Ocho perlas olímpicas

A continuación, un superficial análisis de lo que quedó luego de los quince días en los que los uruguayos nos sentimos aún más tercermundistas que de costumbre.

1-      Lo de Wynants en el 2000 fue un milagro que nos afectó mucho, casi tanto como Maracaná. Para mí que lo vieron al tipo ahí que sumaba puntos y mucha bola no le dieron. Y como en el mundo no quieren volver a cometer el mismo error, ahora cada vez que ven a algún uruguayo hacen todo lo posible por dejarlo mal parado. Hasta ahora, con éxito.

2-      Para la próxima, que será cerquita, y ya que serán 250 los periodistas uruguayos acreditados, que alguno tenga el decoro de filmar en primer plano a cada uno de los atletas compatriotas a los que les toque competir. Pues ese velocista que está saliendo penúltimo en su serie bien puede terminar siendo nuestra máxima figura. No hagamos como con Déborah, que le quisimos hacer una publicidad para demostrar las diferentes empresas estatales que confiaron en su velocidad, pero las imágenes que se muestran apenas si la registran en un tercer plano.

3-      Los de la NBA la van de crás, pero se les frunció el ano cuando llegaron al último cuarto de la final con apenas un punto de ventaja por sobre los españoles. Diga que la economía ibérica está devastada, y que el jefe de la barra brava ya no es Manolo sino que ahora es el andrógino Príncipe, que si no capaz que hasta le tapaban la boca al caracagada de Lebron, que terminaría sus días siendo cortado en Guruyú Waston.

4-      La gente ama a Usain Bolt. ¿Por qué? Porque es el mejor y la va de crack. El Doctor Da Silveira dijo que el jamaiquino perdió la humildad. Comparto plenamente. ¿Cómo se arregla esto? Con algún hecho que manche su cristalino historial. Que no le pasa guita al hijo, que manoseó a la mucama, que corrió falopeado, que no le gusta Bob Marley, ¡alguien que le encuentre una mancha ya!

5-      ¿Qué pensará una delegación extraterrestre que llega al planeta La Tierra justo durante los juegos? Para arrancar, pensarán que los terrestres tienen un mundo unido, en el que personas de los más recónditos parajes conviven sanamente en una justa donde lo que importa es competir. También les llamará la atención que los deportistas más rápidos, más fuertes, más talentosos y más populares sean afrodescendientes, pero que los periodistas y dirigentes sean mayormente blancos.

6-      ¿Cómo han evolucionado las diferentes disciplinas? El fútbol se sigue jugando igual: rápido y feo de ver. Solo que ahora le va bien a México. El básquetbol olímpico está bueno, pero es un básquetbol de taco alto, como no le gusta a Sonsol. ¿Hockey? Está cada vez más violento, a una argentina le abrieron la cabeza de un palazo, están alejando a las adolescentes de Carrasco de las canchas. El taekwondo pasa un gran momento, lo mismo que la lucha grecorromana. ¿Deportes que no han evolucionado en los últimos 30 años? El volleyball (todos los puntos son iguales), el handball (cada vez que tiran al arco es gol), el lanzamiento de martillo (un día van a tirar el martillo a la tribuna y va a pasar una desgracia) y el pingpong (donde el ponja ése que juega para la Argentina no metió ni un punto).

7-      La ceremonia de clausura fue una porquería. Si enganchabas justo en la premiación de la maratón, parecía un England For África o algo así. Lleno de músicos ingleses (que todos sabemos que son los mejores) que no tocaron una pelota en su vida. De todas formas, el momento sublime fue cuando apareció Pelé, quien habría hecho un pacto con el diablo que le permite no haber envejecido desde el Mundial del 70. Preparesé: en cuatro años tendremos un interminable recital de todos esos cantantes brasileños melosos que terminará con “cidade maravilhosa” y el clásico trencito del que participarán Kevin Durant, Usain Bolt, Luisito Suárez, las suecas que se cepilló Bolt, Luciana Aymar, la arquera de Estados Unidos, Sergio Gorzy, Lula, Sylvio Mendes, Collor de Mello y Andrés Silva, entre otros.

8-      Los mejores dislates: Da Silveira creyendo que el recién citado Silva venía primereando una serie en la que –afirman quienes lo vieron llegar– salió último. El propio Silva aseverando que corrió para atrás porque lo mató la presión de la prensa (¡encima que la prensa te dio ganador te quejás, chiquilín!) El implacable Doctor Da Silveira preguntándole a Foglia si había probado el Támesis (que es más o menos como preguntarle a Phelps si había mucha aguaviva). El ciclista belga que apareció en pedo y todo meado. Pero la cagada más grande de todas fue para el tipo que manejaba la pantalla y le pifió de Corea (diga que los juegos eran en Londres y no en Pionyang, sino el hombre seguro terminaba probando el Támesis coreano, para alegría del Toto). Desde el penal errado por la hermana del Jaime (la Diana) en la ceremonia de Apertura del Mundial 94 que no se veía algo así.