Fuleras las mascotas...

Terminó el Panamericano, señores, y conseguimos una medalla de bronce, sin haber jugado a nada. No sé qué pasa con Verzeri que no termina de cuajar -por decilo delicadamente- como entrenador de selecciones, cuando en el glorioso Racing, y sin tener un plantel repleto de estrellas precisamente, hizo muy buena campaña, haciendo jugar bien al albiverde. Parece claro que no va a ser el elegido para dirigir a la celeste que va a Londres 2012, lugar que se reservará para su sucesor o para el propio Oscar Washington.

QUÉ MUÑECO...
Hace décadas que me caen antipáticas todas esas mascotas de Mundiales, Olimpiadas y similares. No sé si son las transgénicos, el cambio climático o la menopausia, pero cada vez vienen como más tipo bicho mutante. Creo que hasta me empieza a caer bien el Pato Celeste, en comparación.

Para el Sudamericano sub 15 habría que inventar algún bicho más presentable y representativo de nuestro folcklore. Creo que una combinación del Pepe Mujica y el Chupacabras podría andar bien.

MEJOR QUE LOS VISITANTES JUEGUEN SIN CAMISETAS
Cuando yo era chico (y no se transmitía ningún partido por la tele, excepto los de la Libertadores donde jugaran los cuadros uruguayos) los cuadros tenían siempre el mismo diseño de camiseta. Para hacer honor a la verdad, también tenían las mismas camisetas literalmente. Recuerdo haber visto más de una vez a algún cuadro con su indumentaria recontra desteñida por el agua jane, con un manchón blanco en el medio del pecho. Creo que la única excepción en que un equipo usaba casacas alternativas -hecho que llamaba mucho la atención- era cuando se enfrentaban Nacional y Danubio. Recuerdo haber visto en la Colombes un Peñarol-Wanderers, donde la gente apenas podía diferenciar a los uniformes por las medias, porque las de los bohemios eran blancas y las de los manyas, negras.

Ahora que nos televisan hasta partidos de las inferiores de Argentina, parece necesario que las camisetas se diferencien más. Como he comprobado yo mismo, miope de los buenos, no hay ningún problema en que jueguen Bella Vista contra Cerro o River contra Racing, viéndolos en la cancha, pero el relativo parecido de los diseños (muy claros en el primer ejemplo, blancos a rayas en el segundo) obligaría a diferenciarlos para la pantalla.

Todo muy bien, pero me parece que se están yendo al otro extremo y que se agarraron la moda de cambiar siempre las camisetas, aunque sean muy diferentes. No sé, es un tema secundario, pero me tienen podrido al final.

AQUÍ ESTÁN, ESTOS SON...
Gracias a los adelantos tecnológicos de los que es capaz TPLMP, podemos presentar los dos goles históricos que le metió Diego Armando Maradona a los ingleses -¡justo a ellos!- en el Mundial de 1986, en recordados relatos de Victor Hugo, como para uruguayizar la cosa.

Éste fue el primero. No es tan obvio como parece -para el juez- ver la mano en un segundo. ¿Si hubiera sido al revés, los argentinos la hubieran celebrado como un acto notable de viveza?. Me parece perfecto que Maradona haya hecho esa avivada, que le salió bien. Lo que me pareció pedorro fue que, primero intentara negarlo y después dijera que no "la metió él, sino que fue la mano de Dios", una de las frases más mongólicas que escuché en mi vida.


El segundo, en cambio, fue terrible golazo que me asombró en el momento de su realización. Ahora, que sea el mejor gol de toda la historia de los mundiales, es más discutible. Los porteños se tiraron de cabeza a catalogarlo así, pero andá a creerles a ellos.

Así está el mundo, amistá.