Penal y voto es gol

Resulta poco creíble que en un país donde fútbol y política constantemente se fusionan, en el segundo de estos ámbitos aún no ha terminado de prender la clásica estrategia de supervivencia del barrabrava, según la cual cualquiera que no abrace la causa propia es digno de ser primero insultado, luego corrido y por último –a menos que consiga refuerzos– golpeado, o cosas peores.
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Salvo excepciones, es común ver conviviendo en una esquina o en la rambla a partidarios de sectores radicalmente opuestos (como Alianza Nacional y la 404) sin que ello derive en violentos enfrentamientos. Usted me dirá: “por unos mangos, yo, que soy manya y tupamaro, me calzo el chalequito de la 2000 y salgo a repartir listas del Óscar; pero ni en pedo me pongo la del bolso”. Y tendrá razón. Pero a los efectos de lo que intentamos transmitir, haremos de cuenta que no dijo nada.

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Sin embargo, dejando de lado al hincha/elector, los principales actores del ámbito político hacen todo lo posible por futbolizarse. La imagen de José Mujica gritando “que se la masquen” a los que no apagaban la alarma, y la de Diego Armando instando a que los periodistas opositores se la sigan chupando, no podrían haber sido más similares.

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A nivel periodístico, es fácil establecer paralelismos. Néber Araújo es un Toto Da Silveira retirado, Traverso es Moar pero sin la pronunciación hipercorrectista, Daniel Chasquetti es el Quique Yanuzzi, Nery Pinatto es Gabito Acevedo, y así sucesivamente. Tal como hay periodistas políticos de izquierda y de derecha, están los deportivos que apoyan a Tenfield y aquellos que la combaten, inclinándose por defender los intereses de los equipos menores (sin que esto signifique que la citada empresa hace todo por beneficiar a los grandes, ni por asomo). También están los fluctuantes, los que estuvieron en un bando y se pasaron al contrario, y los que resulta difícil encasillar. Un saludo a Sotelo que siempre nos escucha.

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Por último, están los verdaderos actores de este show. Los hombres y mujeres que se calzan el traje y salen a la cancha a trancar en cada sesión, en cada interpelación, en cada Código País. Como el propio Luis Alberto Lacalle Pou, juvenil elemento surgido en las divisiones formativas del Club Atlético Oposición, ágil carrilero por derecha, con gran capacidad para cambiar juntos y combatir la pasta base.

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Este domingo hay penal para el Frente Amplio. Mujica, buscando emular a su homónimo Juan Martín, le entrará fuerte, sin pensar demasiado, buscando meter al arquero “con pelota y todo pa’dentro”. Agazapado en la línea, el cuidapalos Larrañaga (que reemplaza al lesionado Cuqui) apela a su mejor arma: mirar fijamente a los ojos al adversario. El árbitro (el carismático Sordo González) ya pitó el término del partido, por lo que no habrá rebote. Si es gol, el Club Oficial de Fútbol se coronará bicampeón. Si lo erra, habrá alargue.

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La Oposición juega con 9 y se quedó sin cambios para afrontar la prórroga, pero en el fútbol, no termina hasta que termina.

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(Publicado en Guambia, 24/10/09.)