Tragedias del deporte (volumen 3)

La Fórmula 1 está plagada de incidentes que terminaron en la propia muerte. Puntualmente, se pelaron unos 43 pilotos, sin contar mecánicos, comisarios e hinchas. La mayoría de los decesos se produjo en los primeros años de la competición, cuando las medidas de seguridad eran precarias, o lisa y llanamente inexistentes.

De todos los accidentes de los que hay registro (y hay registro de todas las temporadas, desde 1950; mientras, nosotros seguimos viendo la toma pedorra del gol de Ghiggia a nivel de campo), el que les traigo hoy es el que más me impactó.

Resulta que en el Gran Premio de Sudáfrica de 1977, a un piloto se le quedó el auto y se le entró a prender fuego. Acto seguido, dos tipos con bomberito en mano corrieron en su auxilio, justo cuando venía Tom Pryce abordo de su Shadow a todo lo que da. El primero consiguió cruzar. El segundo, no tanto. 

La imagen del tipo volando por el aire es impactante. El cuerpo del señor parece desintegrarse en el aire. De hecho su compañero parece no haberse dado cuenta de lo ocurrido.

Como si fuera poco, el extinguidor impactó sobre el casco del pobre Tom, que murió en el acto, semi decapitado. 

Las imágenes son un poco fuertes. Nos vamos con ellas a la pausa, y a la vuelta hablamos de un caso más de dengue autóctono en lo de Lost.