Desde el domingo
pasado y por un par de semanas, la opinión pública uruguaya estará centrada en
esos 15 leones celestes amateurs que salen a vender bien cara la derrota ante
verdaderas potencias del deporte de la ovalada. A continuación, una serie de
tips básicos para poder opinar en un asado o a través de las redes sociales con
cierto fundamento.
Historia
Todos sabemos que el fútbol y el rugby, en sus orígenes,
eran el mismo deporte. Pero claro, se generaban problemas, tantos que el micro
de las jugadas polémicas del Programa Pasión de la época era interminable,
debido a que lo que para muchos era mano, para otros era “siga siga”. Tampoco
había acuerdo con el resultado final de los partidos: los futboleros contaban
los goles de a uno, mientras que los rugbieros
sumaban de a 5, dándose el caso de partidos que eran computados como ganados
por ambos contendores.
Finalmente, un colibrí de la época llamado William Webb
Ellis, estudiante de la Rugby School de Inglaterra (algo así como el Elbio
Fernández inglés), acaso bajo el efecto de drogas duras tomó el balón con sus
manos durante un partido de fútbol, para comenzar a correr como un demente con
la pelota bajo el brazo. Tanto la apretó que la globa tomó forma de huevo,
justo antes de que el joven de 17 años cruzara la línea de fondo para apoyar la
ya por entonces ovalada pelota sobre el césped. “Sorpresa y estupor” comentó
Geoffrey Kesman, relator escocés de la época.
Había nacido el rugby.
Reglas básicas
Tras la inolvidable corrida del William, se creó la
International Rugby Board, encargada de redactar el reglamento de un deporte
llamado a cautivar a las clases acomodadas. El rasgo más característico, además
de la pelota ovalada, es la cantidad de integrantes de cada equipo: 15, dispuestos
en dos grupos claramente diferenciados: backs y forwards. Entre los primeros
destaca el full back, análogo al líbero del fútbol. Juega con el 15 en la
espalda, debe ser veloz y tener buena pegada. Es decir que Cristiano Ronaldo
hubiera sido un buen full back, mas no así Joe Bizera.
En la línea ofensiva, tenemos a los dos pilares (uno en cada
punta) y al hooker, algo así como el centrodelantero. El pilar izquierdo usa el
número 1, el hooker el 2, y el pilar derecho el 3, lo que nos hace comprender que
en el rugby los números se colocan de adelante para atrás.
El hooker es grande pero menos que los pilares, y su
principal tarea consiste en enganchar (de ahí su nombre, dado que Hook, tal
como nos hizo saber Dustin Hoffman, significa “gancho”; o sea, es el enganche) la pelota en los
“scrum”, esa instancia tan rara en la que se ponen unos de un lado y otros del
otro y meten la pelota en el medio, y que tanto se presta para el manoseo.
También suele ser el que ejecuta los saques de banda (lineout), lo que de alguna manera lo acerca al marcador de punta en
fútbol. Los pilares son los jugadores más corpulentos, y cuando la carrera del
rugbier –que es muy corta– se acaba, siempre tendrá salida laboral como
patovica de boliche de Carrasco. Caso emblemático el del futbolista Fabián Césaro,
que tenía todo lo necesario para ser el mejor pilar de nuestra historia, pero
decidió ser un volante de marca del montón.
Pero vayamos a lo básico: como sucede en casi todos los
deportes de pelota, gana el que anota más puntos. Para anotarlos, existen
varias modalidades, lo que básicamente no hace más que complicar el
entendimiento de aquellos que nos acordamos de que el rugby existe cada cuatro
años.
La pelota no se puede pasar hacia adelante, lo que le
impediría a Gregorio Pérez jugar al pelotazo, buscando la cabeza del hooker. Si
usted lo hace, le cobran “forward pass”. Digamos que la pelota es la que rige
la acción de los 30 jugadores, ya que los jugadores no están autorizados a
pasar la línea de la misma (de la misma pelota, pues se juega con solo una). Si
uno lo hace, le cobran offside (salvo que se quede quietito, como diciendo
“mala mía” o se esfuerce por quedar “onside”). Tampoco puede usted perder el
control del balón y que éste caiga hacia adelante, sin que el árbitro le cobre
a uno “knock on”. “Fue knock on, cuervo” es uno de los gritos más comunes en
nuestras canchas.
Las modalidades de anotación son:
-
Try.
Consiste en tomar la pelota, correr como un condenado, y apoyarla detrás de la
línea de fondo (denominada “in-goal”, y no “goal line” como se llama la de
fútbol según Javier Máximo Goñi), en un área dispuesta a tales efectos. Se le
denomina así (try: intento) debido a que un jugador uruguayo de apellido
compuesto, allá por 1895, dijo algo así como “it’s imposible to score a goal,
but I’ll try”. Quien convierte un try, suma 5 puntos (atento Pelusso).
-
Penal.
Si te cobran penal y estás lo suficientemente cerca del arco (que tiene forma
de “H” y es más corto que el de fútbol, pero con el travesaño más alto), podés
tirar directo al arco. Para eso, entra un botija con un cosito de plástico
sobre el que apoyás la pelota (en países más pobres, ingresan con un poquito de
arena) para que quede enhiesta. Y ahí le das. Por una extraña razón los
pateadores realizan un complejo ritual previo a la ejecución (ponen ambas manos
hacia adelante como pidiendo limosna, miran a los postes, a la pelota, de nuevo
a los postes, etc.) que si bien es lindo de ver, no deja de ser un gesto
tribunero (mirá si Obdulio iba a estar haciendo semejantes payasadas antes de
tirar un tiro libre). Si el jugador tiene la fortuna de hacer pasar el balón
por encima del travesaño y por el medio de los postes (es decir, por el
cuadrado superior de la “H”) su equipo suma 3 puntos.
-
Conversión.
Si un equipo tiene la suerte de anotar un try, podrá ejecutar un tiro extra
desde una posición que se ubica sobre la perpendicular a la línea de fondo a la
altura del lugar en el que fue apoyada la ovalada. El pateador puede elegir la
distancia: un Recoba elegirá distancias largas mientras que un Abreu optaría
por “picarla” de cerca. Si la conversión es exitosa, el equipo suma 2 unidades.
-
Drop.
Es sin dudas la anotación más linda de ver. Consiste básicamente en pegarle de
sobrepique, y tirarla más o menos como la tiró Ruben Sosa contra España en el 90.
Si lo hace, suma 3 puntos más.
Curiosidades
Los estatutos de la Unión de Rugby del Uruguay impiden la
presencia de equipos de Peñarol y Nacional, lo que explicaría la casi total
inexistencia de incidentes.
En nuestro país se suele hablar de “rugbier” para denominar
a aquel que practica el deporte en cuestión, aunque en inglés se usa el término “rugby
player”.
Dado que Brasil nunca se interesó en el rugby, pues es un
deporte en el que resulta imposible pizarrear y meter caños, nuestra selección
es la segunda más laureada del continente sudamericano, lo que en la práctica
se resume así: nunca le ganó oficialmente a los Pumas (0-46), una vez salió
campeón sudamericano (la vez que los Pumas no participaron) y salió subcampeón
casi todas las demás veces. ¡Uruguay nomá!
La mejor campaña celeste en un Mundial fue la de 1999: le
ganó a España y perdió con Sudáfrica y Escocia, con 42 puntos a favor y 97 en
contra. Cuatro años más tarde también ganó un partido (a Georgia), pero nos
metieron 255 puntos, 111 en el partido contra Inglaterra en el que el hoy
entrenador Lemoine anotó un try que dejó bien calentitos a los británicos.
7 comentarios:
Clarito
¿Qué pasó esta semana con el Compacto Alternativo de Lubo Adusto en Contragolpe?
¿Ya le rescindieron el contrato?
Como estuve ciego tantos anos y ahora por primera vez puedo comprender porque los gordos del british stella Artois e indamais se empujan y chocan cual si fueran los autitos del parque Rodo
El compacto de Adusto quizás salga mañana. Quizás.
Me gustó la nota, apendi un poco. De todos modos me aburre ver rugby.
Gracias, Carles. Creo que el rugby bien jugado es lindo de ver. Pero ver un Rentistas - Progreso debe ser bravo.
La nota una delicia. El rugby me sigue sin conmover en lo más mínimo. Estoy con Carles en esta*
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