Vieja, nos vamos...

La columna de hoy contiene vivencias de hace un par de horas, lo que deja por demás en claro que el autor es hijo del rigor y siempre deja todo para último momento. Siempre a cotrareloj como dirían los más educados, siempre con la pija en el orto, como dirían los más sinceros.

La Previa.

Partir de vacaciones es todo un desafío en sí. Una tarea que debiera ser simple, sin mayores sobresaltos termina siendo casi una odisea. Primero, lo más difícil debemos de coordinar la fecha de salida. Día y horario son las primeras negociaciones.
En mi caso particular, por una vieja manía familiar soy de los que prefiere salir  en plena madrugada para evitar el transito en la salida de Buenos Aires. Entienda usted lector, si es Oriental, que la población de la ciudad de Buenos Aires es de 3 millones de “gentes” y en el Gran Buenos Aires viven, unos 8 millones más, de los cuales la gran mayoría labura en Capital. Sería algo así como si todos los partidos de la fecha se jugaran al mismo tiempo en el campo de juego del Parque Central.  Un quilombo.

El tema que por más que uno decida salir a las 3 o 4 am, no termina saliendo hasta el medio día. Pero en definitivas depende de uno. El problema es cuando el transporte depende de un tercero y ahí nos preguntamos para qué carajos sacamos boleto en el barco de las 7:30 de la mañana.  Nos lo preguntamos  a las 3 am de la noche anterior cuando terminamos de armar el bolso * y nos lo preguntamos a las 6:30 am cuando aun seguimos en casa y nos damos cuenta que la tarjeta del seguro del auto esta vencida, que tenemos que imprimir la nueva y que la impresora esta desconfigurada.

 *Por bolso el autor hace referencia al equipaje y no al equipo de fútbol que suele deambular en la mitad de tabla del torneo uruguayo de primera división.

Menos mal que el baúl es grande.

Las inseguridades de uno siempre salen a flote al momento de armar el equipaje. Tendría que haber una regla que diga “Tantos días, tanta ropa”.  Uno piensa... 5 dias me llevo 5 calzones, mas 3 por si me cago encima. Si bien de adulto nunca nos cagamos encima es una regla de oro a cumplir.

Remeras no menos de 8. Nunca falta un plato de pastas traicionero  que nos arruina una remera recién puesta.  Un par de Zapatillas, una campera por si hace frio, una bermuda y un Jogging, un pantalón de Jean que seguramente volverá sin uso... y como casi siempre nos olvidamos las medias en casa.

Tu mujer tiene una regla más flexible y termina siempre duplicando la cantidad de ropa que vos llevas, y lo más probable es que use la mitad de la que vos usaste.

Con la tecnología, al menos en mi caso pasa algo igual. Que la cámara de fotos, la filmadora, la computadora, unos parlantes, el  teléfono, el mp3, una radio, los cargadores de todos los aparatos... todo en una mochila. Todo nos da el indicio que no van a ser una vacaciones  unnpluged.

Nos vamos.

Siempre nos va a quedar la sensación de que algo nos olvidamos. En las primeras cuadras, mientras nos alejamos de casa empezamos a enumerar las  cosas que fuimos haciendo.

Tengo los pasajes, tengo los documentos, cerré el gas, cerré la ventana del patio, desenchufe la heladera, llevo los documentos? Si si... acá están… mmm la puta madre, me olvidé de dejarle las llaves de casa para que le dé de comer a los pajaritos… bue... ya fue... son 5 días nomás.

Y mientras nos vamos alejando ya nos conformamos con tener encima plata, documentos y pasajes. Lo demás ya no importa. Empezaron las vacaciones.

Pequeñas anécdotas del viaje.

Un par de cosas curiosas de mi viaje a Montevideo que paso a compartir con ustedes.

 -Viajé en el nuevo Buquebus “Francisco” que demora 2:10 en unir BS AS con MVD.

Cuando estamos haciendo el check in la empleada muy amablemente nos da un par de “Escarpines” azules, de esos que te dan para ponerte cuando vas a entrar a un quirófano.

“Se los tienen que poner antes de embarcar...” nos dijo muy amablemente la empleada tras el mostrador. Todo hace suponer que López Mena no quiere que se le gasten las alfombras del Barco… es la única razón por la que se justifica que todo el pasaje pareciera en algunos casos pacientes a punto de operarse, en otros, los mas, integrantes de la aldea de los Pitufos.

-Viajar con el auto en la bodega del barco es una gran ventaja. Ahora, yo puedo entender que alguien “pierda” el auto en el estacionamiento de un Shopping, pero perderlo dentro de la bodega del Buquebus…  Creo que el argentino es más boludo que el boludo promedio del mundo.

BONUS TRACK.

Por quien vas a hinchar en la Misión Pepe Monje?... si estas en duda, te recuerdo que ellas hinchan por Argentina...