domingo, 13 de septiembre de 2015

Carlitos da pena

Foto: Tenfield.
La polémica partida del futbolista tricolor Carlos De Pena hacia el Middlesbrough de la Segunda División del fútbol inglés, reabrió el debate al que apelamos cada vez que un contratista negocia a un jugador al exterior a espaldas o por el costado de los intereses del club que lo vio nacer.
Publicado en Brecha, 4.9.15

La situación, tras varias idas y vueltas, parece clara: Casal y el jugador querían concretar la negociación mientras que Nacional, por la razón que fuere –poca plata, mala vidriera, necesidad de contar con el jugador para que el equipo no pierda posibilidades deportivas en un semestre que se cerrará con elecciones– no quería. Como sucede generalmente cuando se llega a una situación semejante, triunfó el interés del jugador, que con permiso o no viajó a Inglaterra y aseguró su contrato por 3 años con el pequeño club inglés que nunca ganó la Liga Inglesa (pese a que se declaró profesional en 1899), y que tiene a la Capital One Cup (algo así como la Copa Bimbo británica) del 2004 como su máximo logro.

Turco inteligencia

Si nos basamos en los antecedentes, el inglés no parece ser el fútbol idóneo para que un jugador uruguayo llegue, se desarrolle, y proyecte su carrera. De hecho,  la regla general indica que los jugadores uruguayos que llegan a Inglaterra, tienden a regresar o a retroceder hacia ligas menos poderosas. Solo Suárez y Poyet pueden darse el gusto de afirmar que triunfaron en Inglaterra.
En pocos meses, los socios de Nacional se volcarán a las urnas para elegir presidente, hecho que teñirá todas las decisiones que la directiva encabezada por Eduardo Ache tome de acá y hasta entonces. No hace falta ser Acquistapace para arriesgar que de no haber sido por la última temporada, la reelección de Eduardo (o de algún delfín) sería una utopía. Sin embargo, el campeonato obtenido en la temporada anterior junto a la seguidilla de clásicos ganados revitalizó la figura del hombre que ha comandado los destinos del club en 9 de los últimos 15 años.

Ache llegó al poder pegando donde más frágil parecía estar la figura del ex presidente Ricardo Alarcón: la incidencia de Nacional en la AUF (“fuertes en todas las canchas”) y el sobredimensionado presupuesto, hijo de una dinámica que según Ache, llevaba a malvender juveniles para lograr mantener los gastos. A ese respeto, la cuenta oficial twitter de Ache (descontinuada hace casi dos años) publicaba el 27 de noviembre de 2012: “Un presupuesto de USD 15 millones anuales con ingresos de 7 millones (exceptuando transferencias) nos condena a ser la cantera de Europa”.
 
Si juzgamos por el aporte hecho por uno y otro futbolista, y tomamos en cuenta que Nacional vendió el 80% del pase de Pereiro al Ajax en unos 7 millones de euros, posiblemente los albos deberían recibir más de lo que recibirán por el zurdo Carlos, que tras un arranque en el que el entrenador Gustavo “Chavo” Díaz solía colocarlo como lateral izquierdo allá por 2013, logró afianzarse hasta hacerse habitué del sector zurdo del ataque tricolor. El haber “malvendido” a De Pena, en un campeonato en el que pese a las aparentes buenas intenciones de su entrenador debutante, Nacional ya ha perdido 3 puntos (y estado muy cerca de haber perdido 6), puede ser peligroso para un dirigente que sin los goles de Recoba hoy estaría hablando de abrirle paso a las nuevas generaciones.

Del mismo Recoba que hoy parece pedir cancha como dirigente, en la que será la primera elección en la que podrán participar todos aquellos hinchas tricolores que allá por 2009 comenzaron a asociarse masivamente. Se termina con aquella máxima según la que, en los equipos grandes, el sentimiento del hincha es uno y el de los socios uno muy distinto. Cada vez más resulta cada vez más raro encontrar hinchas que no sean socios. Y todos sabemos que mientras que el socio se puede comportar de un modo más estratégico, el hincha apelará al aquí y ahora, y votará apelando a lo que pasó en los últimos 6 meses.

Y Ache eso lo tiene clarísimo.

El interés del jugador

Dejando de lado la siempre inquietante figura del empresario Casal, que como siempre se dice, hace su negocio y se lleva “la suya”[1], pocos se han puesto a pensar en el derecho del futbolista a jugar donde le paguen mejor, del mismo modo que usted no dudaría en dejar su trabajo por uno nuevo en el que le paguen 3 veces más.

Por eso me llama la atención que bastara un “se fue sin permiso” de Ache para que muchos hinchas tricolores, alimentados por ese gran flagelo de nuestra sociedad llamado “redes sociales aplicadas al deporte”, comenzaran a insultar al jugador. No fueron pocos los foros de hinchas en los que se puso en cuestión la actitud del jugador que, ante la posibilidad de mejoras las condiciones de trabajo, decidió irse.

De Pena, para peor, y parafraseando a O’Neill, “tiene estudio”: no tiene la necesidad de salvar a la familia que muchos tienen, y ante la que muchos llegan admitir “un pase no querido”. Pero ese mismo estudio fue el que le permitió, con unos pocos caracteres (“yo soy hincha, socio y siempre intenté dar todo por esta camiseta”, “Nacional es mi casa, siempre lo va a ser”, “Nacional es mi futuro también”. “No es un adiós, es un simple hasta luego”) meterse a toda la hinchada (del bolsillo) en el bolsillo.

Si un error cometió De Pena fue el de haber jugado bien y haber sido, de todos los jugadores surgidos en la “cantera inagotable” en los últimos 3 años, el mejor. Si hubiera fracasado, nadie se rasgaría las vestiduras reclamándole compromiso a la causa. ¿Alguien se pregunta por el paradero del “Corto” Prieto, cuyo último aporte fue aquel increíble penal cometido en el minuto 90 de la final del último Uruguayo? Si mañana llega a firmar con un equipo de la B de Bélgica, nos alegraremos. Nadie lo acusará de traidor. ¿Por qué? Porque cuando jugó, no destacó.

Pero si te va bien, botija, tendremos el derecho a insultarte cuando se te ocurra cometer un error, y a reclamarte adhesión completa a la causa. Ojito con irte cuando el club más te necesite: pasarás a ser un traidor. Claro que si andás mal te dejaremos libre, y a nadie le importará un rábano tu situación personal. ¿Quién te manda jugar mal? Así razonaría el hincha, si razonara.
Cuando los uruguayos somos chicos, soñamos con ser futbolistas. Por suerte, a la mayoría de nosotros, no se nos da.



[1] Resulta claro que, de no mediar la intervención del contratista, jugadores como De Pena (efectivos pero no espectaculares, de esos que meten no más de 10 goles por año) rara vez llegarían al fútbol europeo. Salga desde aquí el reconocimiento para el editor que arma los compactos de jugadores que dos por tres son negociados de manera poco comprensible.

2 comentarios:

Unknown dijo...

"Cada vez más resulta cada vez más raro..."
"la siempre inquietante figura del empresario Casal, que como siempre...."
Mucho cada y mucho siempre.
A ver Mariana, vamos a corregir un poco la redacción de este muchacho.
No digo que vayas a sacar un Vargas Llosa, porque en el fondo quien necesita otro, pero yo que sé...

LaSordaDeMierda dijo...

Más pena dio Ache leyendo los supuestos msjs con el botija