Reflexiones Mundiales By Fabián

En un Mundial de fútbol donde sólo hubo algunas ráfagas de talento, unas breves anotaciones para comprender la bien merecida euforia que hoy se vive en nuestro país.

Uruguay – Francia: nuestros leones del mediocampo bailaron más que la propia Shakira, pero como el plantel francés dio evidentes muestras de ser cualquiera, los 3 puntos son para nosotros.

Uruguay – Sudáfrica: el partido que más floreo mostró. 3 más.

Uruguay – México: dejamos sin pasto la mitad de la cancha, pero se reveló una imagen de Cuauhtemoc Blanco fumando y, por eso y por los niños, le encajamos un gol y chau. Otros 3 y sumamos 9.

Uruguay – Corea del sur: la dupla Lugano-Muslera hacía méritos para el destierro indefinido. Como el presidente Mujica prometió no dejarlos entrar más a nuestro país, sumamos otros 3. El que sigue.

Uruguay – Ghana: cortando varillas y exaltando (¡oh, Destino!) a Muslera como Manos de oro antes de su metamorfosis final. Un uruguayo radicado en África se hizo pasar por Asamoah Gyan y pateó el penal como mi tía Gladys. Afuera y bailando.

Uruguay – Holanda: el primer gol no valió porque le pateó fuerte y de muy lejos. El segundo no sabemos si fue fuera de juego, pero Tabárez dijo que sí y los maestros no mienten. Por lo tanto, ganamos 2 a 1 y clasificamos a la final.

Uruguay – Alemania: Muslera con fiebre, Castillo que se desmayaba, Silva que se había ido de la concentración. No hubo otra que llevar de apuro al golero suplente de Mar de Fondo y ponerle una máscara. Ocho de los players alemanes tienen antecedentes pronazis y pierden por descalificación. Hemos llegado a la cima: somos campeones del Mundo. Un momento inolvidable. Los ágiles celestes ya sueñan con la gente volcada a la calle y -¿por qué no?- dejan caer patrióticas lágrimas.

Una nueva era ha surgido; es una gesta similar al desembarco de los 33 orientales; son ciudadanos ilustres como Raphael. Gracias, muchachos; gracias, maestro; gracias Toto. Fade out.