viernes, 6 de enero de 2017

Salada la canchita: Qué lo parió a los amarillos...

Se ha dicho más de una vez en esta columna que gran parte de lo bueno que se hace en cine en los últimos 20 años viene desde esa zona que podríamos llamar correctamente Sudeste asiático pero que nosotros preferimos denominar -sin la menor implicancia racista- la Asia amarilla. Todos los años descubrimos algún gran director que no teníamos en nuestros registros de Corea (del Sur), Japón, Hong Kong o Taiwan, sin olvidar a Tailandia y la propia China comunista que tienen lo suyo.


Si bien la mayoría de la gente piensa en cine cuando hay actores conocidos -y muy occidentales- y desconfía que fuera de Estados Unidos la gente sepa agarrar una cámara (aunque los más sofisticados van al Alfa Beta a ver películas europeas), muchos cinéfilos hemos comprobado que el cine tal cual sobrevive mayormente en las antípodas del planeta y que eso que nos viene todas las semanas a los shoppings se parece cada vez más a una cadena de comida chatarra.

No es que todos los días almorcemos en un restaurante no tradicional, pero nos
Death note 3
cansa rápidamente esa seguidilla de secuelas y reboots de comics que no son tan adultos como creen y films de acción con héroes de carne y hueso que realizan proezas que ni Superman en sus mejores momentos. Queremos ver otra cosa para seguir sintiéndonos vivos.


Aclaremos: ni por casualidad uno piensa que TODO el cine coreano o japonés sea maravilloso. Hay un alto porcentaje de berretada, de comercialismos y de rutina comercial como inevitablemente debe haber en cualquier industria. Pero, si bien no domino la realidad monetaria de la cinematografía de esos países, sí es evidente que los directores personales, diferentes, jugados, tienen un lugar y pueden seguir filmando. Cosa que Hollywood sólo puede decir a medias.  

Creepy
Tengo muy claro que Japón, Corea y China (y cuando menciono a ésta, englobo también a Taiwan y Hong Kong, culturalmente muy próximas al gigante maoista) son tres sociedades muy diferentes entre sí -y que no se llevan muy bien que digamos- y que agruparlas como un ente homogéneo es una gran burrada. Pero en cine, tienen varios elementos en común, que los diferencia del Occidente.

En primer lugar, suelen tener un desprejuicio muy grande para la mezcla de géneros, una enorme falta de miedo al ridículo -lo que puede ser muy bueno a veces- y una imaginación que suele faltar en el cine que solemos consumir. También un gusto por la violencia -que se parecen tomar menos en serio que nosotros- que a veces cuesta un poco aceptar.

Por cierto, una producción bastante copiosa, que en el caso de los países capitalistas -dejemos aparte a China, una sistema muy peculiar- se financia totalmente con el mercado interno y si acaso, con los de los países vecinos, hay lugar para muchas variantes. Dentro del cine amarillo (a falta de un nombre mejor) hay policiales, ciencia ficción, acción, terror, dramas familiares y un largo etcétera. Hay gente con intereses muy variados y, sabiendo buscar, es muy difícil que nos defrauden. Podremos ver buen cine comercial, pero también, es frecuente que nos encontremos con gemas de gran cine a secas.

Battlefield heroes
Aceptemoslo de una vez: solemos tener prejuicios para ver una película donde los actores se llaman Hye-Ja Kim y Ku Jin, como si Natalie Portman o Hugh Jackman fueran muy gauchitos. Tomamos como naturales a los policías de New York pero nos parecen falsos los de Seúl. Muchachos: descolonicemos un poco nuestras cabezas.

Aquí comenzará una serie de columnas donde periódicamente nombraremos -con poco espacio, como siempre- de a dos o tres por vez, varios directores de la zona mencionada que hacen cine del bueno. Gente de esa que nos inspira confianza y que le compramos fielmente su último film, apenas aparece por ahí. La Canchita ya ha comentado las carreras del malayo radicado en Taiwan (y últimamente muy venido a menos) Tsai Min-Liang y del japonés Takashi Miike y trajo un film de Sion Sono. Hay mucho cine, y muy bueno, para descubrir de estos países y vamos a reseñar a unos cuantos tipos que vale la pena seguir. 

Pabkon sogeum, una columna que no tiene prejuicios a la hora de aplaudir el buen cine provenga de donde provenga, hoy te trae Oldboy (2003). Parte de la trilogía "de la venganza" del coreano Chan-wook Park, fue su consagración internacional. Recomiendo no ver la remake norteamericana, dirigida en 2013 por Spike Lee, a menos que quieran comprender cabalmente por qué considero que éstos no le llegan ni a las patas a los amarillitos. 

9 comentarios:

Enanobufon dijo...

Gran columna!! Recuerdo hace algun tiempo ver una pelicula que me impacto q se llamaba «El imperio del deseo» o algo asi, con uno de los finales mas fuertes que vi en mi vida.

Alvaro Fagalde dijo...

¿SErá "El imperio de los sentidos"?

Enanobufon dijo...

Esa misma!!

dollo dijo...

Gracias Faga.
Se esperan las colurnas de la chinada (ese es mi equivalente cerebral a Asia amarilla).
Comparto lo que decis de su gusto por la violencia.
Para los que estamos envejeciendo y aputasandonos, porque no decirlo total nadie lee, me incomodan un poco las escenas de violencia innecesaria, que me hacen desistir de ponerme a mirar algunas de ellas.

Alvaro Fagalde dijo...

Aclaro que hay muchas películas "amarillas" que tienen 0 violencia.

Alvaro Fagalde dijo...

"El imperio de los sentidos" es de Nagisa Oshima, 1976. Sigue censurada en Japón -se salvó de la destrucción porque era coproduccion francesa- porque tiene sexo no simulado a rolete. Pero es una critica contundente al machismo y a la sociedad militarista de los 30.

La escena final da como para agarrarse con las dos manos.

tasso dijo...

Comparto lo que dice Dollo, se esperan más columnas de la chinada. A mi en particular me encanta lo que hace Wong Kar-wai, es impresionante desde lo visual sobretodo.

Y ya que estamos hablando de cine amarillo de acción/violencia, va mención especial para un film indonesio pero cuyo director es galés: La redada (o The Raid in inglés). Mamita! Se dan como adentro de un gorro.

Grande, Faga.

Alvaro Fagalde dijo...

Wong kar Wai ha sabido hacer cosas excelentes. Ultimamente, anda medio olvidado, pero tendra su lugar en alguna Canchita amarilla.

Anónimo dijo...
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