte, si. Miralo a Rigoberto Picaporte, si no: le hacía la vida imposible a Abelarda, armaba flor de estropicios en la oficina y andaba seduciendo a Curruquita Cencérrez.

fernando dijo...

Lo conocen a Marcelo?

Carles dijo...

¿¿¿Qué Marcelo???

fernando dijo...

Marcelo es muy bajito, hay que agacharse para conocerlo.

Marcelo dijo...

Tuve una adolescencia muy difícil por culpa de mi nombre. Cada vez que me iban a presentar una chiquilina, le decían: "¿Conocés a Marcelo?". Imaginate: salía corriendo...

Alvaro Fagalde dijo...

A las minas de Sayago no hay Marcelo que las asuste. Se agachan de una.