Anécdotas Mundialistas v2.0

El Mundial está ahí nomás, señoras y señores. Ya se lo huele, ya casi lo podemos palpar. Serán once días donde volveremos a sentirnos parte del Universo (después dicen que la cosa sigue, pero sin la gloriosa Celeste ya no será lo mismo). Si su hijo no hace más que manguearle monedas para comprar figuritas, déselas. Pues le da vergüenza pedírselas, pero más vergüenza le daría salir a delinquir, o juntar el álbum de Casi Ángeles. Así que aproveche, y mientras le tira unos diegos, compara con él estas tres enriquecedoras historias.


El bidón de la desgracia

Ocurrió en el encuentro Brasil – Argentina correspondiente a los octavos de final del Mundial de Italia 90, en el que los norteños le dieron un recordado paseo a los dirigidos por Bilardo. Mas promediando el encuentro, algunos jugadores verdeamarelhos (fundamentalmente Branco, que siempre nos cayó bastante mal) se empezaron a sentir mareados. ¿Motivos? Habían tomado agua de un bidón especialmente preparado por los argentinos, que incluía alguna extraña sustancia con poderes adormecedores. En youtube se puede ver un reciente informe de la televisión mexicana (que odian a los argentinos mucho más que nosotros) donde se ve cómo algunos jugador blanquicelestes fingen tomar agua del recipiente corrupto, mientras no dejan de convidar a sus rivales. Por las dudas: Argentina ganó ese partido con gol de Caniggia tras gran unipersonal de un Maradona que además de gordo, tenía un tobillo del tamaño de Alexis Noble.

La peor patada

Se la dio el arquero alemán Harald (el) Tony Schumacher al francés Batistton, en España 82. Más que una patada, medio como que lo atropelló, y el pobre franchute terminó semi inconsciente en el suelo. Confesémoslo: un poco nos duele que con tantos años de lucha en estas lides, la peor patada no la haya pegado un uruguayo. Encima, ¡el juez no cobró ni fau! Más envidia todavía. ¿En qué andan los protagonistas de esta historia? Schumacher a fines de los 80 publicó un libro en el que contaba que todos sus colegas teutones se daban la papa, lo que prácticamente terminó con su carrera internacional. Hoy en día trabaja en la filial de la financiera Creditel en Hannover. Por su parte, Batistton dejó el fútbol (se le desalinearon los patitos tras el impacto), y trabaja en un empleo público que le consiguió el finado Mitterrand.

El peor penal

No fue el de Ruben Sosa en el 90, ni alguno de los 14 que atajó el argentino Goycochea (hoy en Danubio) en esa misma edición. El peor penal por Copa del Mundo lo pateó la cantante Diana Ross en la ceremonia de Apertura de Estados Unidos 94.

Mientras Carlitos Muñoz relataba la ceremonia, lamentándose cada cinco minutos por la ausencia oriental (“si hubiéramos hecho bien las cosas, hoy nuestra bandera estaría flameando en este coqueto escenario”), en la cancha la citada artista debía ejecutar un presunto penal (pero desde mucho más cerca), a lo que el arco “se partiría en dos” gracias a la tecnología que no en vano ha colocado a la nación del norte en un sitial de privilegio.

¿Pero podrán creer que la muy abombada le erró al arco? Era más difícil errarlo que hacerlo, te garanto. Gracioso fue ver al actor que interpretaba al arquero, cuyo libreto se ve que rezaba “la pelota entra y usted finge enojo”. El tipo medio como que quedó estupefacto… habrá pensado “¿qué hago? ¿Festejo porque la muy zanguanga lo erró? ¿Se la alcanzo y que lo tire de nuevo? ¿Me la meto para adentro a lo Cachorro Burián?” Al final el tipo medio que esbozó una suerte de reclamo, al ver que el arco se partió igual en dos pedazos, y la muy abombada siguió haciendo playback como si nada.

Les faltó boliche a los yankees. Recuerden si no a los chinos, que como la piba que cantaba en la Apertura de los Juegos Olímpicos estaba medio fulera, pusieron a una más presentable a mover los labios, y dale que es tarde. Para la Diana, seguro hubieran puesto a un Morro García con peluca, y listo… bueno, capaz que lo erraba también.

(Publicado en Guambia, no sabemos cuándo porque el primero de mayo cayó sábado).