domingo, 18 de octubre de 2009

A repechar

No sé qué me deprime más. Si otra vez haber ejercido nuestro poder resucitador, si no poder ver televisión argentina por un tiempo prudencial por miedo a encontrar a uno de esos periodistas que gustan de practicarle la fellatio al pobre Diego Armando (tipo Recondo o el gordo Palacios), o si pensar que todavía tenemos chance de quedar afuera con gol de Javier Vicente Wanchope.
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Me tira abajo pensar que el fin de semana vuelve la actividad local para detenerse inmediatamente por las elecciones. Que el Japo Rodríguez, que ayer marcó la subida de Jonás Gutiérrez y le ganó un tranque al flojito de Messi, ahora se va a cruzar con el ocho de Atenas de San Carlos. Y que si aún así logro entusiasmarme, enseguida se vuelve a parar todo para saber si hay o no segunda vuelta. Y que cuando vuelva a volver el fútbol local, estaremos pensando en Costa Rica, analizando sus defectos y fortalezas, haciendo lobby para conseguir definir en Montevideo (vaya a saber uno para qué, seguro que no será por el gran manejo de las presiones que demuestra nuestro equipo), y buscando que Marcelo Scaglia haga algún otro comentario mordaz e incisivo para despertar la iracunda reacción del presidente de la federación costarricense.

.Lo cierto es que nuestro momento (un tiempo muy especial, un supermomento de felicidad, como decía tan sabia pero sencillamente el Pájaro Canzani), ya pasó. La euforia acumulada –derivada en frustración– no va a volver, por más que nos toque ganar 7 a 1 el primer partido de visitantes, y definamos acá en un día soleado, y con Ricardo Montaner haciendo play back sobre la canción de la telenovela Valientes como show previo, junto a un combate a primera sangre entre el desaparecido Charoná, el siempre vigente Pato Celeste, el colorado de Omar Gutiérrez y Chris Namús. Por más que clasifiquemos, nos va a quedar un retrogusto amargo, de sabernos menos que los demás, de tener cierta vergüenza de siempre andar clasificando de rebote. Somos el tipo que se cuela en un cumpleaños de quince y termina en el cortejo, la señora que llega de invitada a la fiesta de la sociedad de cardiólogos sin saber distinguir una aorta de una caña tacuara, el padrino ateo sosteniendo la vela en medio del bautismo mientras todos los demás parecen saber qué decir y cuándo decirlo.

Sin embargo, para Costa Rica sería tocar el cielo con las manos. Un equipo cuya máxima figura internacional fue un arquero con apellido de suavizante de ropa, en un país que ni ejército tiene para ir y pudrirla un poco, y cuyos principales equipos tienen nombres impresentables, no parece ser una fuerza decorosa para el legendario equipo celeste, el que inventó la vuelta olímpica en Colombes, el que lo dio vuelta en un Maracaná que llevaba más del doble de gente que ahora (al parecer los años 50 fueron muy duros con los hermanos brasileños, que venían más flaquitos y por ende entraban más en el mismo espacio).

Por eso, y apelando a la probada dignidad del futbolista oriental, creemos que sería un momento ideal para dar un paso al costado, haciendo feliz al alicaído pueblo costarricense. Incluso, para evitar sanciones, en lugar de no presentarnos, podemos enviar una selección de cabotaje, bajo el pretexto de que nos batieron que en Costa Rica hay un poco de altura. Con enviar un Peñarol reforzado con el Cachorro Burián por Sosa y Mauren Franco por Pacheco, estamos hechos.

Y luego sí: Brasil 2014 nos espera. Sesenta y cuatro años después, probablemente con la tecnología necesaria para tener perfectos hologramas de Schiaffino y Ghiggia para amedrentar a los macacos, resurgirá la celeste olímpica. Vayan pelando las chauchas, o la soja transgénica.

(Publicado en Guambia, 17/10/09).

5 comentarios:

Bestiario dijo...

Me quedo tranquilo de que no soy el único al que le costó volver al "fútbol" local.
Pero Costa Rica no, nada de pueblo alicaído, a romperle las piernitas y que entiendan que esto es deporte de hombres hechos y derechos, que se vayan a reggetonear por ahí. Que para ir a pasar vergüenza al mundial hay que tenerlas bien puestas, así que vamos nosotros y que no jodan.

Gran ensayo dire!

Sinca Bellos dijo...

Sabias palabras Director.

dejamuchacho dijo...

Muy bueno lo suyo Reyes, como de costumbre!!!!!

Carles dijo...

Gran columna como siempre, cuesta mucho ser hincha de la selección. Siempre nos falta un centavo pal peso. Ahora lo que no se le puede reprochar es que le falta emoción al asunto.

Andrés Reyes dijo...

Muchas gracias. Yo quiero ir al mundial, aunque sea a ensuciar la cancha, a fracturar a Cristiano Ronaldo, a pudrirla.