"El arco de
Peñarol parece más grande" pensó en voz alta días atrás el periodista
Ricardo Piñeyrúa (810 AM), durante el partido que Peñarol terminaría perdiendo
3 a 2 ante Danubio, por el Torneo Clausura. Las performances del argentino
Migliore parecen no transmitir la seguridad necesaria a un equipo obligado a
salir campeón del Torneo Clausura como único camino para sumar una nueva
estrella local (la 43 o la 50, según la bibliografía consultada). A continuación,
una breve reflexión sobre uno de los arcos más candentes del mundo, de cara a
la recta final de la temporada.
Publicado en Brecha, 17-04-15
Días atrás se celebró el "día internacional del
arquero", en recuerdo del portero colombiano Miguel Calero, fallecido en
2012, y célebre por haber sido la contraparte del centrodelantero argentino
Martín Palermo, aquella vez que se le ocurrió errar tres penales en un mismo
partido. La existencia de "un día de" denota que los arqueros son una
minoría que ha sido tradicionalmente perjudicada y que necesitamos homenajear
de algún modo para alivianar nuestra culpa.
Tradicionalmente se dice que el puesto del arquero es el
"más ingrato del fútbol", más que nada porque: a- cada uno de sus
errores se traduce en gol del rival; b- solo juega uno por equipo, y no tiene
chances de cambiar de puesto "para darle una mano al equipo"; c-
suele estar demasiado cerca de los hinchas más beligerantes, tanto propios como
extraños, siendo blanco preferido de insultos, escupitajos y proyectiles.
Sin embargo, ser arquero tiene sus ventajas:
- Puede estar todo un partido sin tocar la pelota y nadie lo acusará de lagunero o pechofrío.
- En la situación límite por excelencia del fútbol (el penal), no tiene casi ninguna responsabilidad: si no la ataja, no pasa nada. Si le erra de palo, casi que tampoco. Si se tira y la pelota le rebota en la rodilla, de modo completamente casual, será héroe.
- Es el puesto más complejo de analizar en el fútbol, por lo que generalmente tendrá excusas de lo más verosímiles para sus errores: si el centro cae en el área chica, el arquero no sale y el nueve rival convierte de cabeza, dirá "la pelota se va abriendo, si salgo no llego y es gol igual". Si le tiran un tiro libre de a vintén y es gol, podrá decir "me pica antes y se me desacomoda" o "estas pelotas livianas son impredecibles".
Serás eterno como el
tiempo que hace que un arquero no dura más de un año
En los últimos años, el arco de Peñarol se ha transformado
en un problema. No es un tema nuevo: ni siquiera durante la época del
Quinquenio (93-97) el arco carbonero tuvo un dueño exclusivo, y ninguno pudo
arrancar y terminar el año como titular[1].
Luego, cuando Nacional comenzó a incorporar mejores delanteros y las vueltas
olímpicas carboneras pasaron a ser más esporádicas, el problema se agudizó, y
tras el breve pasaje del paraguayo José Luis Chilavert (que jugó apenas unos
meses en los que a nadie se le ocurrió poner en duda su titularidad) no ha
habido mucha chance de decir "el arquero de Peñarol es tal", como
ocurre -por ejemplo- actualmente con Munúa en Nacional o Muslera en la
selección.
Tras la partida del temperamental arquero guaraní, por los
tres caños del primer equipo mirasol pasaron 21 arqueros en 12 años, la mayoría
de ellos formados en otros clubes[2].
En comparación, en ese mismo período Nacional tuvo apenas a 9, 5 de los cuales
emergieron de sus divisiones juveniles.
¿Pero por qué?
En su momento, hace más de 70 años, Peñarol quiso concretar
el sueño del "Atilio García propio"[3],
al traer a una lista interminable de centrodelanteros argentinos que pasarían
por filas aurinegras con más pena que gloria. Más acá en el tiempo, Peñarol
trajo al hermano mayor de Julio César Dely Valdés, Armando, que según su propio
padre era el mejor de la familia. Pero mientras Julio César seguía tirando
chilenas a la red, no pasó nada bueno con el buenazo de Armando, que terminó
jugando en Liverpool.
Quizás detrás de cada Cavallero, de cada Bologna, de cada
Migliore, haya un intento por crear un nuevo Chilavert.
Pero Chilavert hay uno solo -a Dios gracias- y Peñarol ha
dejado ir a arqueros que tras inicios titubeantes parecían haberse afianzado.
El argentino Bologna fue dejado libre tras haberse coronado campeón uruguayo,
justo cuando empezaba a andar bien. Otro tanto pasó con Castillo: tras un
Apertura donde llenó todos los ítems del catálogo de goles bobos, redondeó un
Clausura irreprochable, pero Peñarol tampoco le renovó pues ya hacía meses que
había decidido traer a Migliore. ¿Por qué? Supongo que porque representa los
valores que esta directiva de Peñarol quiere para el club.
De momento sus resultados no son los mejores: si bien no se
le recuerdan grandes errores, no ha logrado convertir su vehemencia en
resultados, en particular en los clásicos, pues perdió los tres que ha jugado
hasta el momento.
Mística carbonera
No debe existir, en el mundo, un club con más vínculo con lo
sobrenatural que el Club Atlético Peñarol. En algún momento llegó a decirse que
una bruja había hecho un "trabajo" sobre los guantes de un arquero
carbonero, y que por eso no atajaban una. Tiendo a no creer en esa versión, más
que nada porque arqueros como Gonzalo Salgueiro parecían tener más problemas
con los pies que con las manos.
Hay quienes afirman que no fue una bruja sino un ex jugador
del primer equipo carbonero, vinculado a lo esotérico, quien, tras su partida,
dejó "maldita" la que fuera su cama de Los Aromos. El que dormía en
ella, o cometía errores incomprensibles, o se lesionaba. O ambas cosas a la
vez, tal como le pasó a un guardameta que hoy luce su particular estilo capilar
en el fútbol chileno, y que un día dijo "yo no me como ninguna, ya van a
ver que duermo acá y no pasa nada".
Pero pasó. Y acto
seguido, la cama fue molida a hachazo limpio.
En cualquier caso, la esperanza del hincha carbonero se
centra en el juvenil Guruceaga, quien sorprendió gratamente durante el reciente
sudamericano sub 20 con performances muy sólidas. Si el presidente Damiani
confirma su máxima de "Peñarol no vende juveniles", habrá tiempo para
verlo atajar y juzgarlo.
Y si se come algún gol bobo habrá que mandarlo a entrenar a
Tercera.
Porque esto es Peñarol y hay que salir campeón todos los
años, cueste lo que cueste.
[1] En
1993 arrancó de titular Oscar Ferro y terminó Gerardo Rabajda. En 1994 ocurrió
lo inverso. En 1995 Ferro fue negociado al club homónimo y subió Claudio
Flores, que en 1996 alternó con el "Loco" Navarro, y en 1997 con
Fernando Álvez.
[2] Para
un listado de los arqueros peñarolenses sírvase consultar nota de Gerardo
Bassorelli en La República, del 3/10/14.
[3]
Atilio García, centrodelantero argentino de Nacional, es el máximo goleador de
la historia de los clásicos Nacional - Peñarol.
12 comentarios:
Muy buena Reyes!
Mi preferido de esa camada golkeepera aurinegra es el ya retirado Biglianti.
El Popi Flores, sin dudas el mejor goalkeeper de los últimos tiempos en el arco carbonero.
Q.E.P.D.
Luis De Agustini está trabajando de fletero en la costa de oro.
Un beso a todos los que me conocen.
Pensar que el gran Fernando Harry hacía chiquito el arco de Peñarol. No así el de la selección.
Harry para mí fue el mejor. En Peñarol, claro. En la selección cada vez que estaba, sobrevenía el fracaso. Salvo en el 95, justo es decirlo.
En el 95 colgó los guantes.
Después los fue a buscar para dejarse hacer un gol por Peñarol atajando para River, o miento yo?
No, los colgó "por la selección". Pero después los descolgó para atajar en un Uruguay - Colombia. Le metió un gol medio bobo Hamilton Ricard, Joel le preguntó si había estado mal en el gol, y Harry se calentó.
Qué raro que Harry se caliente con Joel.
Algunas puntualizaciones:
1- Migliore es un muerto.
2- Hay rumores que Migliore se masticó al peluquero que atiende abajo de su edificio.
3- No los juzgamos por ello, siempre que sea homosexualismo bien entendido.
4- El Beto Bologna era flor de arquero y lo quiero en Peñarol
5- El Seba Sosa fue el mejor de todo ese tiempo
6- El asterisco 3 de la nota no viene a santo de nada, salvo que al periomanya de Reyea le tira la blanca
Nada massss
Fernando González era igual a Vittete
SE olvidan del gran Noguera que feo eh...
No opino de peniarol.
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