viernes, 4 de septiembre de 2015

Los de afuera son de palo

Foto: darsenero.com.uy
Mientras la gente se cuestiona por qué Carrasco usa lentes de sol en plena noche invernal, espera más de Forlán y se esfuerza por pedirle a Tabárez que cite a Porras o a Romario Acuña, nos detuvimos a analizar el estado de los escenarios en los que se desarrolla el fútbol nuestro de cada fin de semana. Tanto aquel que merece bloques enteros de atención como el que se limita a un compacto de una centena de segundos donde no hay tiempo para repeticiones o análisis profundos.

Publicada en Brecha, 28-08-2015

Basta ver una edición del programa Pasión (VTV, domingos, 22 horas) para comprender que las canchas del fútbol uruguayo pasan por el mejor momento de su centenaria historia. Con excepción del Parque Nasazzi (construido, al parecer, en la única zona del Prado en la que el pasto crece de forma despareja), las otras 15 canchas del profesionalismo uruguayo se mueven entre la dignidad y la excelencia. Vamos camino a que el eterno “mal estado de nuestras canchas” ya no sirva para explicar el nivel no del todo excelso de algunos partidos.

Sin embargo, la situación cambia cuando levamos nuestra vista más allá de los límites del –ahora sí–  verde césped. Las tribunas de la mayoría de los estadios parecen no haber sido tocadas por el hombre o la mujer en las últimas 5 ó 6 décadas. No sería demasiado aventurado arriesgar que hombres como Osvaldo Roberto o Federico Omar Saroldi estaban vivos cuando se introdujo el último cambio estructural en los escenarios homónimos. Pero no hace falta ser un equipo “en desarrollo” para estar en falta.

Grandes problemas
Según el Reglamento General de la Asociación Uruguaya de Fútbol, aquellos clubes que pretendan integrar el profesionalismo deberán “contar con campo de juego en propiedad o uso exclusivo, con habilitación municipal vigente y capacidad locativa mínima determinada por la A.U.F. de 2.000 espectadores sentados, para  los clubes de la Liga Profesional de Primera División”.

Rápidamente, más allá de comprender que Peñarol no tiene al día de hoy un estadio propio o de uso exclusivo con habilitación municipal vigente (como Nacional tampoco lo tuvo durante los años en los que el Parque Central albergaba espectáculos tales como “La Feria de la Alimentación”), nos vemos obligados a consultar las disposiciones departamentales relativas a los escenarios deportivos para intentar deducir si los estadios del fútbol uruguayo deberían o no estar habilitados.

La respuesta parece ser no positiva para el caso de nuestras instituciones más representativas. Es que el artículo R.1531 del Digesto Departamental de la Intendencia de Montevideo, relativo a la visibilidad de los escenarios en los que se desarrollan espectáculos deportivos, establece que “desde cada una de las localidades con asiento o de pie deberá verse toda el área destinada a la exhibición del espectáculo”. Palabras más que suficientes para inhabilitar el sector del Parque Central destinado al público visitante, tanto como las plateas del Estadio Centenario (en la Olímpica no se ve debido a la publicidad estática, y en la América debido a los bancos de suplentes y al Pelado Pastorino que entorpecen la visual).

Pero el mencionado artículo es aún más contundente al especificar que “en los sectores de localidades con asiento no será permitida la presencia de espectadores de pie”. Claro que no establece los mecanismos destinados a hacerle comprender a la parcialidad carbonera que no está permitido el levantarse del asiento, ni siquiera en caso de que se produzca algo inesperado, tal como un quite de Diogo o un cambio ofensivo de Bengoechea.

Pequeñas soluciones
Dice el artículo R.1777 del Digesto, relativo a la conservación de los escenarios deportivos: “las instalaciones libradas al público, deberán ser mantenidas permanentemente en perfecto estado de conservación , uso, funcionamiento, seguridad, higiene, salubridad y estética, no obstante el permiso de uso que se hubiese concedido o admitido con anterioridad”.

Lo dicho: el ver tribunas prefabricadas desvencijadas es moneda corriente en las canchas chicas. La posibilidad de que a alguien se le caiga entre los huecos de las gradas y pierda para siempre el celular, las llaves de la casa, la billetera o hasta un niño son elevadísimas en buena parte de los escenarios menores, incluso en los de clubes como Defensor Sporting a las que uno se vería tentado a exigirle un cuidado mayor por preservar la integridad de los espectadores.

En lo que va del siglo, solo Danubio y Nacional han incorporado modificaciones significativas en sus escenarios deportivos. A ellos, afortunadamente, se sumará Peñarol. El resto apenas si ha emparchado las construcciones preexistentes, pintando acá, cambiando el alambrado allá o agregando tres filas de asientos acullá. Las mismas instituciones que se rasgan las vestiduras exigiendo que se las deje oficiar de local ante los grandes (siempre y cuando el grande en cuestión no venga primero, en cuyo caso, privilegiará “lo económico”), son las que no parecen preocuparse por detalles que parecen básicos, tales como presentar un baño en condiciones.

En cualquier caso, las exigencias deberían ser las mismas, ya sea que uno reciba a Peñarol o a El Tanque. Más que preocuparnos por darle cabida a 5.000 hinchas de cuadro grande (cantidad exigida para poder recibirlo), ¿no será mejor asegurarnos de brindarle condiciones dignas a 2.000, sean del cuadro que sean?

Ni que hablar de las “comodidades” (por llamarlas de alguna manera) que se le brindan a la prensa. Muchos equipos que se quejan porque las radios no transmiten desde sus estadios, no son capaces de asegurar lo mínimo: un techo para que los equipos no se mojen y el periodista no fallezca electrocutado.

Efecto cine
En nuestro país, hace algunos años, el público asistente a las salas de cine se multiplicó gracias a la proliferación de  salas más pequeñas y cómodas para el espectador y la espectadora, que volvieron a poner al cine de moda luego de años complicados. A nuestro fútbol no le pedimos butacas con lugar para apoyar la tortafrita o el choripán, pero si estamos en condiciones de exigir que el artículo R.1777 se cumpla aunque sea un poco.

Quizás el buen estado de las canchas en contraste con el triste nivel de los estadios sirva para explicar por qué seguimos teniendo al fútbol más productor de talento y –al mismo tiempo– al menos vendible del mundo.

Menos mal, porque el día que aprendamos a cuidar a los hinchas, tanto a los que pagan entrada como a los que pagan el pack de fútbol uruguayo, no nos parará nadie.

14 comentarios:

alf dijo...

Una vez fui a la cancha de Progreso a ver al river de JR, y se me cayó la tapita de las pilas de la radio AM. Nucna más volví a saber de ella.

Unknown dijo...

Simpatizo con Cerro pero el estadio de Rampla Jr. es el mas lindo. Tiene esa decadencia montevideana como en libros la plasmaba benedetti.
En oto orden cuanto peores sean nuestras canchas mas grande es nuestro fútbol y sus conquistas.

El_Pordiosero dijo...

Hay que poner lonas dibujadas con gente en las tribunas. Y listo el pollo

Mauro M. dijo...

Bo, Reyes tiene razón.

Unknown dijo...

Tengo sueño pa leer toda la nota pero lo noté el otro día en no me acuerdo qué partido. Estoy hablando del tema del field de los estadios.

Facundo dijo...

Por suerte se cumple la parte de higiene y salubridad, no?

Danzón dijo...

La falange carbonera ha desarrollado un simpático modo de evitar caer en el incumplimiento del art. 1531, transformando las localidades otrora con asiento en localidades sin asiento. Peñarol inteligencia.

Nacho dijo...

Comparto plenamente, Reyes.

Y creo que muchos escudan su descuido, aduciendo argumentos como los de Kurco: "la hermosa decadencia montevideana", primos hermanos del famoso "folkore del fútbol" y todos esos conceptos infames.

Unknown dijo...

Muy bien Reyes.
Lo había leído en papel y en la pantalla no se desmerece...
No sólo de pasto vive el hombre (y la mujer).

Me trae a la mente los comentarios de gilastrunes diciendo que si el Barcelona iba a la cancha del Eibar, porque los grandes no podían ir al Parque Fossa...
Ya quisiera alguna cancha uruguaya (estadio centenario incluido) tener las comodidades de la cancha del Eibar.

Aparte de que como siempre la solución mas practica sea la del Pordio.

Andrés Reyes dijo...

Gracias por tanto amor.

zorro d colonia dijo...

Dejate vencer

Unknown dijo...

No son conceptos infames. Estamos hablando de fútbol, un deporte en un país tercermundista de 3 millones de habitantes donde calculale hay un potencial de ponele un millón (reventando)que tienen la posibilidad de ir a la cancha porque 99% de los partidos se juegan en montevideo. Donde la mitad es de un cuadro que juega casi siempre en el estadio, otro poco de otro que tiene su estadio, otros poquitos que mueven 200 hinchas con estadio propio, etc. y lo podés ver por tele. En suma, nadie que no viva del fútbol va a hacer mucho por él. Trabajo de mucho pero no suficientes y negocio de poco, muy pocos. Disfrutémoslo mientras dure. Además, son jugadores de fútbol, el mundo les da demasiada trascendecia, no aportan mucho a la sociedad y por suerte acá no pasa de que te vas un domingo a cagarte de frío o que arranque a llover viendo millonarios jugando a la pelota.

Unknown dijo...

Mirá que hay que ser vejiga para ir como fueron a esperar cagados de frío a suárez cuando lo echaron del mundial...y ni bola les dió y después en la casa ni al portón salió, parecía Evita en el balcón. Capaz que se moría de hambre o tristeza por lo del mundial...por favor. Qué queda para el ciudadano de a pie? Que arranquen pa las 8 horas.

Unknown dijo...

Si será deforme todo que le pagan a dos para que hablen de a uno a la vez sobre quién entra y quién sale mientras te lo repite el relator y el comentarista mete un pequeño resumen de cómo jugó. O sea, necesitamos 3 personas pa avisarte un cambio...deja deja...