Riquelme. Sin él. |
Uruguay derrotó 2 a 0 a Bolivia de visitante y
quebró la costumbre de perder o empatar a tres mil y pico de metros de altura. Lejos
estuvo la celeste de meterse atrás y prenderle velas a una buena gestión del
arquero como único argumento. La del jueves fue no solo la única victoria
oriental en La Paz: fue uno de los triunfos de visitante más cómodos de toda la
historia.
Publicado en Brecha el 9-10-15
Si hace un
tiempo nos hubieran dicho “Uruguay algún día ganará un partido en la altura”,
nos hubiéramos imaginado otro trámite. Pelotas en el palo, vuelos de Muslera de
un lado a otro, y acaso un gol de casualidad, a la salida de un córner o tras
un fallo del arquero.
Sin
embargo, y pese a que no habían pasado 4 minutos de juego cuando los bolivianos
ya habían sacado tres remates desde afuera del área de esos que si van al arco,
entran, la celeste sufrió menos de lo
habitual.
Sin
embargo, resultó claro que en la altura, la pelota se mueve más rápido que en
el llano. Encima la cancha estaba linda y rápida (Rosario Martínez nunca la elegiría
para recibir a Nacional), por lo que la amenaza para Muslera era constante.
Pero
Fernando respondió cuando fue convocado a la acción. En la otra punta, y pese
al descrédito inicial, Abel Hernández pareció influir más de lo acostumbrado en
sus dos primeras participaciones, que incluyeron una volea de primera que forzó
una buena atajada del arquero Vaca. “Fue mi mejor partido oficial con la
selección” manifestó Abel, por lo que dos “casi goles” ante Bolivia cotizan más
que cuatro goles ante Tahití.
“Hubiera
sido suicida esperarlos atrás” diría Tabárez una vez terminado el encuentro.
Por eso el primer gol celeste no sorprendió: gran cabezazo de Abel tras centro
de Sánchez, parecía que se metía, tanto que cuando el arquero la sacó el ariete
celeste se desentendió de la jugada, lamentándose. Pero Cáceres no se
desentendió: fue y definió con prestancia. Un festejo frío tanto de Cáceres
como de sus compañeros fue suficiente para recordarnos de que quedaba mucho
partido por delante.
Naturalmente,
Bolivia salió a buscar el empate, fundamentalmente a partir de remates de
distancia cuya precisión iría descendiendo con el devenir del partido. Inmediatamente
se produjo acaso la única jugada de esas en que uno piensa “esto solo pasa en
la altura”: un tal Yasmani Duk (centrodelantero de All Boys) encaró a Godín, lo
cuerpeó y le ganó con claridad. Godín, nuestro gran capitán, acaso el mejor
zaguero de la historia moderna de nuestro fútbol, acostumbrado además a marcar
a Cristiano Ronaldo y Messi y no salir mal parado, perdió el duelo ante algo
así como el Aldo Díaz boliviano. Lo dicho: solo en la altura puede pasar algo
así. El remate de Yasmani, para peor, superó a Muslera pero se estrelló en el
travesaño.
Corrían
apenas 14 minutos y no lo sabíamos, pero ya había pasado lo peor. Poco después,
Uruguay consiguió volver a situar la acción en el área rival, tanto que tras un
centro al área pareció haber penal sobre Cáceres. Pero se nota que Full Play,
molesta con Tenfield, no habilitó los replays de jugadas dudosas. Y quizás
estemos condenado eternamente a cuestionarnos si fue o no.
El primer
tiempo pasó con un par de buenas atajadas de Muslera, casi simultáneas (una a
la derecha, otra a la izquierda), y la lesión de Cebolla que le abrió espacio a
Mayada. Para el complemento nos esperábamos el clásico escenario: Bolivia con
todo sobre el arco uruguayo, los primeros ahogos de los nuestros, acaso algún
fallo arbitral controversial que favoreciera a la militarizada selección de Baldivieso.
Pero nada
de eso ocurrió. “Vine acá 25 veces y es el mejor partido jugado por un equipo
uruguayo en La Paz” manifestó el relator Alberto Kesman, que destacó la
actuación individual de Muslera y Josema. Mientras, Scelza destacaba a Stuani.
Piñeyrúa se quedaba con Sánchez. Cuando ganás un partido y no hay acuerdo
respecto a la elección de la figura, la figura es el equipo.
El
“sofocón” se apaciguó rápidamente, tras un cabezazo que pasó cerca y un centro
que cruzó toda el área sin encontrar destinatario, y creó una “sensación
térmica” de peligro, por utilizar terminología del ministro Bonomi. El fútbol
de Sánchez, sensiblemente confiado tras ser candidato a Balón de Oro de la
malograda FIFA, cobró protagonismo, generó infracciones, hizo prácticamente
todo bien.
Uruguay
recién vio su primera amarilla a los 20 minutos del segundo tiempo (faucito de
Corujo). Lejos quedaron aquellas patadas “para marcar la cancha” como la que le
costó la roja directa a Omar Pouso allá por 2004. Cuatro minutos después, otro
gran centro de Sánchez y primero y único error del arquero Vaca: salida en
falso y gol de Godín. Y segundos después el partido terminó, 20 minutos antes
de los 90, con la expulsión de Torrico, bien decretada tras violenta plancha
colocada sobre Josema. Bolivia cerró el partido convertido en un flipper,
sucesión de remates de distancia cada vez menos precisos y más frustrantes.
Para
Bolivia el futuro parece complicado, incluso más de lo acostumbrado: parece
claro que apelando a una presunta mística, con un discurso duro y tratando a
los futbolistas como soldados (aun cuando ganen más dinero que un Ni-Ni), la
historia difícilmente terminará bien. A la altura hay que ayudarla.
Para
nosotros, será tiempo de pensar en el partido del martes ante Colombia, de escuchar
a quienes dirán que le ganamos a la peor Bolivia de la historia, de lamentar la
ausencia de Suárez y Cavani y de soñar con ganar –por primera vez en la vida–
los 6 primeros puntos de una Eliminatoria larga.
Nada mal
para empezar.
4 comentarios:
Llámenme loco, pero para mi le ganamos bien a Colombia
Soy yo o antes era gratis leer tus columnas en Brecha ? En fin, estaba esperando por poder leer esta con ansias...
Para mi le ganamos bien.
Hubo una decisión que aceptamos pero no compartimos de no liberar las columnas en la web de Brecha.
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