viernes, 14 de agosto de 2015

Salada la canchita: Echen al montajista.

El oficio de montador no tiene nada de obsceno. Como muchos de ustedes deberían saberlo, se refiere al que une las diferentes tomas para terminar redondeando lo que vemos después en la pantalla (hay un montaje de sonido paralelo y a realizar después de las imágenes).

Tradicionalmente una película se va filmando en "desorden" de acuerdo a las conveniencias del rodaje. Por ejemplo, se realizan todas las tomas de un mismo actor secundario en uno o dos días, aunque éstas se repartan en diferentes momentos del largometraje. O determinados interiores o las escenas nocturnas, etcétera.

Hay que diferenciar una "escena" de una "toma". Ésta última es la unidad de filmación propiamente dicha. La escena es la suma de tomas que dan lugar a una parte de la película. Así, un diálogo en un bar entre dos personajes, por ejemplo, es una de las escenas del film, generalmente compuesta de varias tomas que pueden haber sido rodadas con muchos días de diferencia. También es frecuente que se rueden varias versiones de esa escena completa y se elijan tomas de diferentes versiones (que también se llaman "tomas" en castellano aunque en inglés se diferencie sabiamente entre "take" y "shot") de una misma acción.

Con respecto a las tomas hay una anécdota muy interesante del Hollywood clásico. George Cukor -director amigo de esta columna- era un poco hinchacocos con su perfeccionismo y muchas veces se pasaba demasiadas horas seleccionando las mejores tomas entre algunas que no diferían mucho. No olvidar que eran tiempos de celuloide y el equipo no veía lo filmado hasta varias horas después cuando era revelado en el laboratorio del estudio. Pues bien, una vez los técnicos lo tuvieron una tarde entera viendo diez copias de la misma toma -haciéndole creer, lógicamente, que eran diez filmaciones diferentes- para seleccionar la mejor. Cukor prefería una -digamos, la cuarta- y los técnicos le discutían que la séptima estaba mejor actuada. 

El gran Alfred Hitchcock era muy amigo de los experimentos, aunque sin descuidar el interés del material filmado. En 1948 se propuso realizar un largometraje sin cortes. El resultado se llamó "La soga", estaba basado en una obra teatral -muy conveniente- y cada toma duraba los diez minutos máximo que soportaba un rollo de celuloide. A razón de 24 fotos por segundo, haz tú la cuenta, borrego ocioso. La impresión de que no había cortes se salvaba acercando la cámara a alguna parte en negro -por ejemplo, la espalda de un personaje- y allí se insertaba la siguiente toma de 10 minutos sin cortar la continuidad. En la ventana se veía cómo pasaban las nubes (de mentirillias) y caía la noche. Si alguien quiere ver de qué va ésto, no tiene más que volver a la Canchita de hace casi un año en que subí la referida película: 


LA SOGA, MISMO

Con la llegada de la filmación digital, todo fue más fácil. "El arca rusa" (2002) fue la primera película rodada realmente en una sola toma, transcurriendo en el famoso -y monumental- Museo Hermitage de San Petersburgo. Muestra la particular visión de la historia de su país por el interesante y polémico director Alexander Sokurov, un tanto demasiado reinvindicadora de las glorias de los tiempos de imperios y zares, para mi gusto.

No es nada sencillo filmar de una, por cierto. Demás está decir que se tiene que hacer una planificación del rodaje de la gran siete, donde no sólo hay que tener previstos un montón de movimientos de cámara (durante 90 minutos en este caso, porque era lo que aguantaba un archivo digital), de desplazamientos de actores y extras, con las consiguientes complicaciones de iluminación y foco, que para qué te voy a contar.

Más sencillo es, aunque no es pavada, lo que realiza el debutante director argentino Adriano Salgado en la reciente "La importancia de un revistero", donde dos actrices sostienen la película en un único decorado, sin casi movimientos de cámara. Dicen que está muy bien hechita, pero decidí no verla, por ahora. Mal yo.

Este año ganó el Oscar a mejor película "Birdman" del mexicano González Iñarritu. No está realizada en una sola toma, tiene montaje al principio y al final pero está hecho el medio como si no tuviera cortes. Caprichosa y personal, utiliza una historia gastada -el actor decadente que quiere refundar su carrera como intérprete serio- para contarla desde un punto de vista original. Un poco efectista, es una delicia ver su planificación visual, especialmente sus movimientos de cámara y la composición de sus frecuentes primeros planos. No cala demasiado hondo cuando enfoca los conflictos de sus personajes pero levanta vuelo -perdón- cuando González se divaga y comienza a experimentar.

Salada la canchita, una sección que anda montando a lo bestia por todos lados, hoy te trae un ejemplo criollito de película en una sola toma, aunque habría que ver si no hay trampita por ahí. La casa muda (2010) fue el debut de Gustavo Hernández, que recientemente ha vuelto a incursionar en el género del terror con la interesante "Dios local". Tuvo su remake yanqui al año siguiente, que no vi y no sé si también fue realizada con el mismo procedimiento. Calculo que no.


19 comentarios:

LaSordaDeMierda dijo...

Bueno hoy aprendí algo nuevo, todo un troesma el Faga

Unknown dijo...

La mejor escena de la casa muda es la última. Si mal no recuerdo. Ah, no me gustó lactuación de la gurisa.

Unknown dijo...

Faga no te lee mas Sordi. Se quedó en un loop de tu vídeo.

Unknown dijo...

Dicen.

Alvaro Fagalde dijo...

La leo de arriba abajo. Lo que pasa es que los viernes me acuesto temprano.

Alvaro Fagalde dijo...

Queres que te enseñe algo más?, Sordi.

Kurco, siempre haciendo el trabajito sucio?. Levantate minas por la positiva.

Diego Floyd dijo...

Excelente Fagalde como siempre.
Richar de Pueblo Egaña

Mauro M. dijo...

Bien Fagalde, good for you.

zorro d colonia dijo...

Qué lo parió al Fsga, que senos viene que senos viene!

Alvaro Fagalde dijo...

Son años.

Unknown dijo...

Fue en una buena, viejo abombao´.

Alvaro Fagalde dijo...

ah

Unknown dijo...

Me encano la anécdota de George Cukor, como la vida misma mire....
Me hizo acordar a un viejo blanco pajero que supe tener de jefe.
Claro que el pusilanime no tenia ni por asomo la calidad de Cukor

Unknown dijo...

Por acá hay mucho borrego ocioso, pero ninguno va a sacar la cuenta.
24 x 600 = 14.400 fotos
Como supongo que hablamos de 35 mm nos da 27 mm entre foto y foto.
27x14.400 = 388.800mm = 388,8 te abrocho metros por rollo.
Mas o menos... no soy borrego pero si ocioso.
Lo cual debe estar mal porque el tío google me dice que tenían 1000 pies es decir 304.8 (te abrocho otra vez) metros.
Y se sabe que el tío siempre tiene razón.

Unknown dijo...

La de Adriano Salgado "La importancia de un revistero", debe ser una nueva muestra de anti-cine.

Como explicaba hace muchos años un preclaro crítico de Marcha, la palabra cinematógrafo viene de la conjunción de dos palabras, cinemática, parte de la física que estudia el movimiento "per se" y grafo por foto. O sea fotos en movimiento.

Es decir, explicaba el susodicho cuyo nombre ya recordaré, no hay cine sin movimiento y filmar teatro es una contradicción en si misma.

Unknown dijo...

Debía ser HAT porque el Hugo no era...
Me pierdo en la nube

Alvaro Fagalde dijo...

Los rollos pesan (o pesaban) aprox unos diez kilos. No era papa cargarlos.

Lo que decis suena mas a Thevenet que a Alfaro, si.

zorro d colonia dijo...

Bueno viejos, vayan entrando que ta refresconcha, basta de divagues y locas pasiones

Unknown dijo...

Zorro... vas a volver a la B junto con Plaza!