JULIAN WEICH VS. MARCELO TINELLI
Conducir un programa de televisión no es tan fácil como piensan muchos. En realidad, todo trabajo tiene sus reglas, sus dificultades y sus responsabilidades, aunque es claro que no es lo mismo tallar diamantes o hacer un trasplante de hígado que repartir listas electorales o atender un ciber café. En el caso de quienes pretenden sacar adelante ya sea un concurso de preguntas y respuestas como un magazine o un panel de polemistas las herramientas que deberá saber manejar son siempre las mismas (sin pretender ser exhaustivo):
-Deberá hablar sin baches de inspiración ni frases tartamudeadas o creadas a los tropezones, pero tampoco parlotear sin parar hasta pudrir. Sería mucho mejor si lo que dice fuera interesante.
-También tendrá que saber manejarse con las cámaras de forma natural e infalible.
-Deberá gesticular sin exagerar, sin hacer siempre el mismo ademán; más bien lo mínimo necesario para que sea un complemento que ayude a entender lo que se dice.
-Habrá que saber darle paso a las intervenciones ajenas, saber cortar tanto a quien quiere hablar de más como a quien se quedó sin combustible. Tendrá que saber administrar el tiempo para que todos quienes tengan que participar lo hagan y en la forma más equitativa posible.
-Hay millones de imponderables y cosas que pueden salir mal: un participante que se molesta, un actor que interviene mal, una equivocación en el libreto (la lista del contenido de cada bloque), la metida de pata con una pregunta inoportuna. Deberá saber disimularlo con cancha, sin guaranguear ni remarcarlo (a menos que uno se llame Alberto Olmedo).
En esa insana competencia por superar al otro canal -ver esta columna el jueves que viene- la noticia televisiva en ambas orillas del río como mar es la aparición del programa de entretenimientos "Justo a tiempo" con Julián Weich (Montecarlo, lunes a viernes, 21.30) que está eclipsando a "Showmatch" de Marcelo Tinelli (La Tele, lunes, martes, jueves y viernes -o algo así-, 22.30).
Weich no es un recién llegado a la conducción televisiva (El agujerito sin fin, Sorpresa y media, Fort Boyard, Trato hecho). Simpático, canchero, buena onda pero con naturalidad... el programa no es precisamente la originalidad al poder, pero sí un ejemplo de trabajo bien hecho. El hombre parece haber encontrado su lugar en el mejor momento de su carrera. Creo que el riesgo mayor de "Justo a tiempo" es la repetición de los esquemas; el ver los mismos entretenimientos cinco veces por semana puede terminar venciendo al más entusiasta.
En el otro rincón, Marcelo Tinelli, quien no necesita presentación por cierto. Viene de triunfar con el segmento de "Gran cuñado", parodia de la clase política argentina (algo no muy diferente de lo que hizo Decalegrón hace 25 años cuando D'Angelo hacía de Sanguinetti y Espalter de Wilson) y también de fracasar estrepitosamente con "Bailando kids" donde apeló al viejísimo recurso de poner niños imitando actitudes de los mayores (en este caso, actitudes eróticas y guarangas de adultos poco recomendables) provocando la indignación hasta de buena parte de su masa más incondicial y acrítica. Incluso en el final del ciclo dejó a José María Listorti conducirlo para no quemarse él, cual Julio Ma. Sanguinetti televisivo.
Tinelli grita todo el tiempo. Tinelli no tiene inventiva (su "Ah, bueno" ante cualquier "actitud zafada" compite con el "Correcto" de Susana Gimenez como el latiguillo más aburridoramente abusado de la televisión mundial). Tinelli exige que en su programa se esté permanentemente hablando de él y teniéndolo a él en el centro. No es que Julián Weich conduzca susurrando o sea el tipo menos egocéntrico del mundo, pero lo del ex movilero del gordo Muñoz es enfermizo. Parece, en fin, un mercenario capaz de incluir cualquier cosa en su programa con tal de aumentar su audiencia.
En fin, ver para comparar.
TANDA:
Hay un comercial nuevo de unos celulares Sony Ericsson que captan el movimiento corporal para integrarlo a los juegos (en criollo, podés jugar usando los movimientos de tus brazos). En el aviso el joven protagonista es molestado por multitudes que están usando el teléfono antedicho hasta que le dan uno -¿quién cuernos le regala un cel?- y él también pasa a formar parte de la manada. No puedo evitar, al verlo, recordar las películas de zombies vivientes. Para peor y sin justificación alguna, sobre el final se repiten buena parte de las escenas del comercial. ¿Quién hizo el aviso?. ¿El dueño de Motorola?.
Conducir un programa de televisión no es tan fácil como piensan muchos. En realidad, todo trabajo tiene sus reglas, sus dificultades y sus responsabilidades, aunque es claro que no es lo mismo tallar diamantes o hacer un trasplante de hígado que repartir listas electorales o atender un ciber café. En el caso de quienes pretenden sacar adelante ya sea un concurso de preguntas y respuestas como un magazine o un panel de polemistas las herramientas que deberá saber manejar son siempre las mismas (sin pretender ser exhaustivo):
-Deberá hablar sin baches de inspiración ni frases tartamudeadas o creadas a los tropezones, pero tampoco parlotear sin parar hasta pudrir. Sería mucho mejor si lo que dice fuera interesante.
-También tendrá que saber manejarse con las cámaras de forma natural e infalible.
-Deberá gesticular sin exagerar, sin hacer siempre el mismo ademán; más bien lo mínimo necesario para que sea un complemento que ayude a entender lo que se dice.
-Habrá que saber darle paso a las intervenciones ajenas, saber cortar tanto a quien quiere hablar de más como a quien se quedó sin combustible. Tendrá que saber administrar el tiempo para que todos quienes tengan que participar lo hagan y en la forma más equitativa posible.
-Hay millones de imponderables y cosas que pueden salir mal: un participante que se molesta, un actor que interviene mal, una equivocación en el libreto (la lista del contenido de cada bloque), la metida de pata con una pregunta inoportuna. Deberá saber disimularlo con cancha, sin guaranguear ni remarcarlo (a menos que uno se llame Alberto Olmedo).
En esa insana competencia por superar al otro canal -ver esta columna el jueves que viene- la noticia televisiva en ambas orillas del río como mar es la aparición del programa de entretenimientos "Justo a tiempo" con Julián Weich (Montecarlo, lunes a viernes, 21.30) que está eclipsando a "Showmatch" de Marcelo Tinelli (La Tele, lunes, martes, jueves y viernes -o algo así-, 22.30).
Weich no es un recién llegado a la conducción televisiva (El agujerito sin fin, Sorpresa y media, Fort Boyard, Trato hecho). Simpático, canchero, buena onda pero con naturalidad... el programa no es precisamente la originalidad al poder, pero sí un ejemplo de trabajo bien hecho. El hombre parece haber encontrado su lugar en el mejor momento de su carrera. Creo que el riesgo mayor de "Justo a tiempo" es la repetición de los esquemas; el ver los mismos entretenimientos cinco veces por semana puede terminar venciendo al más entusiasta.
En el otro rincón, Marcelo Tinelli, quien no necesita presentación por cierto. Viene de triunfar con el segmento de "Gran cuñado", parodia de la clase política argentina (algo no muy diferente de lo que hizo Decalegrón hace 25 años cuando D'Angelo hacía de Sanguinetti y Espalter de Wilson) y también de fracasar estrepitosamente con "Bailando kids" donde apeló al viejísimo recurso de poner niños imitando actitudes de los mayores (en este caso, actitudes eróticas y guarangas de adultos poco recomendables) provocando la indignación hasta de buena parte de su masa más incondicial y acrítica. Incluso en el final del ciclo dejó a José María Listorti conducirlo para no quemarse él, cual Julio Ma. Sanguinetti televisivo.
Tinelli grita todo el tiempo. Tinelli no tiene inventiva (su "Ah, bueno" ante cualquier "actitud zafada" compite con el "Correcto" de Susana Gimenez como el latiguillo más aburridoramente abusado de la televisión mundial). Tinelli exige que en su programa se esté permanentemente hablando de él y teniéndolo a él en el centro. No es que Julián Weich conduzca susurrando o sea el tipo menos egocéntrico del mundo, pero lo del ex movilero del gordo Muñoz es enfermizo. Parece, en fin, un mercenario capaz de incluir cualquier cosa en su programa con tal de aumentar su audiencia.
En fin, ver para comparar.
TANDA:
Hay un comercial nuevo de unos celulares Sony Ericsson que captan el movimiento corporal para integrarlo a los juegos (en criollo, podés jugar usando los movimientos de tus brazos). En el aviso el joven protagonista es molestado por multitudes que están usando el teléfono antedicho hasta que le dan uno -¿quién cuernos le regala un cel?- y él también pasa a formar parte de la manada. No puedo evitar, al verlo, recordar las películas de zombies vivientes. Para peor y sin justificación alguna, sobre el final se repiten buena parte de las escenas del comercial. ¿Quién hizo el aviso?. ¿El dueño de Motorola?.
13 comentarios:
Excelente, como nos tenés habituados.
No podría estar más de acuerdo con vos (más allá de que no miro ninguno de los dos programas). Eso sí, te olvidaste (o no quisiste mencionarlo) del encantador detalle de Tinelli metiéndose dos alfajores en la cavidad bucal. ¡Una paquetería!
Buena columna.
Igualmente se recomienda no mirar televisión.
Muchachos, ya no somos nada, se invento el esperma artificial. ¿Qué haremos en éste siglo? ¡Esto no puede seguír así!!!! ¡Muerte al traidor que hizo ese invento!!!
Muy buena columna!
Ya es una costumbre ....
Maestrulli, no desesperes. Esos inventos son siempre realizados por un mala leche!
ElNacho, salió un casting para un nuevo decalegrón con ese chascarrillo entrás derecho a segunda fase.
Julian tiene terrible cancha y terrible impronta, es bastante guaso pero un gran conductor.
Tinelli, como diría el Pepe, es un crá! Te conduce hasta un bondi, si se le cuadra. Si el tipo es el centro del programa en que esté, es sencillamente porque tiene un plus, le llega a la gente, le cae bien (es como Susana Gimenez, una mediocre total, pero que tiene carisma, le llega a la gente y por eso le va bien).
Personalmente creo que Tinelli no tiene comparación. Hay buenos conductores (como Weich, como Rial) y hay pésimos conductores (como Marley), pero como el tio Marce ninguno.
Muy bueno Fagalde.
Interesante. Tengo ganas de ver el comercial ese ahora.
Washy: y bueno, si a vos Tinelli te parece lo máximo estás en todo tu derecho. Yo intente fundamentar por qué opino exactamente lo contrario.
Andal: de ese tipo de cosa (los alfajores) hablaré en una próxima columna sobre la guaranguería en la tv.
Maestruli: el que inventó el esperma artificial debe ser en venganza por la muñeca inflable.
Bueno, sí hay que elegir, entre agarrarme los dedos con la puerta, o un martillazo en los gemelos fantásticos, me quedo con Julian (que representa los dedos por si no quedó claro).
Es cierto que el programa de original no tiene nada (hay que buscar un buen rato para encontrar un programa de concurso original) pero se deja ver.
Tinelli es un mercenario del rating, un tipo que en lo suyo es innegablebemente un grande, pero que dista mucho de lo que se puede considerar ética profesional.
Trato de imaginar un "Sorpresa y 1/2" conducido por Tinelli, y veo como se reiría de la desgracia ajena por 2 horas y después lo arreglaría regalándole un plasma 42'. Julian no es una carmelita descalza pero es menos agresivo.
Muy divertido el intento de decir a que hora arranca un programa en el 4. Para un amante de CQC como yo, he descubierto que el concepto de "horario" en Montecarlo es muy liviano. Ahora que lo pienso quizá se están manejando con el huso horario del principado de Mónaco, y yo no me enteré.
La publicidad no la ví, así que no puedo comentar.
Un grande Morgan Freeman. Como diría Darwin "el Ansina de Hollywood"
Aclaro que tampoco Julian Weich me parece la octava maravilla, pero si entramos a comparar...
Alvaro, me encanta tu columna, pero creo que para comparar tenemos que usar los mismo criterios para uno y para otro...
y si bien en general la televisión - en especial la mashoria de la tv argentina es un desastre - en los susho tinelli ha sido un revolucionario.
No este tinelli que vemos ahora, al cual, no solo no soporto sino que hasta desprecio, y responsabilizo en gran parte por la estupidez argentina....
sino al que impuso un nuevo horario en la televisión hace 20 años, por ejemplo, cuando las 12 era la hora en que cerraba la programación y el recién empezaba su programa, por ejemplo.
Por otra parte, respecto a los programas de concurso... me parecen tan denigrantes, en especial los argentinos, que tienen - a diferencia de los europeos, en este caso - la costumbre de premiar las humillaciones humanas CON MUY POCO DINERO. Por ejemplo, se acuerdan cuando en Susana los cristianos se comian X cantidad de huevos duros, y el que comia mas ganaba................... 200 pesos ???!!???
Me parece que si Julian tiene una virtud, es esa, no hacerte darte cuenta que mientras factura mishones para el canal con el raiting que le da un publico al borde de la indigencia, el sortea entre 6 personas 100 pesos argentinos...
en el fondo no es tan humishante eso como dejar que tinelli se burle de vos durante 2 horas??
y al final de cuentas... la pregunta siempre es ... que es primero, si el huevo o la gashina... las personas que van, y que los ven, o eshos que en una situación de control de los medios, en lugar de elevar el nivel, lo deprimen.
Y que se dejen de joder los de Motorola!! que Apple tiene en uso esa tecnología hace tiempooooooooooooo!!!
felicitaciones de nuevo
Muy buena, Alvaro.
Lo de Decalegrón, ¿se llamaba "los Rodelú"?
Freda hacía de Seregni.
Si, y Frade era Adela Reta.
Bien dijiste Alvaro, trataste de fundamentar. Y Tinelli, no me parece lo máximo, Tinelli es Dios.
Quizás por eso soy agnostico.
PV tm: comparto mi repudio a los programas que se aprovechan de la necesidad y/o la cholulez de la gente. Se pueden hacer concursos sin apelar a ello.
Lo que dije en la columna es que Weich conduce mejor que Tinelli, no que sea un ejemplo de nada.
Discrepo que el cabezon haya revolucionado algo. Sí colaboró en desacartonar la televisión, pero no creo que por intención de mejorarla.
Gracias por los elogios. Me hacen ruborizar.
Publicar un comentario