Up Boliche

Una imagen vale más que mil palabras.

Tras el éxito de la primera columna obtenido con el siempre benevolente Norte (un saludo para la muchacha del comentario extenso), volvemos a la carga con el boliche de moda: Up.

Más allá de la foto en cuestión, y siempre sin querer despreciar las distintas subculturas, ya sea de colección de pulseras fluorescentes, o de camisas desprendidas hasta el más allá, Up se enmarca dentro de lo que podríamos definir como la primera divisional de la noche uruguaya. Es que al igual que en el fútbol, en los locales nocturnos se pueden apreciar claramente varios factores, que es cierto, no acercan, pero sí muestran quién intenta asemejarse a la movida del viejo continente. Además de nuestra vedette de hoy, otros integrantes de este selecto grupo serían Lotus, Cimarrón, El Club.

Bueno, hablando de El Club les voy a contar una historia interesante. Hace algunos años atrás, existía una discoteca más grande de lo que cualquiera podría imaginarse, llamada W Lounge. Era como un barrio privado, uno entraba ahí adentro, y si no era un habitué, precisaba asistencia para poder moverse entre las diferentes pistas. Ni hablar de salir, aquello era como escapar de los anillos del infierno sin la ayuda de Cerbero. Imagínense entonces en aquella época pre celulares, quedar con una chica para verse en W. No señor, ahí había que vivir de la caza y de la pesca.

Bueno, pero a qué viene esto? Resulta que Josecho Sasón, dueño y principal referente de W, tuvo la genial idea de subdividir aquella mega estructura en dos locales distintos: Up y Down. El primero ha sobrevivido hasta nuestros días, y ya pasaremos a hablarles de él, pero qué pasó con Down? Seguía siendo demasiado grande, así que lo partieron no sólo física sino también temporalmente, de lo que surgió El Rancho, El Club y alguna otra cosa, incluyendo W propiamente dicho.

Afortunadamente, Up heredó poca cosa del extinto W. De hecho es para mayores de 21 años (o algo así), y se caracteriza por un buen nivel de gente. ¿Qué queremos decir con esto? Bueno, no estamos hablando de la calidad humana de las personas, ni de sus estudios terciarios. Ni siquiera del nivel socioeconómico. Básicamente, las minas que van están buenas. Eso quiere decir gente de buen nivel. También, yéndonos un poco a los extremos, no anda gente armada, ni abundan las riñas que puedan hacer peligrar la salud del asistente.

Algo a resaltar, sí, es el notorio contraste entre lo que se aprecia en la noche y la realidad. Sí, ya sé, en todos los boliches pasa eso, pero éste tiene algo especial. No sabemos si es la bebida, la iluminación, el entorno, la decoración, pero por algún motivo durante la noche parece estar lleno de modelos, y al ver las fotos en facebook al día después, abundan los bacacuís. Quizás sea simplemente el hecho de que las modelos no se dejan fotografiar.

En cuanto al resto de los aspectos, bastante bien. Los porteros son bastante basura como de costumbre y las barwomen bastante tetonas. Un párrafo aparte para Majo Fabre, conocida por todo montevideano que salió alguna vez en su vida, ya que debe estar en esto de las barras desde el año 93 (te queremos majo, y sabemos que tenés 20 años).

La sala VIP juega su rol como en todos lados. Y si bien no tiene nada de peculiar, es interesante ver cómo la gente disfruta apartándose por unas horas del pueblo que está en la pista, y mirándolo a través del cordoncito rojo. Se hace interesante allí ver la mezcla de futbolistas con mujeres de otras profesiones. Peralta, Charly Good, Viudez, Muslera, Cáceres, son sanos habitués de la zona up de Up.

No crea usted que por todo lo antedicho va a ir y no va a levantar nada, no se desanime. Deberá quizás esforzarse quizás un poco más, armarse de un poco de confianza, sacar un mail, pactar un próximo encuentro e ir a la segunda pelota. En Up, como en el Norte, como en la vida misma, el juego sigue siendo el mismo.