Cuando nadie creía en ustedes, le dimos para adelante

Si lo pedís bien...

Lo adelantamos en exclusiva en esta misma columna hace sólo siete días: somos número puesto para el Mundial. Andamos volando; Putin: allá vamos..., Luisito: la próxima cagada que te mandés y no te citamos más; Gargano: metete los comentarios en el ojete; Toto, agarrame la toronja. Vamos Celso, todavía, ese cargo de técnico principal está a la vuelta de la esquina, esperá un par de añitos nomás.



Que yo sepa, en la primera fecha de estas Eliminatorias, se dio un hecho inédito: marcharon al mismo tiempo Argentina y Brasil. Y además, como todo el mundo sabe, le ganamos por primera vez en la puta vida a Bolivia allá en los 3000 y pico de altura. Ahora, el mes que viene vamos a los 2800 de Quito, que parece que es llano nomás, porque andamos agrandados.

Más allá de resultados, lo importante es que Uruguay jugó bien, estuvo en los 180 minutos iniciales de este largo torneo bien armadito, con todos los jugadores sabiendo qué hacer y un par de delanteros suplentes (ya que teníamos suspendidos a nuestros dos salteños estrellas) que hicieron bien el papel de estar a la pesca de las pocas oportunidades que podíamos tener. Con las ausencias dichas -más la de un fundamental como Egidio- mejor no podíamos jugar.

Mérito para O.W.: gente como Corujo, Lodeiro y el infaltable "Tata" rindió y mucho. En el segundo partido, una Colombia con la ausencia transitoria de James (gracias a Dios y a la Santísima Virgen) y definitiva de Falcao García, que desde que le quebraron la rodilla es una sombra de sí mismo, no jugó a nada. Si anduvieron en un mal día, los afectó la hondonada del Parque Batlle o nuestra primavera esquimal o si los desconcertó el planteo dominante de un equipo celeste mucho mejor parado que de costumbre, queda para la polémica. El 3 a 0 fue exagerado, pero les ganamos bien y no nos olvidemos que no estamos acostumbrados a ganar fácilmente.

El mes que viene nos toca Ecuador y la pilladita Chile, vuelve Cavani (con calzoncillo de lata) y nos creeremos nuevamente que Nasazzi, Obdulio, que tenemos cuatro mundiales y que un Nacional contra Wanderers es el partido más apasionante que concebirse pueda. Entonces perderemos, nos acercaremos peligrosamente a ese quinto puesto que nunca debimos dejar y todos van a volver a pedir a Carrasco, a Julio Ribas o a cualquiera que traiga jugadores con hambre. 

Este jueves traemos otra chica de la que mejor ver las fotos de antes. Todo el mundo conoce al grupejo ABBA, adalid de un pop palometa, crasamente (o grasamente) comercial, de dos acordes y unas letras que ni Thalia a los diez años. Pero uno no viene acá a criticar canciones sino a mostrar minas. De las dos suecas, la rubia era una muñequita de aquellas. Agnetha Fältskog se llama (qué lindo tener una novia Agnetha, cuyo nombre da  para varias rimas guarangas) y supongo que debe de haber contribuído bastante al éxito del conjunto, más allá de cómo cantaba.

En la época de "Chiquitita... otra vez vas a bailar y serás feliz, como flores que florecen..." estuve a punto de ingresar al rock satánico, al canto gregoriano o a ambos. La puta que te parió, sueco que escribiste esas pavadas que ni Julio Iglesias, mirá.    

Al final, el partido de visitante se vio. Apareció la guita y el Paco (y Banchero) se aguanta un tiempo más. Pero el empresario de origen brasilero pasó por los juzgados de la patria a denunciar que Full Play (u otra similar, a esta altura estoy bastante perdido) se habría hecho ilícitamente con los muy redituables derechos de televisación de las Eliminatorias, a pesar de que él había hecho una oferta mucho mejor.

La denuncia que habría surgido desde Divina Comedia (pobre Dante, si supiera) puntualiza que sus adversarios muy probablemente irrumpieron en una asamblea de la Comebolas, medio de pesado y le recordaron uno a uno a los distintos dirigentujes continentales los favores que le estaban debiendo a Full, a Traffic y similares y éstos, dándole la razón, habrían firmado por lo que fuera que quisieran pagar. Por suerte, en nuestro país no pasan estas cosas. 

La mala noticia: vuelve el campeonato uruguayo. Qué vamos a hacer, no somos nada.

Terminó la participación de los Teros en el Mundial de Rugby de Inglaterra y Gales. Cuando vi el fixture me quise cortar en rodajas mi órgano más pituco: además de los dos locales (ambas selecciones de primer nivel), teníamos que enfrentar a Australia nada menos y un cuadro de mediano nivel, inalcanzable para la gente de Carrasco y Punta Gorda: Fiji.

No tengo empacho en reconocer que pronostiqué que ibamos a marchar por 200 en todos y cada uno de los partidos. Sin embargo, y luego de ver muchísimo menos de lo que quisiera de este campeonato, hay que decir que la selección nuestra dio todo lo que podía dar y se fue haciendo un digno papel, inesperado para quien esto escribe. Sin poder disimular sus grandes limitaciones -era la cenicienta del Mundial y tuvo la yeta de que no le tocó ningún rival al que le pudiera ganar- la peleó emocionando a los comentaristas argentinos del cable.

A destacar en el último partido con Inglaterra: 1- la adhesión de la parcialidad local que llenó el estadio pese a que habían decepcionado claramente al quedar eliminados en primera ronda (qué fixture les tocó, se durmieron los delegados) y se enfrentaban a un rival poco taquillero (o sea, nosotros) y 2- la peseteada que le pegó un petiso barbudo nuestro a un inglés que medía 40 centímetros más. Obdulio, quedate tranquilo.