¡Otra vez arroz!

Está bien, publicitar arroz es casi tan difícil que vender papel higiénico. Pero la gente de SAMAN con su último spot cruzó la línea. Hasta el señor papanoelesco de barba que te tiraba recetas por MSN venía bastante bien, casi lindando con la originalidad. No sé si habrán cambiado de agencia o si le entró un virus a la computadora y perdieron el brief, pero la última de SAMAN da vergüenza ajena, y no exagero. Paso a relatar.

Escena: un comedor cualquiera

La señora de delantal sostiene una fuente (acá suena la chicharra del lugar común a troche y moche). Bajo ningún pretexto aparente, se apersona el señor barbiblanco. En un hecho no menos confuso la cámara cambia a un plano con iluminación efectista del único comensal. Para sorpresa y rubor del público se trata del propio Cairo, conductor del afamado programa Cámara Testigo. Y por si al subestimado potencial consumidor de arroz le quedaban dudas, el tipo se presenta: “Soy Cairo”. Este vendría a ser el momento Condorito en el que todos hacemos PLOP! No conforme con semejante derroche de creatividad al mejor estilo “Hey, votalo a Ney”, la señora increpa a un sorprendido Papá Noel arrocero: “Bueno, es mi sueño”. Ahhhh ¡Era un sueño! Que h@@#~?

¿No existe todavía un Ombudsman de la publicidad? ¿Alguien que vele por un mínimo de buen gusto en la calidad de la tanda pautada? No sé, yo tiro la idea. Y por las dudas como arroz Aruba, que a juzgar por su calidad lo más probable es que me aparezca el encantador de perros. Todo bien Cairo, pero júrame que lo hiciste por mucha plata y que no perdiste la honra por un canje de “Rojo, pero blanco bien blanco…” Que vuelvan los gingles. El de último de Canarias merece un capítulo aparte. Para mí que le ponen droga, porque no se te despega ni con kerosene.