Extrañando al Chavito

¿Esto no es generar violencia? Destaca el pequeño afrodescendiente preparado para el tiro libre. Vale acotar que las dos niñas son hinchas de Nacional. ¿Verdad que hay más mujeres de Nacional que de Peñarol? ¿Eso es bueno o es malo?

¿Para cuándo el mosaico con la bandera de Inglaterra en la Ámsterdam? Dirán que tiene los colores de Nacional. Pero la gallina aquella también los tenía, y hasta hoy la recuerdan con orgullo.

Una formación para el mejor de los recuerdos de la falange carbonera. ¿Y si ponen al japonés de volante?

El operativo fue un éxito. Ni una sola bandera de longitud superior a los dos metros ingresó en el Centenario, y ni un solo bombo de lonja opaca. ¡Bien Bichito, bien!

El once carbonero, destacando la ternura del demagogo Pacheco para con el pequeño Bautista.

¡Qué gran gesto! A fin de complementar a sus compañeros tricolores, los hinchas carboneros presentan su propio mosaico de la bandera de los 33.

Instantánea no del todo masculina del "moreno de ébano" (Sonsol dixit). Diga si no parece una invitación a la sodomía interracial.

Comienza la brega, y un ágil carbonero no identificado hunde su botín en las vergüenzas de Ubriaco, que le hace cosquillitas en la axila para hacerlo desistir de tan poco caballeresca actitud.

Lo que es estar cagados por los perros: estos vendedores tuvieron la mala fortuna de ser asignados al pulmón. Andá a venderle una papa chip a los de la Republicana si sos guapo.

Gol del Tony. Curiosamente, la última victoria clásica oficial de los carboneros también tuvo un tanto del diminuto aunque talentoso futbolista, previo a su recordado pasaje por Montevideo Wanderers. ¿Cuánto se gasta por clásico en esas insípidas baterías de fuegos artificiales? ¿Nadie se da cuenta que de día no se ven?

Prosigue la alegría aurinegra, con el clásico festejo "Giacomazzi" de Aguirregaray, que consiste en succionarle la pera al goleador de turno. No incurriremos en chistes del estilo "a tu mujer le dicen Guillermo Giacomazzi".

Se desata el festejo de la caterva mirasol, como no podía ser de otra manera. Nótese que hay gente que aún se anima a salir a la calle con el logo de "Sports Ya!" en el pecho. Ése es el verdadero guapo.

Para prolongar la desgracia alba, Jopito se lesiona. Aquí lo vemos abandonando el campo de la mano de Fernando Morena y Cacho de la Cruz. Pronta recuperación, ariete protestón.

Sobre los 18 minutos, Zalayeta sacude su pierna derecha. Con tan mala fortuna que le sale un pedo de vieja, rasante. Pero Bava se tira cual jubilada en las termas, decretándose el segundo tanto carbonero. Mire cómo lo palpita el fotógrafo detrás del arco.

Peñarol y el línea festejan, en tanto el hijo del Polilla Da Silva -gran bolsilludo- se aleja, contrariado.

Fue la tarde consagratoria del portero Bologna. Aquí lo vemos refregándose el ano contra su vertical derecho, tras una inapropiada higiene. ¿A quién no le ha pasado?

Acto seguido, y tras una gran contención, el sensible homenaje a Luis Suárez, mordiéndose su mano izquierda. Mientras, el colegiado y el platinado amagan con chuponearse.

Parece que Zalayeta aún no ha podido reponer los dientes que le arrancó el Tano Gutiérrez en el 97.

Eso es ostentación de poder ante el pobre enano barbudo, señor árbitro. ¡Abusador! Mientras, Damonte aprovecha la bolada e intenta cruzar vellos bajos con el referee.

Y hablando del tema, a falta de picaditas, Abreu decide visitar sin ser llamado las entrañas anales de Darío.

Tras el acto, Ubriaco se aquilata las axilas, cosa de ver si será necesario o no una enjuagada.

¡Qué despojo! Núñez claramente aplica un golpe de karate sobre la espina dorsal del zaguero colombiano, delante de los ojos mismos del árbitro, que hará la vista gorda. ¡Actúe, Ache!

No contento con ello, Ubríaco decide hacerse felar por el propio Novick, sin poder disimular la risa.

¿Que Abreu y Medina no conectaron por bajo? Patrañas. Nadie duda de la incidencia del espigado ariete minuano...

... que aquí se eleva cual largo es, para desviar el balón y descolocar a Bologna. Otro gallo hubiera cantado si ese balón entraba. Por ejemplo, Nacional bien pudo haber perdido 5 a 1, como cuando metió tres goles Jiménez, más o menos en la época en que salía campeón Aguada por última vez.

Con el juego parado, Pacheco aprovecha para dar rienda suelta a su otra pasión: la halterofilia. No confundir con la alterofilia, que consiste en practicar el coito con mujeres alteradas.

Qué gran gesto fraterno del Pichón, que aquí sostiene a su hermanos Carlos de lo que sería una segura caída de nuca al piso.

Damonte es expulsado, y se retira haciendo simpáticas gesticulaciones de neto contenido sexual. Aquí está queriendo decir algo así como "señor fanático del Club Atlético Peñarol, apuesto a que tanto usted como su hermana hallarían singular placer en saborear mi falo enhiesto".

El Pichón cabecea el balón y Ubríaco marca la pena máxima. Remata Aguirregaray, y...

... es gol, como en la final del 2010 que le dio a Peñarol su único título de campeón en 11 temporadas. Bien vasquito, bien. Una pena que no hayas tenido la dicha de hacer algo así con la selección oriental, donde tus rendimientos han sido, por utilizar palabras adecuadas, una verdadera mierda.

Termina el partido y la hinchada de Nacional comienza a alentar más que nunca. ¿Están drogados? No... bueno, sí, pero no lo hacen por eso. Lo hacen porque en el código del barrabrava, guapo es el que alienta cuando las cosas no van bien. Y vaya si no le ha ido bien al equipo de los tres colores, los tres técnicos, y las tres llegadas al arco rival por partido.

El partido ya es historia. Los futbolistas albos, en gran gesto, hacen cola para agradecerle al colegiado que no aplicó descuentos, a fin de no prolongar el sufrimiento. Pero el fútbol, como la vida, da revanchas. Y la noche del jueves nos reunirá en el Coloso de Cemento, con el sano fin de pedirle a Arruabarrena que intente jugar a algo parecido al fútbol, o que se vaya, si es que su alma alberga una dosis mínima de eso que llaman dignidad.