Ahora así: Boca - Nacional en fotos

Un grupo de turistas, entre quienes destaca Víctor Haroldo Púa, ingresa al campo minutos antes del match. Triste.

Ídolos bosteros de ayer, de hoy y de siempre: Diego Maradona, Carlitos Tévez, Carlitos Bianchi, uno de los Barros Schelloto (no estamos seguros cuál), alguien que no sabemos si es Riquelme o el Goyco, y el Tony Pacheco, de recordado pasaje por el club de la Ribera.

Algunos de los parciales tricoparquenses que consiguieron ingresar antes del comienzo del match. La mayoría solo vio el segundo tiempo. Esto con Macri no pasaba. ¡Andate presidente de Boca, quienquiera que seas!

Ingresan los futbolistas albos y saludan a su público, ubicado a unos 300 metros del campo, a una distancia similar a la que separa al arco de la Colombes del Hospital de Clínicas. ¿Y acá se les va a dar una tribuna entera? Renuncie, Bicho, renuncie.

Si serán copiones los hermanos argentinos: un viejo pelotudo le robó la idea de las lucecitas a los Nazarenos.

 

Curiosa forma la de saludar a los rivales del capitán boquense: fellatio mediante.

Todo pronto para arrancar el partido. ¡No cabía ni un alfiler de gancho de esas que le ponen a los botijas menos favorecidos para agarrar la moña!

Amarilla también se suma al éxtasis gay. ¡A comerrrrlaaaa! Scotti no quiere ni ver.

Los futbolistas tricolores comienzan a caer como moscas. Aquí le toca al atleta de ébano de origen colombiano.

Ahora al juvenil elemento Romero. Orión se siente culpable porque le dijo a Ribair "seguí, seguí", pues el morocho amagó con tirar la pelota afuera para atender al colorado tricolor, que aquí parece estar medio drogado, mientras Amarilla de su oreja se saca cerilla. ¡Me salió un verso, Rafael Immerzo!

Según íntimas confesiones de Alex Saúl, Alonso es el segundo mejor jugador del fútbol uruguayo. ¿Quién es el primero? ¡Arriesgue y gane grandes premios! Aquí lo vemos definiendo de zurda, pero equivocando el arco.

El útil ya besó las mallas. Damonte irá a empujar la pelota hacia adentro, como hizo el Nando Morena tras el gol de Jair en Tokio. La bandera reza: "Esto es Boca". Pero Olé tituló "Esto no es Boca". ¿En qué quedamos? ¿Es o no es? ¿Eh, putitos?

El Cacho Blanco grita como un descosido. Sus jugadores se preguntan "¿quién demonios es el bigotudo canoso?"

"Buena cola tiene el negro", piensa el futbolista boquense no identificado.

Carlitos Bianchi, viejo zorro copero, le sopla la nuca al Pichón.

Todo Por La Misma Plata presente en la Bombonera, con la remera de la Misión Alacrán que ya resistió el tercer lavado, batiendo el récord de remeras impresas por Lost.

"Simplemente gracias" dice la bandera que un hincha de Nacional le dedicó a Juan Román, de flojo desempeño.

Rememorando el pasado filogermano del General Perón, la "12" emula el saludo facista buscando amedrentar a los morochitos orientales. Duele aceptar que hay más gente en ese sector del estadio que votantes el Partido Independiente.

A ver si nos entendemos: jugador de Boca de apellido Martínez con la 7 en la espalda hay uno solo, es medio terraja, es hincha de Goes, tiene rulos, y lo apodan Manteca. Que te quede claro, pebete.

El relator carolino Martín Rodríguez, junto al audaz profesor y sus auriculares de ocasión.

Una bandera robada de la PES 2013. Había otra que rezaba "chutad a puerta".

Uno de los 14 tiros libres que Riquelme ejecutó como el orto durante el match.

Simpáticos los muchachitos.

Ésta no fue gol de puro culo.

"Bien paragua, bien" le dice Riquelme al pito guaraní, que acababa de echar a Lembo debido a su estilo capilar.

"Mirá cómo te hago, como un gatito enojado.. grrrrrrrrrrr" dice Bava. ¡Qué curioso!

Lembo se retira custodiado por la Federal. No es por nada, Bonomi, pero estos escudos están mejores que los tuyos.

En el marco de la campaña "Boca Inclusivo", Bianchi dio ingreso a un futbolista sin manos. "Tomé la idea de la selección de Tabárez, me pareció fantástica y decidí imitarla", confesó el estratega argentino.

La nota triste de la jornada: falleció Alonso. Luego resucitará, pero ya no será el mismo.

¡Nacional nomá! Histórico triunfo, tras lo cual se cumple con el rito de la felación a Renato.

Los hinchas nacionalófilos festejan. Y claro, la verdad que para haber jugado con un técnico al que le tuvieron que contar que ahora el arquero no la puede agarrar con sus manos cuando se la pasa un compañero, no estuvo nada mal.

Nuestros hermanos argentinos siempre un paso adelante: primero el bolígrafo, luego el dulce de leche, posteriormente el tango, y ahora la botella de agua Villavicencio que le silbás, y viene volando. ¡Viva Perón!