viernes, 16 de octubre de 2015

Historia de boliche n° 4


En estas últimas semanas estuve realizando zaping por la televisión abierta uruguaya y me encontré con varias cosas: 1. El rostro y la palabra de Luis “pompito” Lacalle en Santo y Seña y 2. El programa Orígenes sobre Batlle y Ordoñez. Toda esta conjunción de elementos me llevó a preguntarme muchísimas cosas (arriesgue usted), pero muchas de ellas, me llevaban a un mismo lugar: Aparicio Saravia. Por ello la columna de hoy esta dedicada a realizar un repaso de como ha sido vista por la historiografía la figura del caudillo, al estilo TPLMP.
El Propio Aparicio

Ocurrida su muerte en 1904 por las heridas recibidas después de un encuentro casual con el ejército gubernamental a la salida de una pulpería en Masoller, (intuimos que previamente se tomó unos caliburatos para templar el semblante), la historiografía ha dicho poco y nada de él hasta aproximadamente los años 70. Los trabajos previos a esta década eran de corte biográfico o vivencial, como son los casos entre otros de: Nepumoceno Saravia, José Monegal, o Luis Ponce de León (¿será algo del de canal 12?, ¿Qué será de la vida de Nacho Kliche?, ¿es su madre Silvia la de la propaganda de una prestadora de salud? si sabe algo nos lo puede comunicar).

En general, no es habitual el tratamiento historiográfico de la figura de Aparicio, ya que se lo menciona como un agente más de las convulsiones que le toco protagonizar, pero es muy difícil encontrarlo como un elemento central, (así como lo es Fede Buysan en el hit del verano "Me Gusta Fede Buysan"), pero en este sentido, pueden mencionarse dos libros que hacen hincapié en la figura de Saravia y las revoluciones que los tuvieron como protagonista.

El primero de ellos es el tomo IV de “Historia Rural del Uruguay Moderno” de José Pedro Barran y Benjamín Nahúm que explica las revoluciones de 1897 y 1904 desde un punto de vista más estructural. En este sentido ellos apuntan que el proceso de modernización1 que iba a traer consigo entre otras cosas el Alambrado, promovió una mayor rentabilidad de la ganadería, pero como contrapartida, marginaba a importantes núcleos de la población rural de esa riqueza que se estaba generando. Es así que según los autores, Saravía únicamente le dio un encuadre político a una situación que marcaba una crisis de la sociedad rural. Por ello, Barran y Nahúm afirman que “si bien el “pobrerío” fue el protagonista de las revoluciones del 900, esto no significa decir que las revoluciones tuvieran objetivos sociales”.

La otra perspectiva la aporta un canadiense, sí, un canadiense y no es Cavallini (aquí preguntarle a El Maxi), es John Charles Chasteen y en su libro “Héroes a Caballo” articula capítulos estrictamente biográficos, con elementos estructurales. Es un libro sumamente interesante ya que hace un abordaje histórico político y económico, pero también antropológico. Esta visión, nos muestra como Aparicio era un vecino poco destacado y sus hermanos Gumercindo y Chiquito eran los más importantes, y como la actuación política de Aparicio antes de 1896 es casi inexistente. A su vez antes de 1893 se trataba de un desconocido y no había en él, ninguna predestinación al liderazgo o aureola mística, como si la tiene Carles cada vez que se juega una penca del Carignio.

En síntesis, a la luz de nuevos estudios históricos, podemos aventurar que Saravia se encontró con una masa (no de Avanti) pronta para movilizarse, pero que no era capaz de encontrar un jefe para ponerlo a su frente, y como la flia Saravia había tenido una destacada participación en las revoluciones de Rio Grande del Sur, la figura de Aparicio, después de las revoluciones riograndenses, apareció como viable. A esto hay que sumarle también que la construcción de la “memoria saravista” supone olvidos importantes, como los intentos de asesinato que sufrió, o la intención del Partido Nacional de reposicionar su figura según sus interes presentes, ya que la aparición o desaparición de los biógrafos del caudillo, se corresponden con momentos críticos de la vida del partido.

1Proceso que caracterizó a los países de América Latina entre los años 1870 – 1930 y que se basó en el desarrollo del modelo agroexportador.

8 comentarios:

Alvaro Fagalde dijo...

Me quedé con ganas de más.

(hablo de la historia de Aparicio, Aparicio, te estoy nombrando)

Enanobufon dijo...

Ya lo estamos guardando en el buzón de sugerencias para una próxima entrega...

Facundo dijo...

En mi temprena adolescencia leí un par de libros pro Aparicio de esos que te dan ganas de agarrar una lanza y arrancar pa las cuchillas ensartando al primero que se meta. Hasta incluso te daban ganas de votar a los blancos. Eso se me pasó un tiempito después, cuando me di cuenta de la forma de pensar de los que vivan a Aparicio hoy en día, y de que hace rato salimos del siglo XIX. Después leí otros libros y a descubrir que la historia tiene sus diferentes versiones.

A partir de ahí mi inquietud ha sido la siguiente. Cuántas personas habrá, que por inocencia, por falta de espíritu crítico, o por considerar a los libros de historia como una ciencia aséptica de intereses políticos o posturas ideológicas, se dejan embaucar por el primer verso que se les cruce.

El Maxi dijo...

Hablar de Barrán y Nahum (será algo de Ana?) es hablar de historia nacional. Estaría bueno un "El origen" de Aparicio Saravia. No creo que haya sido solo un desestabilizador democrático.

Y si, la que "nunca tiene tiempo" es la propia Silvia

Alvaro Fagalde dijo...

Por no decir qué carajo tendran del pensamiento wilsonista los Gallinal, Larrañaga y Gandini, por ejemplo

Enanobufon dijo...

Facu: Lo que afirmas es tal cual... Siempre antes de acercarte a un autor hay que ver el repertorio de fuentes con las que se maneja y un poco su trayectoria para ver por donde va su línea... Esto me recuerda a un historiador Tano que decía "Toda historia es historia presente"... ya que esto último es determinante para la elección del tema y el encare que se le da al mismo...

Enanobufon dijo...

ElMaxi: Hablar de Barran y Nahúm, como bien afirmas, es hablar de historia nacional, fueron los primeros en encarar un estudio sistemático de la realidad económica y social del S XIX y del Batllismo, como nunca antes se había hecho... Marcaron un mojón fundamental en la construcción histórica de este país... Ana Nahúm era la única hija del historiador Benjamín Nahúm, y cuando Ana se casó con el hijo de Never Araujo la anécdota cuenta que Benjamín le dijo con su claridad meridiana "Esto es lo peor que me hiciste en la vida"...
Coincidimos también en que Saravia no era un desestabilizador democrático, porque la democracia como la entendemos hoy en día no existía... Era un gran fraude y ya se sabía de antemano quién iba a ganar, por eso su bandera era la coparticipación y transparencia en las elecciones... Por eso se pedían jefaturas departamentales para compartir una parte de ese poder...

Enanobufon dijo...

Faga, me da la sensación de que esos muñecos no duraban un día al lado de Wilson