Salud, campeón

Si la lógica se termina dando (acaso por primera vez en lo que va del torneo), Nacional estaría consiguiendo el domingo próximo su décimo Torneo Apertura, contra dos de su tradicional rival. Lo que nos lleva a inferir que Peñarol tiene la tendencia de dejar todo para último momento, de pensar “bueno, sí, perdimos el Apertura, pero seguro que en el Clausura nos amigamos con Paco, traemos un par de jugadores y lo damos vuelta”. ¿Hay algo más uruguayo que eso, señor? ¿Verdad que no? ¡Cultura Peñarol! Lo que sigue, sin que guarde un vínculo claro con lo que acaba usted de leer, es un análisis jugador por jugador del plantel del elenco muñequero.

(Nota: si Nacional se caga y no sale campeón, este humilde columnista promete fotografiarse besando la enseña mirasol al grito de “Peñarol nomá”)

Abero, Matías: zurdo elemento, acaso el único jugador al que le hizo bien jugar el Panamericano. No confundir con el comentarista de las transmisiones basquetbolísticas de canal 12, junto a Gallardo y el Profe Vázquez.

Boghossian, Joaquín: espigado ariete, medio que vino al pedo porque el Cacique anduvo mucho mejor de lo que se podía esperar.

Bueno, Gonzalo: zurdito habilidoso y goleador. Endiablado. Atrevido. Un cara sucia (lavatelá, mugriento). Le hizo “la gallinita” a la hinchada de Peñarol y acto seguido ganó el clásico, gracias a una gran corrida rubricada con centro a las manos del Colo Gunino. Gran futuro, sobre todo gracias a que lo representa Bentancur.

Burián, Cachorro: arquero formado en el club (por llamarlo de alguna manera), uno de los pocos casos del fútbol mundial en el que un arquero de equipo grande es cedido a préstamo a un equipo chico, y a su regreso no es dejado en condición de libre. Desde estas páginas hemos defendido su figura y sus habilidades golerísticas, en su momento puestas en duda por ciertos sectores del periodismo.

Calzada, Maximiliano: no confundir con Colzada, Enrique. Pues son dos personas diferentes.

Cabrera, Matías: volante con llegada (con las minas), pegada (esperemos que no con las minas), y gol (tiene un Gol del 95). Se comenta que su pasamontañas tiene poderes mágicos que le serán retirados el día que decida sacárselo.

César, Renato: no confundir con César, Beto, humorista que contaba chistes en el programa de Sofovich, ex pareja de Carmen Barbieri, con la que ahora trabaja para darle celos a Santiago Bal.

Charquero, Jonathan: un ser humano excepcional. Debe estar menos motivado que el extranjero de Guruyú al que le avisan que termina el partido y lo cortan.

Godoy, Gonzalo: desde que Gallardo lo limpió, Nacional ganó casi todos los partidos. Mucha suerte en sus próximos emprendimientos.

López, Diente: ahora nadie se acuerda de él, pero en su momento fue acusado de ser el causante del penoso arranque del equipo alarconense. A propósito de Alarcón, muchos lo putearon porque le terminó vendiendo al Diente en un millón de dólares al empresario incaico. Pero bien que cuando Ache vendió a Luis Suárez en más o menos la misma plata, nadie se quejó. Y todos sabemos que el Diente, de acá a un par de años, está jugando en el Tanque haciendo dupla con el Viruta Vera.    

Gabriel Marques: su español ha mejorado mucho en los últimos tiempos.

Medina, Cacique: es el auténtico “ni-ni” del fútbol uruguayo, pues no es ni muy alto, ni muy rápido, ni muy fuerte, ni muy hábil, ni muy goleador. Pero rinde. Hay quienes afirman que falleció durante el clásico tras el golpe propinado por su compañero Núñez, y que quien el pasado domingo le anotó dos goles a los bohemios es un impostor.

Muñoz, Rodrigo: uno de los mejores arqueros de la historia moderna tricolor (por lo menos, mejor que Velichco y Bertinat es). Según el Toto Da Silveira, el año pasado llegó a agrandarse y a calentar en la sombrita. Pero después mostró ser un tipo humilde y ubicado (más que nada porque escuchó los sanos consejos del mejor amigo del Doctor Cessio), y retomó su nivel.

Núñez, Pichón: su voladora al rostro del Cacique entró en el top five de patadas clásicas de todos los tiempos, junto a una de Carlitos Bueno a Martín del Campo, y una de Álvaro Gutiérrez al Marujo Otero. Felicitaciones.

Peralta, Horacio: un distinto. Un diferente. Un dotado. Un pescador como los que ya no quedan.

Píriz, Facundo: tiene un aire a Martín Kesman que lo debe favorecer a la hora del intercambio cultural con representantes del sexo opuesto.

Placente, Diego: de ser subcampeón de la Liga de Campeones con el Bayern Leverkusen y con la obligación de marcar a Zidane, a ser campeón del Apertura con Nacional y con la obligación de marcar a Callorda. ¿Y le piden actitud?

Poclaba, Fernando: dice ser centrohalf el argentino, pero su compatriota Muñeco lo puso de zaguero. Jugó un tiempo, lo putearon en todas las lenguas conocidas y por conocer, y abandonó el fútbol. Actualmente tiene un parripollo en Burzaco.

Recoba, Chino: la auténtica figura de Nacional en este Apertura, resurgió de las cenizas cual Centro Atlético Fénix, tras una temporada en el Danubio de sus (des) amores. Con Recoba en cancha Nacional lleva un récord que asusta (si los partidos comenzaran cuando ingresa el Chino, Nacional tendría puntaje casi perfecto). Una pena que esté gordo, lento, pelado, y se canse muy fácilmente, porque si no era para volverlo a citar a la selección.

Rolín, Rolo: espigado moreno elemento, zaguero de las dos áreas (es malo defendiendo y atacando). Curiosamente fue dado como figura del partido ante Wanderers (pese a que Nacional recibió un gol por parte de un señor muy maduro y con escasa movilidad) y en el clásico, donde cometió un par de penales.

Silva, Anderson: es un deleite verlo jugar.

Sosa, Matías: tiene la quijada torcida, los dientes prominentes, es rápido, patea de todos los sectores, y lo hace siempre mal. Es toda la información que hemos podido recabar de otro de los argentinos del plantel albo.

Torres, Vampiro: como el domingo estaba suspendido, hizo las veces de comentarista en la audición partidaria de Nacional. O lo que es lo mismo: esa cabecita no está  bien, hay que hablar con ese botija cuanto antes.

Vecino, Matías: flor de tipo. Una vez erró un gol en la puerta del arco, que lo hacía Daisy Tourné con una pierna enyesada.

Viera, Jadson: ¿alguna vez vio a una heladera jugando de back? Yo tampoco. Pero Jadson, por momentos, y con mucho respeto, se le parece mucho. Pero ojo: es una muy buena heladera, grandota, gana por arriba y sale jugando. Le haría bien cortarse el pelo y reconocer que se ha perdido la batalla contra la alopecia.

Viudez, Tabaré: o lo que es lo mismo, María Auxiliadora ha muerto.

 (Publicado en Guambia, 30/11/11).