miércoles, 16 de noviembre de 2011

Dar en el clavo



¡Hola estimadas amigas!

La semana pasada hablamos sobre las nobles bondades del aceite de semilla de uva. Hoy le toca el turno al no menos maravilloso clavo de olor, que día a día va ganando más adeptos a lo largo y ancho del globo terráqueo.

Sabido es que en la medicina naturista, el clavo de olor ocupa un lugar muy importante. Si mal no recuerdo, el quinto.

Sirve para combatir muchos males y es también un anestésico natural que quita varios tipos de dolor. En la India, cantidades de personas usan el clavo de olor para curar trastornos digestivos, mientras que los chinos lo usan para combatir el el pie de atleta, aliviar dolores de muelas, y también para ayudar a las heridas a cicatrizar más rápido.

El clavo de olor tiene propiedades antisépticas increíbles. En el continente africano se usa en muchas naciones para combatir la malaria, la tuberculosis y hasta el cólera.

En la Europa septentrional en cambio, es utilizado para sacar del aparato digestivo diferentes tipos de parásitos, como gusanos intestinales y bichos peludos de colon.

En muchos sanatorios de América Central podemos constatar que se está usando para favorecer el parto, fundamentalmente para reanimar a los padres que se desmayan en las salas.

En Oceanía muchas personas creen que el clavo de olor es sagrado, salvo en Papúa Nueva Guinea, donde creen que no da para tanto.

En Uruguay existe un porcentaje de naturistas que afirma que el clavo de olor ayuda a eliminar los hongos de la piel. Sin embargo, otro porcentaje de naturistas afirma todo lo contrario. Usted se preguntará estimada amiga, ¿qué porcentaje tiene razón? Bueno, en marzo de 2012 se llevará a cabo un referéndum entre los naturistas habilitados para dilucidar esta controversia.


ADVERTENCIAS: Como casi todo remedio, el clavo de olor tiene sus contra indicaciones, a saber:

1) No es recomendable usar el clavo de olor en cantidades exageradas por tiempos prolongados. Puede producir graves daños al cerebro e incluso causar la muerte misma.

2) No se aconseja tampoco usar el clavo de olor en los niños menores de seis años, ni en las mujeres embarazadas, ni para personas que padecen de enfermedades como piorrea, úlceras en el duodeno o colitis ulcerosas, enfermedades del hígado o epilepsia.

3) Si bien se a constatado que ayuda a eliminar el hábito de fumar cigarrillos, muchos ex-fumadores que usan el clavo de olor como un sustituto del cigarro, han manifestado problemas pulmonares más graves y algunos hasta han llegado a escupir flemas sanguinolentas.
Por eso nunca, repito, nunca intente fumarse un clavo de olor.

4) No intente remendar un zapato o colgar un cuadro utilizando un clavo de olor, son muy blanditos. Utilice los de acero o los que le recomiende su ferretero de confianza.


Estimada amiga, ¿ha vivido usted en carne propia algunas de las bondades/maldades del clavo de olor? Si es así, compártalo aquí con el resto de la humanidad toda.

¡Hasta la semana que viene!

7 comentarios:

Danielito dijo...

el clavo de olor tiene gusto a consultorio de dentista

SofíaBD dijo...

la anestesia del dentista se hace con clavo de olor

fernando dijo...

el dentista se clava a la anestesista en el consultorio.

pipicui dijo...

La anestesista que clavó el calvo del dentista tiene olor a clavo.

Andrés Reyes dijo...

Me gustó mucho este pasaje:

En Oceanía muchas personas creen que el clavo de olor es sagrado, salvo en Papúa Nueva Guinea, donde creen que no da para tanto.

Me gustaría saber más sobre el bicho peludo de colon. Que -espero- no sea similar al bicho peludo de Cristobal Colón.

No creo que el tema de los hongos se pueda resolver en un plebiscito, pues nuestro viejo amigo Tabaré nos enseñó que el pueblo, contrastando con el cliente, no siempre tiene la razón.

Concuerdo plenamente con el ex y futuro presidente, claro está.

zenytt dijo...

bicho peludo de colon?? es decir que en cualquier momento te puede salir un bicho peludo del ano?

fernando dijo...

El bicho peludo de colon es un parásito muy chiquito.
Casi ni se ve, no da para alarmarse.