Nacional le ganó a Danubio así (parte 1)

Dos integrantes de TPLMP (en mayor o menor medida) en una foto que transmite mucha gaydad.

Precioso el cardigan lila de Arruabarrena. Para mí que intentó generar violencia poniéndose una ropa cuasi violeta.

El ex entrenador tricolor Luis González (devenido en playboy de cantina) dialoga con Guillermo Ramis, mientras Zitarrosa y el Negro Jefe completan la escena.

Así como está "la de Dios", está "la de Alfano", perfectamente ejecutada por el arquero golpeador.

Esperando ser convocado por Kent Brockman.

Mientras Jadson se reencuentra con su hermano del corazón, Canobbio le saca la lengua a Arismendi. No en vano despreció la posibilidad de jugar en Nacional. Lamentablmente, en Peñarol no tenían lugar para él. Es que el puesto de talentoso fiolo y lagunero lo tenía asegurado Grossmüller, hoy en la Tercera División mirasol.

Nuestro buen amigo Sinca y su nuevo emprendimiento. Entre tanto, el fotógrafo de El Observador manosea a una colega. ¡Si le tocás el hombro te tenés que casar según el Opus, guambia!

Continúan las muestras de cariño, incluso luego de terminado el saludo de rigor. Alonso y Canobbio se huelen el cuello, mientras Jadson se relame. Hasta que...

... cede a sus impulsos y le encaja un chupón a Jopito. Un juvenil danubiano (cuyo nombre ignoro) espera turno.

Arranca el partido y un rejuvenecido Pato Sosa muestra que su técnica está intacta. Está unos 14 quilos por debajo del peso que ostentó durante su pasaje por Racing, y no pegó ni una sola patada. ¿Qué nos está pasando como sociedad?

La parcialidad franjeada exhibe el milenario trapo, que ha adquirido una tonalidad ocre que le queda preciosa. Los infantojuveniles que la sostienen no eran ni nacidos cuando fue estrenada, durante el gobierno del Doctor Lacalle.

Como Nacional atacaba más bien poco, el goalkeeper Castillo tuvo tiempo para practicar sus dotes de mimo: aquí lo vemos tomando de su botella imaginaria.

Tres cosas para destacar: la primera, mano de Romero, el árbitro -que estaba bien ubicado- debió haber sancionado penal; la segunda: por menos sancionaron al griego ese que festejó el gol levantando la manito, señor Siegler; la tercera: ¿acaso había visto usted un alcanzapelotas tan fiolo?

Castillo decide generar violencia, colocándose unos botines negro con suela y bordecito amarillos.

Pensábamos que lo habíamos visto todo en una cancha de fútbol, hasta que vimos cómo el Jadson cagaba un balón con medidas oficiales, aprobado por la FIFA.

Hasta que en determinado momento sucede lo tan temido. Luna que va al suelo, y es inmediatamente sodomizado por un rival. Siegler grita "bueno, bueno, aflojá que lo vas a dañar al pobre chiquilín". Jadson y Jopito contemplan la escena sin saber si serán bien vistas sus respectivas participaciones. Tras lo cual...

... Luna se marcha con el dolor pintado en el cuerpo. Alonso se ríe: "allá en España jamás se vio algo igual, lo han desflorado al chaval". En tanto el técnico Blanco manifestó: "una pena que Alonso falló el penalty".

Desde la tribuna alguien gritó: "dame una ele". Y el Hueso no pudo resistir la tentación. ¡Casi le cuesta un gol danubiano!

 

¿Ve cómo el escudo de la camiseta y el del short son diferentes? ¿Ve cómo estamos al pedo?

Sinquita no pierde detalle de cómo Castillo emula a Daniel San y la famosa grulla del malogrado Señor Miyagi, que desde hace algún tiempo tira patadas voladoras en el cielo.

La famosa "tribuna de la palmera" debe su nombre, curiosamente, a una palmera. Con ese criterio, la Amstedam debiera llamarse "la tribuna del olor a porro y orines".

 

Siegler fue hasta el banco tricolor a justificar el viático, y aquí se retira con la satisfacción del deber cumplido. Un hincha tricolor lo putea con razón.

 

Mucho se ha dicho respecto a la escasa prodigación defensiva del juvenil Bueno. Pero esto quizás sea demasiado.

Termina el primer tiempo y "Piernas Locas" Cortés le mete la pesuca a Luna. "Esto es el Nacional de Montevideo, chico" le dice al ex Violeta que se hizo echar en aquella final del Sudamericano Sub 20 en la que aprendimos a odiar a Neymar.