El valor de la lágrima*

Este mundial ha sido rico en lágrimas, como casi todos. Las cámaras, más invasivas que nunca, nos han dejado ver los rostros tristes de un sinfín de futbolistas a quienes distintos episodios de la justa máxima los afectaron de una u otra manera.

Posiblemente uno de los llantos más recordados será el del goleador de Corea del Norte, Jong Tae-Se, que durante la ejecución de su himno lloró desconsoladamente. Pero también hay lagrimas en cada uno de los seleccionados que van quedando afuera, serán 31 en total como ya fueron Eto´o en Camerún, Maxi Rodríguez en Argentina, Ghian en Ghana y así sucesivamente. Y a estas se le sumarán las emocionadas lagrimas de los campeones.

Para cualquiera que haya estado en una cancha de fútbol, y que haya perdido algo importante en ella, las lagrimas son uno de los símbolos más importantes porque representan la descarga final después de la tensión, del esfuerzo y del sacrificio de 90 minutos. El fútbol el único rincón donde se permite llorar al hombre abiertamente, sin tapujos ni vergüenzas. Quien entiende de fútbol, quien lo siente, quien se apasiona, quien lo vive, jamás sentirá alegría al ver llorar a un jugador, aunque sea el rival más odiado, porque en ese llanto de la derrota hay dignidad, hay pasión, hay amor.

Hay otros llantos de la derrota que no tienen dignidad y no vienen acompañados de lagrimas. Es la queja desconsolada del perdedor que termina quitandole valor a su gesta, enchastrandola con banalidades, incorporando razones extra futbolisticas, esgrimiendo complots contra su equipo. Afortunadamente tenemos en esta selección uruguaya un grupo de gente que no está dispuesta a regalar lo conseguido a cambio de unos cuantos minutos de victimización. Forlán y Tabarez, conocedores del fútbol, han sabido dar su justo lugar al arbitraje y sus errores. Esto, para aquellos que tienen el privilegio de tener más mundiales en su mochila que nadie, debería ser una lección de dignidad. La victimización sin sentido solo nos enchastra a nosotros y a nuestros resultados, eso está más que claro para cualquiera que vea fútbol. Nada molesta más a un imparcial que ver a un equipo pedir un penalcito, reclamar una amarilla o protestar un offside milimétrico.

Me daría vergüenza que se difundiera, por ejemplo, el informe de Canal 10 "Los 12 errores arbitrales que eliminaron a Uruguay" que de ser visto en algún otro país seguramente genere la perdida inmediata de toda la simpatía cosechada en estos 20 días. En el video se mencionan algunas faltas mal pitadas en la mitad de la cancha (es cierto que hay un error, pero es demasiado intrascendente) e incluso se llega a quejar por la amarilla de Maxi Pereira, cuando tijeretea de atrás a Robben, por una jugada que "cuando recibe Van Persie está en offside" (¿no era cuando parte el pase muchachos?), por la mano del final que requiere un pixelado extremo para ver algo similar a una pelota en un brazo, o por el supuesto penal a Cavani. No asusten viejas, señores. Se supone que están ahí porque saben más que el resto, o que al menos dado que están ahí hace tantos mundiales han aprendido algo. El reclamo de esas jugadas solo puede parecer válido para alguien que no sabe de fútbol, que ve un partido cada 2 años y que evidentemente no pisa una cancha de fútbol. Es decir señores, están asustando viejas al decirles que nos robaron, que nos cocinaron, que nos estafaron. Las están asustando al decirles que nuestro Ruso Pérez es un león herido que deja todo en la cancha mientras que Van Bommel es un criminal de guerra que merece ser explulsado todas las jugadas. Y eso es horrible señores, es horrible poque no es cierto, es peligroso porque no nos deja ver todo lo bueno, es triste porque en vez de agrandarnos nos achica. Y es raro porque me suena que prefieren detenerse a victimizarnos en lugar de ensalsar y felicitar a Tabárez y sus muchachos porque, digamoslo, ustedes no creían ni un poquito en él ni en los jugadores, ustedes han sido ubicados con la justeza de un maestro, puestos en penitencia por portarse mal.

Las lagrimas en el deporte son nobles, son simbolo de respeto por la práctica misma del fútbol, demuestran que alguien dejó todo por su objetivo y que la derrota no es una página más de su historia, así nos lo están demostrando estos jugadores y este técnico, no solo nos han mostrado a muchos una nueva forma de jugar al fútbol que no habíamos visto por acá, si no que no están enseñando una forma de perder que tampoco conociamos: perder con dignidad.

*Que valga como disculpa por la ausencia del lunes.