La primera de ellas, cronológicamente hablando fue "Motín a bordo" en 1962, dirigida por el veterano Lewis Milestone, con Marlon Brando como Fletcher Christian, el oficial rebelde -papel que antes había realizado Clark Gable en la versión de 1935 y que en la de 1984 caería en manos de Mel Gibson- y Trevor Howard, como el capitán despótico Bligh (Charles Laughton y Anthony Hopkins, respectivamente).
Brando y Howard se odiaron desde el principio y compitieron por imponer sus maneras de ver las cosas durante el rodaje, pero ésto no es algo inusual en la historia de Hollywood.
Pero la aún superestrella Marlon Brando había comenzado a ser pasto para las fieras de la prensa sensacionalista por su vida privada, más cuando durante el rodaje de este film conoció a la actriz franco-polinésica Tarita Teriipia (menos mal que no se dedicó a la política, imagínense cómo se nombrarían a sus seguidores) y abandonó a su segunda esposa. Buena parte de los conflictos durante el rodaje fueron por culpa del contraste entre los sobrios y profesionales Howard y Milestone y el caprichoso Brando.
La película en sí es buena, deja de ser un relato convencional y maniqueo como era su antecesora en blanco y negro y, más allá de su leyenda negra, fue un moderado fracaso, en parte porque no ganó ningún Oscar, ya que tuvo la mala suerte de que ese mismo año se realizara el mejor film de aventuras de todos los tiempos: "Lawrence de Arabia".
Casi enseguida, se realizó otra superproducción que hizo correr océanos de tinta por costos excesivos, caprichos de divas, peleas y adulterios: "Cleopatra", con Elizabeth Taylor, Richard Burton y Rex Harrison.
Los dos primeros comenzaron un romance públicamente sin reparar en el detalle de que no eran precisamente solteros. La Liz, además, hizo retrasar muchas veces el rodaje, principalmente por su delicada salud. El problema era que cobraba por día, se filmara o no. El presupuesto fue muchísimas veces superior al inicialmente previsto, pero no todo fue culpa de la Taylor, incluyendo algunas estafas realizadas por productores italianos.
La historia de la reina de Egipto, que seduce primero a Julio César y después a Marco Antonio (Harrison y Burton), que aparentemente era medio fulera de cara pero que tenía el lema en materia de hombres: "no me importan cuántos son, sino que vayan saliendo" suena bastante atractiva para la pantalla y en este film es brillante el despliegue de vestuario y escenografía, amén de ser un drama bastante bien narrado, aunque con poca acción para ojos contemporáneos.
Si el presupuesto de "Cleopatra" se considera el mayor de toda la historia del cine, si obviamos la inflación, el peor desastre financiero de las películas que consideramos hoy fue "La puerta del cielo", el inusual western que quiso realizar Michael Cimino en 1980, luego de triunfar inesperadamente con "El francotirador", con Kris Kristopherson, Isabelle Hupert, Christopher Walker y John Hurt.
Si ésta última había sido considerada -exageradamente- como conservadora y patriotera en su visión de la derrota de Viet Nam, "La puerta..." fue considerada casi marxista por su enfoque pesimista. Cuenta el enfrentamiento entre los agricultores -casi todos inmigrantes pobres- y los poderosos ganaderos en el llamado Conflicto de Johnson en Wyoming. La simpatía de Cimino está totalmente con los desvalidos aunque la realidad fue bastante menos cruenta de lo que cuenta el film.
Muy sólidamente narrada -aunque para mi gusto le sobra una media hora larga en su versión inédita en cines de cuatro horas- frecuentemente inteligente y audaz, bella visualmente, no recaudó ni la décima parte de su presupuesto. Fue estrenada con la mitad de su metraje original, repercutió enormemente en las decisiones posteriores de la industria, hundió las carreras de Cimino y de Huppert en U.S.A. y fue considerada en su momento una de las peores películas jamás realizadas, lo que es una estupidez indefendible.
Las polémicas y publicidades negativas muchas veces son hijas de enfrentamientos entre los pareceres de directores y productores. Estos últimos ponen la tarasca y les molesta particularmente cuando el que realiza efectivamente el film tiene un punto de vista original, no limitándose a poner el piloto automático.
Algo diferente pasó con la única de las películas de hoy que sí tuvieron éxito y mucho: aunque después todos se hicieron las virgencitas, lo cierto es que mientras duró el rodaje de "Titanic", todas las voces que venían del Norte auguraban que el desastre económico iba a ser peor que el de "La puerta...".
Nerviosismo en los estudios, notas contra su director James Cameron -pese a que estaba Leo Di Caprio no hubo esta vez críticas a ningún star- y sin embargo, no sólo ganó un record de Oscars -a diferencia de las otras tres películas citadas- sino que batió varios records de recaudación, salvando holgadamente su enorme presupuesto. Convencional teleteatro bien narrado, visto casi veinte años después de su estreno ha envejecido bien, si uno se olvida de su rutina y del sabor amargo de la Rose que no corrió su culito gordo para que se subiera el pobre Di Caprio a la tabla.
Salada la canchita, una columna que se da para adelante como ella misma, hoy te trae la escena más famosa de Cleopatra, cuando la diva de los ojos violeta entra en Roma haciendo más bulla que Amodio y el trailer de la poco vista La puerta del cielo.
6 comentarios:
Claro! ç
Como va a haber comentarios acá cuando están todos pajeandose en el "Anonimus Open"
Especialmente ç.
Bien Faga bien. Cero bola a la gilada. En la media hora la leo, promesa
Es asi, tira mas aquello que una yunta de peliculas con mala propaganda.
En resumen: se presta para ver Cleopatra? Cuanto dura? (más de 2 hrs = embole)
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