sábado, 17 de octubre de 2015

Nada mal para empezar

Riquelme. Sin él.
Uruguay derrotó 2 a 0 a Bolivia de visitante y quebró la costumbre de perder o empatar a tres mil y pico de metros de altura. Lejos estuvo la celeste de meterse atrás y prenderle velas a una buena gestión del arquero como único argumento. La del jueves fue no solo la única victoria oriental en La Paz: fue uno de los triunfos de visitante más cómodos de toda la historia.

Publicado en Brecha el 9-10-15

Si hace un tiempo nos hubieran dicho “Uruguay algún día ganará un partido en la altura”, nos hubiéramos imaginado otro trámite. Pelotas en el palo, vuelos de Muslera de un lado a otro, y acaso un gol de casualidad, a la salida de un córner o tras un fallo del arquero.

Sin embargo, y pese a que no habían pasado 4 minutos de juego cuando los bolivianos ya habían sacado tres remates desde afuera del área de esos que si van al arco, entran,  la celeste sufrió menos de lo habitual.

Sin embargo, resultó claro que en la altura, la pelota se mueve más rápido que en el llano. Encima la cancha estaba linda y rápida (Rosario Martínez nunca la elegiría para recibir a Nacional), por lo que la amenaza para Muslera era constante.


Pero Fernando respondió cuando fue convocado a la acción. En la otra punta, y pese al descrédito inicial, Abel Hernández pareció influir más de lo acostumbrado en sus dos primeras participaciones, que incluyeron una volea de primera que forzó una buena atajada del arquero Vaca. “Fue mi mejor partido oficial con la selección” manifestó Abel, por lo que dos “casi goles” ante Bolivia cotizan más que cuatro goles ante Tahití.

“Hubiera sido suicida esperarlos atrás” diría Tabárez una vez terminado el encuentro. Por eso el primer gol celeste no sorprendió: gran cabezazo de Abel tras centro de Sánchez, parecía que se metía, tanto que cuando el arquero la sacó el ariete celeste se desentendió de la jugada, lamentándose. Pero Cáceres no se desentendió: fue y definió con prestancia. Un festejo frío tanto de Cáceres como de sus compañeros fue suficiente para recordarnos de que quedaba mucho partido por delante.

Naturalmente, Bolivia salió a buscar el empate, fundamentalmente a partir de remates de distancia cuya precisión iría descendiendo con el devenir del partido. Inmediatamente se produjo acaso la única jugada de esas en que uno piensa “esto solo pasa en la altura”: un tal Yasmani Duk (centrodelantero de All Boys) encaró a Godín, lo cuerpeó y le ganó con claridad. Godín, nuestro gran capitán, acaso el mejor zaguero de la historia moderna de nuestro fútbol, acostumbrado además a marcar a Cristiano Ronaldo y Messi y no salir mal parado, perdió el duelo ante algo así como el Aldo Díaz boliviano. Lo dicho: solo en la altura puede pasar algo así. El remate de Yasmani, para peor, superó a Muslera pero se estrelló en el travesaño.

Corrían apenas 14 minutos y no lo sabíamos, pero ya había pasado lo peor. Poco después, Uruguay consiguió volver a situar la acción en el área rival, tanto que tras un centro al área pareció haber penal sobre Cáceres. Pero se nota que Full Play, molesta con Tenfield, no habilitó los replays de jugadas dudosas. Y quizás estemos condenado eternamente a cuestionarnos si fue o no.

El primer tiempo pasó con un par de buenas atajadas de Muslera, casi simultáneas (una a la derecha, otra a la izquierda), y la lesión de Cebolla que le abrió espacio a Mayada. Para el complemento nos esperábamos el clásico escenario: Bolivia con todo sobre el arco uruguayo, los primeros ahogos de los nuestros, acaso algún fallo arbitral controversial que favoreciera a la militarizada selección de Baldivieso.

Pero nada de eso ocurrió. “Vine acá 25 veces y es el mejor partido jugado por un equipo uruguayo en La Paz” manifestó el relator Alberto Kesman, que destacó la actuación individual de Muslera y Josema. Mientras, Scelza destacaba a Stuani. Piñeyrúa se quedaba con Sánchez. Cuando ganás un partido y no hay acuerdo respecto a la elección de la figura, la figura es el equipo.

El “sofocón” se apaciguó rápidamente, tras un cabezazo que pasó cerca y un centro que cruzó toda el área sin encontrar destinatario, y creó una “sensación térmica” de peligro, por utilizar terminología del ministro Bonomi. El fútbol de Sánchez, sensiblemente confiado tras ser candidato a Balón de Oro de la malograda FIFA, cobró protagonismo, generó infracciones, hizo prácticamente todo bien.
Uruguay recién vio su primera amarilla a los 20 minutos del segundo tiempo (faucito de Corujo). Lejos quedaron aquellas patadas “para marcar la cancha” como la que le costó la roja directa a Omar Pouso allá por 2004. Cuatro minutos después, otro gran centro de Sánchez y primero y único error del arquero Vaca: salida en falso y gol de Godín. Y segundos después el partido terminó, 20 minutos antes de los 90, con la expulsión de Torrico, bien decretada tras violenta plancha colocada sobre Josema. Bolivia cerró el partido convertido en un flipper, sucesión de remates de distancia cada vez menos precisos y más frustrantes.

Para Bolivia el futuro parece complicado, incluso más de lo acostumbrado: parece claro que apelando a una presunta mística, con un discurso duro y tratando a los futbolistas como soldados (aun cuando ganen más dinero que un Ni-Ni), la historia difícilmente terminará bien. A la altura hay que ayudarla.
Para nosotros, será tiempo de pensar en el partido del martes ante Colombia, de escuchar a quienes dirán que le ganamos a la peor Bolivia de la historia, de lamentar la ausencia de Suárez y Cavani y de soñar con ganar –por primera vez en la vida– los 6 primeros puntos de una Eliminatoria larga.
Nada mal para empezar.



4 comentarios:

El Maxi dijo...

Llámenme loco, pero para mi le ganamos bien a Colombia

German Schnyder dijo...

Soy yo o antes era gratis leer tus columnas en Brecha ? En fin, estaba esperando por poder leer esta con ansias...

Alvaro Fagalde dijo...

Para mi le ganamos bien.

Andrés Reyes dijo...

Hubo una decisión que aceptamos pero no compartimos de no liberar las columnas en la web de Brecha.