Yo amo este juego

Arrancó la Copa Gardel, señoras y señores. Y con ella, la certeza de que lo que muchos temíamos, terminará concretándose: tarde o temprano, volverá la actividad local oficial. Y el recuerdo de los goles de Forlán, la picada de Abreu, los quites del Ruso Pérez y las vuvuzelas quedarán archivados, dando paso a las tribunas semidesiertas, las polémicas directrices, y las pedradas al juez de línea. A continuación, 8 prácticos consejos para asimilar el retorno del fútbol doméstico.

1- Borre el Mundial de Sudáfrica de su vida. Evite las tandas publicitarias de la televisión nacional (aún quedan algunos resabios, y es probable que aparezca el Flaco Fernández publicitando Gevral). No entre al facebook, posiblemente lo inviten a integrar el grupo “Yo también le hubiera hecho favores sexuales a Gorzy si salíamos campeones”. Y no intente averiguar cuáles serán los espectáculos del próximo carnaval (Colombina Che confirmó el couplé “la mano de Suárez”, y el Kimba Pintos arregló con Zíngaros para interpretar a Forlán). Al menos sí puede ver los informativos, pues las repercusiones mundialistas fueron suplantadas por el paro de los distribuidores de garrafas.

2- Déjese sorprender. No busque averiguar cómo se ha reforzado el equipo de sus amores. Es hartamente probable que no se haya reforzado en lo más mínimo, y que los jugadores que usted insultó durante todo el año pasado, ¡aún estén ahí!

3- Invierta en el fútbol. Si es hincha de Nacional, no dude en comprar su butaca en el Gran Parque Central. Porque si bien es cierto que durante los próximos seis meses, el elenco albo tendrá menos actividad internacional que Alto Perú, en febrero arranca la Libertadores. Y cuando se quiera acordar, zas… llegó febrero. Si es hincha de Peñarol, no dude en asistir a todos los encuentros de las Copas Sudamericana y Libertadores. ¡Sabe Dios cuándo se repetirá la experiencia!

4- Dele una nueva oportunidad a todos y todas los y las periodistas. ¿El Toto Da Silveira le cae mal? ¿Juan Carlos Scelza es para usted un genuflexo al servicio del poder de turno? ¿Le molesta que Martín Kesman tenga trabajo por portación de apellido, siendo que relata peor que el gallego del Winning Eleven? ¿No entiende por qué la señorita del 10 canta cuando lee las noticias? Pues bien, borrón y cuenta nueva. Hágales un lugar en su corazón.

5- No será el Nelson Mandela, pero… Quizás usted piense que los estadios del fútbol uruguayo no ofrecen las comodidades mínimas indispensables, sobre todo durante este crudo invierno. Pero… ¿no tiene algo de pintoresco el ir a la Amsterdam y que le afanen a uno la billetera mientras hace cola para entrar al único baño habilitado? ¿Existe algo más excitante que la tribuna visitante del Parque Palermo, donde si uno no se sujeta del “para-avalancha” corre serios riesgos de precipitarse hacia una muerte segura? ¿Y la “tribuna como mar” del Olímpico? ¡Un espectáculo dentro de otro, y todo por la misma plata!

6- ¿Peores, o simplemente menos promocionados? ¿Qué tiene el holandés Sneijder que no tenga el Palomo Rodríguez? Si hasta medio peladitos son los dos. Y el inglés Green, ¿no tiene un aire al Cachorro Burián? Y con ésta la termino: ¿qué hizo Van Bommel en el Mundial que no hayan hecho Candia o Macchi mucho antes? Aprenda a disfrutar de lo nuestro, caramba. ¿O acaso Riquero no es rubio como Forlán?

7- Reíte de la Jabulani. ¿Se acuerda cuando los repatriados llegaban a nuestras costas para quejarse de nuestras pelotas y de nuestras canchas? ¡A ver qué dicen ahora, señor! Hasta las Cubilla son mejores que estas pelotitas de juguete del suizo Blatter. Y ni te digo las canchas: la del partido con Corea estaba mucho peor que la del Fossa.

8- Vea “Porque te quiero así”. A los diez minutos todo lo que tenga alrededor le parecerá, cuando menos, “no tan malo”.

(Publicado en Guambia, 24/07/10.)