lunes, 28 de septiembre de 2015

Del transporte público

El bondi de Vitruvio

Comenzaremos hoy con una serie de columnas que intentarán, en mayor o menor medida, aplicar conceptos científicos al diario vivir. Habrá ocasiones en las cuales los conceptos vertidos serán realmente científicos, y luego estará el 99% de las columnas, en donde este espacio será una suerte de "Hablemos sin saber". Porque luego de todo, la intención de estas columnas no es ilustrar al lector con respuestas masticadas, sino inundarlo de nuevas preguntas.

Pues bien, el tema que hoy nos aqueja, hace referencia a las miles de situaciones que pueden vivirse gracias a las maravillas de los bondis capitalinos. Desde que compramos la popular boletera, pasando por la ansiada espera, hasta que finalmente nos subimos, viajamos y nos bajamos.

Dos de los problemas a los cuales nos enfrentamos cada vez que nos decidimos por el ómnibus como medio de transporte, son la poca disponibilidad de asientos libres, y la demora en llegar hasta nuestro destino. Se hace crucial entonces, cuando estamos en la parada, saber elegir bien la línea a la que nos subiremos. Porque ya es sabido que los 121 vienen pegados uno tras otro, como si estuvieran jugando carreras, y que el 149 y 522 tienen un recorrido similar, y también van jugando carreras, pero entonces ¿a cuál conviene subirse, al que va ganando la carrera o al perdedor?


Qué ómnibus tomar

Si lo que nos interesa es obtener asiento rápido, está claro que deberemos subirnos al que visualicemos más vacío, no hay dos opiniones al respecto. Pero cuando nuestro interés esté centrado en llegar rápidamente a nuestro destino, deberemos ir un poco más allá.

Es entonces por el Teorema de Dirichlet1, que si lo que queremos es llegar primeros, deberemos tomar el ómnibus que va primero. La explicación es sencilla, y es independiente del hecho de que es más probable que el que va primero sea el que viene retrasado, y que el que va segundo venga adelantado (razonamiento que no obstante también colabora con nuestra decisión)

Lo que afirma Dirichlet es que en un escenario sin horarios estipulados de llegada, los dos ómnibus tienen igual probabilidad de llegar antes. Pero al haber uno que va primero, en infinitas simulaciones del evento, éste llegará primero una vez más que el segundo.

Ahora bien, ¿la cantidad de pasajeros no influye en la velocidad que desplegará el bondi? Sí, influye, pero tanto un ómnibus vacío como uno lleno tendrán motivos para ir más rápido, por lo que la incidencia de este factor se anula. A saber, un colectivo que venga lleno, querrá apurarse para recuperar el tiempo que perdió levantando tantos pasajeros, o incluso seguir de largo en las próximas paradas, debido a que no caben más pasajeros, pero a su vez demorará mucho en cada parada, por la gran cantidad de pasajeros que solicitarán bajarse cada vez. El razonamiento análogo se cumple para los ómnibus vacíos.


Cómo conseguir asiento

Una vez arriba del ómnibus, y abonado el boleto en cualquiera de sus modalidades, nos disponemos a encontrar un lugar para sentarnos. De más está decir que, en caso de observar alguno libre al fondo, debemos dirigirnos allí sin más. El riesgo de que el bondi se llene, y aparezca algún anciano o embarazada es demasiado alto como para dejar esa posibilidad abierta sentándonos al frente.

Y haremos un paréntesis al respecto, para contarles de la popular Paradoja de los Asientos Preferenciales. Esos que todo ómnibus que se precie de tal tiene: uno para embarazadas, y otro para lisiados. Diferenciemos dos situaciones distintas, y el premio de la primera columna se lo lleva el que pueda demostrar cuál es el sentido de dichos asientos.

Situación 1: El ómnibus tiene asientos libres. Sube una embarazada. La embarazada se sienta.
Situación 2. El ómnibus no tiene asientos libres. Sube una embarazada. El chofer pide que se libere un asiento. La embarazada se sienta.

El premio para el que nos explique cuál es la gracia de asientos preferenciales es la camiseta del ex player Santiago Ciganda.

Pero bueno, eso será harina de otro costado (sic). De momento no estamos embarazadas, así que nos disponemos a esperar nuestro asiento libre tomados de alguna ocasional agarradera. Numerosos estudios se repiten en cuanto a las características que deben percibirse de las personas que están por pararse de sus asientos, para esperar frente a ellas: guardan los auriculares, cierran la mochila, miran reiteradamente hacia adelante y hacia afuera, o hasta incluso terminan la charla telefónica con un "te dejo porque ya estoy llegando". No ahondaremos en conceptos tan subjetivos, e iremos a la estadística, con dos consejos abrumadores.

1. En aquellos bondis, donde por un lado tenemos una fila simple de asientos, y por el otro lado una fila doble, es menester pararnos absolutamente siempre frente a la fila doble. Y es que si asignamos una probabilidad "p" de bajarse en la próxima parada (mayor a 0% y menor a 100%) a cada individuo, está claro que será el doble de probable que se pare alguien de la fila doble, antes que se pare alguien de la fila simple.

2. Cuando la cantidad de la gente que aguarda parada en el pasillo no es mucha, siempre conviene abarcar el mayor espacio posible de asientos potenciales. Es decir, si por ejemplo somos solamente dos personas paradas (nosotros y un rival), nos conviene estar al principio o al final del ómnibus, con todo el resto del coche a nuestro alcance. ¿No entendió? Para eso tenemos las siguiente ilustración:


Nosotros, de rojo, abarcamos 12 potenciales asientos. Nuestro rival, de negro, solo 4.

Llegando al destino

Ya terminando la travesía, y esperando que hayan quedado satisfechos con la columna, y no esperen mucho más en lo que resta de la misma, restan pocas cosas por comentar. La más importante es la decisión sobre en qué parada bajarnos. Está claro que si la misma nos queda justo en el destino, no hay mucha cosa para discutir. Pero es muy común un escenario en donde la última parada antes del destino esté dos cuadras antes, y la próxima parada luego del mismo, dos cuadras después. En ese caso todo haría indicar que nos conviene bajarnos antes, ya que comenzaríamos a caminar antes, y llegaríamos antes a nuestro destino. Sin embargo, ¿dónde está el punto de corte?

La ecuación de Kidd plantea lo siguiente, dejando constante el buen clima, y las condiciones para caminar cualquiera de los trayectos.

Cuadras antes = 1,3 * Cuadras después

Es decir, si la parada anterior está a dos cuadras del destino, la parada posterior deberá encontrarse a una cuadra y media para que convenga bajarse después. ¿No entendió? No tenemos dibujito. Quizás la próxima.

Para finalizar, mencionar un pegotín bastante llamativo que aparece desde hace varios años en los ómnibus capitalinos, en la puerta de bajada, y que reza algo así como: "No abandone a sus hijos luego de bajar". Los ómnibus, una enseñanza de vida.


1. Los nombres de los Teoremas no coinciden ni coincidirán nunca con las situaciones explicadas. Esta será la única vez que realicemos este aviso.

39 comentarios:

alf dijo...

Lo de Ciganda es joda. Pero si él nos quiere regalar la camiseta, bienvenido.

Ce dijo...

Uno de los regresos más esperados. Gran columna.

Facundo dijo...

Qué linda que es la ciencia cuando se vuelca para ayudar a la gente.

Facundo dijo...

Los trabajadores del transporte manejan a la perfección esa batería de teoremas. Es requisito previo para ser tomados por las empresas.

Carles dijo...

Qué gran retour, igual en el fondo todos sabemos que nada tiene que ver la ciencia en todo esto. Todo está en manos de Dios.

El Maxi dijo...

Hace 15 años que viajo asiduamente en ómnibus, y puedo decir que, de manera inconsciente, he utilizado todos los recursos que se manejan en esta gran columna. Pero todos eh.
Me gustaría agregar un concepto. Cuando uno viaja parado (sobre todo si el ómnibus viene lleno) siempre conviene pararse frente al respaldo del asiento, teniendo en cuenta lo siguiente. Si la persona que evaluamos que bajará próximamente lo hará por la puerta delantera, debemos pararnos frente al respaldo donde se recuesta la persona en cuestión. Pero, si la persona va a descender por la puerta de atrás, nos pararemos frente a los respaldos que se encuentran delante de la persona que baja. De esta manera nos aseguramos tener la prioridad de tomar el asiento que quedará vacío.
No sé si me explico

Andrés Reyes dijo...

Qué gran columna.

¿Se dijo algo respecto a que, cuando te subís cerca de la estación de salida del ómnibus, conviene sentarse lo más atrás posible para que disminuyan las chances de tener que cederle el asiento a una mujer embarazada/persona anciana/persona con discapacidad/persona con niños?

Lo mismo con los ómnibus que tienen fila simple y fila de dos asientos: siempre a la de dos del lado de la ventana. Por alguna extraña razón la sociedad no obliga a ceder el asiento a quien ocupa el lugar sobre la ventanilla.

Detaquito dijo...

Excelente columna, Alf

Gran retorno.
Por otra parte siempre me llamó la atención la concepción del espacio que poseen los eres conductores y/o guardas. ¿Existe algún teorema que demuestre que siempre hay lugar en el fondo?

Cabet dijo...

Gran columna.

Unknown dijo...

No se a que viene esto...
En Carrasco solo viajamos en Audi 4 o superiores.

No no hablo de Juan Ramón, ese "viaja" cuando agarra a un Pablito.

Unknown dijo...

A todo esto...
¿Te hiciste coser el botón del gabán?
No me vuelvas sin el botón cosido.

Facundo dijo...

Y qué onda con los que juegan sucio a la hora de ganar un asiento?

Ejemplos:

1) El que se hace el dormido
2) La vieja que se hace la renga, pero cuando se libera un asiento corre y codea cual Dennis Rodman peleando un rebote.

Que dice la ciencia de eso?

Detaquito dijo...

Duras acusaciones, Facundo

LaSordaDeMierda dijo...

Me saca de quicio la gente que, en el asiento de a dos, se sienta contra el pasillo y cuando pedis permiso para sentarte en el de la ventana, que está libre vaya uno a saber por qué, te meten tremenda cara de orto, y encima no se paran, sino que rotan sobre su eje, aunque signifique refregarles el culo en su cara.* Curioso que la gente prefiera eso. ¿Hay algún teorema para mandarlos a cagar? Pero en una buena eh.

*esto no aplica para cuando un asiento está empapado o lo suficientemente hecho mierda como para justificar que se ocupe el del pasillo y/o te bajas en el destino y estás a dos o una parada, y las chances de que alguien te pida el asiento es nula.

Todos putos.

alf dijo...

El día que los comentarios superaron el contenido de la columna. Brillantes.

Carles dijo...

Ojo, capaz que quieren que les refriegues el culo en la cara.

Carles dijo...

Alf demagogo.

Unknown dijo...

Ademas.

LaSordaDeMierda dijo...

Esto que voy a decir es asqueroso y terraja, perdón si hiere sensibilidades. ME ENCANTARÍA PODER TIRARME PEDOS EN SUS CARAS ASÍ APRENDEN: O TE SENTAS CONTRA LA VENTANA O TE PARAS PARA DEJARME PASAR.

Gracias, la radio está güenisima.

Ce dijo...

Sorda: eso se llama "Farting", en Xvideos hay varios videos sobre el tema.

fernando dijo...

Qué gran columna! Felicitaciones.

Alf, ¿ya te afeitaste esa barba ridícula?
Saludos.

Unknown dijo...

Lo que debe ser un pedo de la Sorda después del guiso de lentejas, mama mía!

LaSordaDeMierda dijo...

Con este me despido a seguir con mis labores de estudiante: hace años que no me tiro pedos. Yo que sé, cosas que pasan.

Carles dijo...

Sorda: ¿no será que la hipoacusia te impide apreciarlos?

Unknown dijo...

Claro, porque tenes un páncreas a prueba de balas, seguro..

Unknown dijo...

Los peores son los pedos sordos, decía siempre un amigo

Alvaro Fagalde dijo...

Habria que hacer una columna sobre la forma de disimular pedos sonoros, además de la tos.

Unknown dijo...

muy lindo todo teorema de demichelis, farting de la sorda, ha sido una caja de sorpresas esta columna, pero yo me pregunto los oligarcas también andan en bondi?

Unknown dijo...

Unky. la indigestión más grande nos la hizo agarrar ayer JR y sin embargo la sorda ni una sorda flatulencia dejó escapar

Facundo dijo...

¿Quién no se tiró un pedo en el ómnibus?

Facundo dijo...

Alf se manda tremenda investigación académica y terminan hablando de los pedos de la sorda. Ustedes no se merecen este blog.

Dobleveo dijo...

También hablar de la vicheta en celular ajeno, un deporte extremo súper divertido.

Unknown dijo...

No creas Ilich, seguro que ayer alguno se le debe haber escapado a la Sorda de tanto reírse...

Enanobufon dijo...

Gran columna!!!! Ciencia y vivencias .. lo tiene todo ...

Saludos RRRRRRRRRoberto, Luissssssssss, Pablobloblo Fernandez

Alvaro Fagalde dijo...

Con lo lindo que es pedorrearse...

Alvaro Fagalde dijo...

Meti mal un dedo y salio publicado un borrador de la columna de futbol. Se pudo ver que va a venir grossa. Ya esta solucionado.

German Schnyder dijo...

Hay ómnibus que han incorporado la máxima "el chofer no puede obligar a nadie a ceder el asiento" (o algo similar) lo cual va claramente en contra del objetivo de los asientos para embarazadas o lisiados.

Otra tema para comentar, la fila de 5 asientos al fondo del ómnibus. No hay chance que entren 5 uruguayos ahí.

Ala dijo...

Me gustaría exponer acá una pregunta que me ha aquejado en varias oportunidades; qué hacer si sube una mujer, edad entre 20 y 40 años, que por su físico bien puede estar embarazada o bien puede tener unos kilitos de más? Le ofrecemos el asiento y nos exponemos a que no esté embarazada y ponerla en aprietos? O nos hacemos los tontos mirando para otro lado para evitar esa duda? Peor aún...que hacer si sos mujer, con las mismas características y te ofrecen el asiento para embarazadas pero vos claramente sabes que no estás embarazada? Te sentás cómodamente y sacás panza? Dudas existenciales que surgen esperando el 316.
Buena columna Alfie!

Unknown dijo...

Estos comentarios demuestran claramente que el problema no son los buses sino los usuarios...