Yo sé que debería estar contento por ver a la gente feliz, por ver florecer el negocio de la venta de banderas, y hasta de viejas cornetas agolpadas en vaya uno a saber qué sucio galpón, reflotadas gracias al auge de las insufribles vuvuzelas.
Pero no lo estoy tanto. ¿Cómo es esto que guachos de 10 años asistan hoy como si nada a la presencia de una selección uruguaya en los cuartos de final de una Copa del Mundo de mayores? ¿Sabés cuántas veces quedamos fuera de las Eliminatorias, o nos comimos goleadas con el pobre Harry Álvez volando infructuosamente de palo a palo para que ahora echen todo por la borda? ¿Es que acaso no ven el daño que le están haciendo a estas nuevas generaciones de uruguayos, que crecerán pensando que tenemos la obligación ya no de clasificar los Mundiales, sino también de andar bien? ¿Nadie percibe que estamos ante un flagelo mucho peor que la pasta base, Tinelli o Telemental?
Yo tengo la edad de Cristo, y hasta hace un mes, había visto un solo triunfo celeste en un Mundial. Mi hijo de un año triplica esa marca, y me mirá como gozándome mientras saborea el control remoto, antes de lanzarlo a la estufa a leña encendida. Menudo problema tendré en el futuro para explicarle que la vida no es una alegría permanente, que no siempre te toca con Corea en octavos y con Ghana en cuartos, que el tiro de Suárez generalmente pegará en el palo y se irá afuera.
Y cuando me pregunte por el Enzo Francescoli, por Ruben Sosa, por Ruben Paz, por Morena… ¿cómo haré para convencerlo de que eran infinitamente superiores a los de ahora, que fútbol era el de antes, y todas esas cosas que mi padre me dice, seguramente con una razón sustentada por los hechos?
Ahora solo falta que Uruguay salga campeón y que entremos a relativizar las legendarias figuras del pasado, que me salgan a comparar a Schiaffino con el Nacho González, a Petrone con Suárez, a Nasazzi con Lugano, y ahí sí que nos perdemos como nación. ¿Se lo imagina a Nasazzi mostrando los abdominales y haciéndose claritos? ¿Quién se va a creer que la del 50 fue la máxima hazaña del fútbol mundial, si 60 años después logramos algo parecido pero con Palito Pereira y Fucile en lugar de Matías González y William Martínez?
Ojalá la experiencia de los otrora pibes de Malasia nos haya servido de algo: durante los cinco meses que sucedieron al torneo juvenil sub 20 de 1997, los integrantes de aquel plantel aparecían en todos lados. Pero en todos. Televisión, radio, kermeses escolares, reuniones de amigos, fiestas con travestis, cumpleaños de quince. Todos sabemos cómo terminó la mayoría de esos muchachos (obligados a probar suerte con otros emprendimientos, o jugando en equipos signados por la desgracia). ¿Queremos que la historia se repita?
Por el bien de nuestros niños, niñas y adolescentes, y el dueño de Barraca Europa, solo pido que al leer estas líneas, usted esté intentando averiguar cuándo regresa la delegación y no si Godín juega ante Brasil.
(Publicado en Guambia, 3 de julio de 2010).
Pero no lo estoy tanto. ¿Cómo es esto que guachos de 10 años asistan hoy como si nada a la presencia de una selección uruguaya en los cuartos de final de una Copa del Mundo de mayores? ¿Sabés cuántas veces quedamos fuera de las Eliminatorias, o nos comimos goleadas con el pobre Harry Álvez volando infructuosamente de palo a palo para que ahora echen todo por la borda? ¿Es que acaso no ven el daño que le están haciendo a estas nuevas generaciones de uruguayos, que crecerán pensando que tenemos la obligación ya no de clasificar los Mundiales, sino también de andar bien? ¿Nadie percibe que estamos ante un flagelo mucho peor que la pasta base, Tinelli o Telemental?
Yo tengo la edad de Cristo, y hasta hace un mes, había visto un solo triunfo celeste en un Mundial. Mi hijo de un año triplica esa marca, y me mirá como gozándome mientras saborea el control remoto, antes de lanzarlo a la estufa a leña encendida. Menudo problema tendré en el futuro para explicarle que la vida no es una alegría permanente, que no siempre te toca con Corea en octavos y con Ghana en cuartos, que el tiro de Suárez generalmente pegará en el palo y se irá afuera.
Y cuando me pregunte por el Enzo Francescoli, por Ruben Sosa, por Ruben Paz, por Morena… ¿cómo haré para convencerlo de que eran infinitamente superiores a los de ahora, que fútbol era el de antes, y todas esas cosas que mi padre me dice, seguramente con una razón sustentada por los hechos?
Ahora solo falta que Uruguay salga campeón y que entremos a relativizar las legendarias figuras del pasado, que me salgan a comparar a Schiaffino con el Nacho González, a Petrone con Suárez, a Nasazzi con Lugano, y ahí sí que nos perdemos como nación. ¿Se lo imagina a Nasazzi mostrando los abdominales y haciéndose claritos? ¿Quién se va a creer que la del 50 fue la máxima hazaña del fútbol mundial, si 60 años después logramos algo parecido pero con Palito Pereira y Fucile en lugar de Matías González y William Martínez?
Ojalá la experiencia de los otrora pibes de Malasia nos haya servido de algo: durante los cinco meses que sucedieron al torneo juvenil sub 20 de 1997, los integrantes de aquel plantel aparecían en todos lados. Pero en todos. Televisión, radio, kermeses escolares, reuniones de amigos, fiestas con travestis, cumpleaños de quince. Todos sabemos cómo terminó la mayoría de esos muchachos (obligados a probar suerte con otros emprendimientos, o jugando en equipos signados por la desgracia). ¿Queremos que la historia se repita?
Por el bien de nuestros niños, niñas y adolescentes, y el dueño de Barraca Europa, solo pido que al leer estas líneas, usted esté intentando averiguar cuándo regresa la delegación y no si Godín juega ante Brasil.
(Publicado en Guambia, 3 de julio de 2010).
13 comentarios:
Qué decir, tengo 21 años y en mundiales, concientemente lo ví dos veces. Una con papel paupérrimo, otra metiéndose entre los 4. También pasé casi 13 años sin verlo en un mundial, así que también viví el fracaso estrepitoso. Lo vi ganar una Copa América que a mi entender fue tan o más comprada que el mundial del '78.
Mal yo, puse un enter mal. Sigo.
Entonces, qué digo? Debo decir que esto es lo real? O es sólo un culo que no tenemos desde los años 50? O mejor aún, hemos recuperado el peso que nunca tuvimos en la FIFA? Si es así, VIVA EUGENIO!
Entre tanto comentario, me olvidé de decir lo importante.
Gran columna gran!
Gran columna,ha sido ese mi pensamiento desde que le ganamos a Sudafrica, arriba telemental!!
Reies
es mucho peor.
tus hijos, piensan que un tipo compone un tema y se gana un oscar, y que haces un video y te llaman de hollywood. Tenes una banda y tocas en argentina a sala llena, o mucho peor, empezas siendo guerrillero, y terminas de presidente.
Estos pibes, creen que la vida es una celebración constante, y que , la puta, vale la pena estar vivo.
ojala se les corte rapido.
gran columna gran,pero holanda te cagó el final,tenía que decirlo.
"...seguramente con una razón sustentada por los hechos".
Espectacular.
Claramente tenemos que cambiar el chip y aceptar que nuestros ex ídolos no fueron más que una generación de fracasados.
Y hacernos remeras con la cara de Martín Silva.
Muchas gracias por los conceptos, aunque leyendo a perezvila, creo que el camino es emigrar.
Gran columna Reies.
Gran columna!
La verdad es que odio un poco a mis sobrinos de 8 o 9 años cuando me dicen. Viste que yo tenía razon que llegabamos a la final?
clap clap clap - Alguien lo tenía que decir !!!!
Brillante la columna. El uruguayismo te sale por los poros. Brillante el comentario de perezvila. Estamos hechos mierda, 'taqueloparió carajo.
Y me terminé de quebrar al ver que Sinca Bellos es la reencarnación de Luca Prodan.
Genial, simplemente genial.
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