Ando bien de autoestima, no sé si se nota

Estamos en el entretiempo: todavía no comenzaron los insulsos campeonatos del pan en rodajas o de las ambulancias con unos clásicos que sólo los periodistas de Tenfield incluyen en sus estadísticas ni mucho menos, el campeonato local. No sea cosa que nuestros equipos comiencen la Libertadores en rodaje. Por lo tanto, sólo nos queda el período de pases donde algunos contratistas hacen correr el rumor de que sus representados son mirados por los grandes. Y éstos son tan pero tan poderosos que sólo pueden contratar a un jugador lesionado en Europa, si su club acepta prestárselo y pagarle el sueldo.

VENÍ, TOMATE UN TECITO
Las inglesas son bastante fuleras, como sabe todo el que ha viajado. Pero como dije ayer en la columna que está abajo, todas las generalizaciones son malas. Hoy presentamos una británica que se parte. Que es algo tan raro como un integrante de este blog que sea heterosexual. La Emily Blunt es una actriz que se ha visto en varias películas conocidas ("Mi verano de amor", "El diablo viste a la moda", "Los agentes del destino", "Looper") aunque no nos suene aún del todo. Y, si me apuran, les digo que me parece que ha sido medio desaprovechada y nunca le dieron un papel como para que se luzca, probablemente por ser linda. No te preocupes, Emi, a mí también me pasaba.

QUE VA A SER DE TI, LEJOS DE CASA...

Se viene el Mundial., sí. No sólo vamos a tener un año donde nos van a bombardear con publicidad de albumes (probablemente en 3D), suplementos especiales, fantasmas de Maracaná, DVDs con las imágenes de los 4 (!!!!) campeonatos mundiales que tiene Uruguay, Garridos, cámaras celestes, excursiones de blogs en kombi y cursos de portugués on line. También, en el caso específico de nuestra selección, habrá que ponerse a pensar en una era post-Tabárez.

No sólo el popular Oscar Washington ha redondeado un lapso insólito al frente de la celeste (insólito, digo, no por lo racional que significa tener a un técnico siete años, sino por la sana costumbre compatriota de hacer las cosas mal y sacar a un DT al poco rato para poner a otro que no tiene nada que ver), sino que se impone un nuevo ciclo después de Julio, cambiando al cuerpo técnico y haciendo una renovación importante de jugadores.

El problema es si se va a cambiar lo más importante. Porque más allá de la importancia que han tenido nuestros delanteros (no sólo Suárez y Cavani, también Forlán, aunque esté en su curva descendente) lo que ha hecho la diferencia y posibilitado no sólo un cuarto puesto en un Mundial, sino una actuación decente en prácticamente todos los campeonatos en que hemos intervenido, es una organización general de todos los aspectos de la selección que no habíamos querido tener nunca (y menos cuando Paco Casal determinaba quién jugaba y quién dirigía). 

Desde 2006 hemos tenido una estructura que se ha encargado de hacer lo que tiene que hacer una estructura que organice una selección deportiva: coordinar viajes de los jugadores, citaciones, alojamientos, plan de juego, amistosos, etc., etc. Lo elemental y obligatorio en cualquier lado, pero que nunca se había cumplido. 

Desde hace siete años, son citados a la selección los futbolistas que el encargado (el técnico, obviamente) considera que son los mejores y no los que hay que vender ni los que cambiaron de representante. Desde hace esos 7 años, en suma, estamos consiguiendo resultados mejores de los que nos indicarían nuestras posibilidades económicas, sociales y poblacionales, no por las características místicas de algún indio que habitaba nuestras praderas, sino porque estamos haciendo las cosas bien. Qué pasará de ahora en adelante, ni idea. 

CÓMO ME PICA CUANDO ME CAMBIAN... 

Jugaba el Real Madrid un partido medio peyón contra el Celta y sustituyen -como tantas otras veces- al puntero argentino Di María. Éste -más lindo que nunca para preguntar cuál- salió en cámaras manoteándose el paquete. Él argumentó posteriormente que no le hizo ese gesto al DT Ancelotti ni a nadie sino que el elástico le estaba ahorcando la anaconda.

Como sabemos todos los que estamos muy bien dotados, a veces puede ser muy molesto, y hasta doloroso, cuando alguna parte sensible se te desacomoda y queda medio apretada peligrosamente. Yo que sé, tampoco era para calentarse, Angelito, pero por las dudas para la próxima esperá un minutito antes de manotearte el bulto, que salís en la tele.

Y YA LO VE, Y YA LO VE, ES EL RINCON DE LA ENEBE (A)
Los Angeles Clippers es un equipo singular. Además de tener un feísimo logo en letras minúsculas en su camiseta, hasta el año pasado eran el único cuadro que no habían metido un mísero título de División en toda su historia (digo, dentro de los que tienen algunos años), lo cual es sencillamente ser el mejor de cinco equipos. Para peor, en la misma ciudad están los Lakers, uno de los más exitosos de toda la historia. En algún momento se filtró la noticia de que -a diferencia de otros cuadros que andaban peleando allá arriba- los Clippers daban superavit, supongo que porque tenía jugadores más bien poco onerosos. Sumados a una poco común serie de pésimas decisiones en el draft (siempre andaban en los primeros lugares para elegir pero nunca consiguieron una estrella como la gente), la verdad es que se me hace difícil explicar que haya gente que hinche por ellos en vez de por los vecinos.

En los últimos años, se ha revertido esa tendencia y se han puesto las pilas. Consiguieron al espectacular -pero aún inmaduro- pivot Blake Griffin, que todavía no sé si es blanco o negro, trajeron al brillante base Chris Paul desde New Orleans (probablemente la primera super estrella que vistió esta camiseta) y reclutaron a algún veterano rendidor, de esos que a mí me gustan: Antawn Jamison y Jamal Crawford. Junto a un pivot como DeAndre Jordan (que no es el Michael ni es Shaquille) se las arreglan para mejorar la imagen intrascendente que tuvieron durante décadas. Juegan lindo, aunque les falta mucho para ser un equipo sólido con pretensiones.