Nacional ganó uno de
los torneos peor jugados de los últimos tiempos, tras una remontada nunca antes
vista que lo llevó del séptimo al primer puesto en apenas siete fechas, en las
que le sacó nueve puntos de ventaja a su eterno rival, que hasta ese entonces
se venía comiendo los niños crudos. Eso lo sabe cualquier hijo de vecino. Lo
que no todos saben es que esta nueva consagración tricoparquense se basó en
cinco pilares que a continuación detallamos.
Los atuendos del Muñeco
Fecha a fecha, el estratega albo se preocupó por renovar su
indumentaria, siempre en esa línea de “pendeviejo metrosexual” que tan bien le
queda. Desfilaron un sinfín de camisas brillantes con vaqueros ceñidos que
molestaban la visual de los rivales poco acostumbrados a tamañas exhibiciones
estéticas. Para muestra un botón: note la diferencia entre la apariencia de
Gallardo y la del Tola Antúnez. Aplaudimos de pie al Muñeco que se la bancó
estoicamente, sin recibir las críticas que supieron dispensarle a un Jotaerre
en su momento.
Los incentivos
Sabido es que en nuestro fútbol siempre ha habido
“atenciones económicas” para con rivales, árbitros y periodistas. El enorme
superávit económico dejado por el último ejercicio de su presidente Oveja
Alarcón, dejó a los albos la posibilidad de incidir sobre el rendimiento de
propios y extraños. El documento infalseable (diría Popper) muestra cómo el
Perro Silvera reparte a partes iguales con el ariete negriazul, el botín
entregado por el Pichón Núñez, aprovechando una lesión inventada por el arquero
Castro (que también se llevó la suya).
Decían que estaba gordo, viejo, lento, pelado, acabado. Que
era un ex futbolista, puntualmente. Duras palabras, quizás algo ciertas
también. Pero lo realmente cierto es que el otrora impopular Álvaro Alexander
se arriesgó y ganó. Se arriesgó a que la única hinchada del universo que lo
defendía (la de Danubio) pasara a putearlo en todos los colores. Cosa que
terminó ocurriendo. Pero le fue tan bien en Nacional, que hoy en día hay
quienes juntan firmas y dinero para llevar su foto al salón principal de la
sede tricolor. Dirán que es manya, pero Scarone también lo era de chiquito, y
seguro que Artime y Atilio muy hinchas de Nacional que digamos tampoco eran
hasta que llegaron a Uruguay. Así que estamos con la propuesta de poner esa
foto en el Palacio de Cristal, o hasta de bautizar con su nombre a un de las
torres de palcos que se construirán próximamente en el Gran Parque Central.
El cacique del pueblo
¿Qué no se puede lograr con un tipo que es capaz de seguir
jugando luego de que le pegan un planchazo en el medio de la frente, o que es
capaz de tirarse de cabeza en el medio del área toda vez que lo juzgue
necesario, por ejemplo, en ocasión del ya clásico aunque lamentable ritual de
poner la copa en el medio del área y venir corriendo desde el centro del área
cual energúmeno (ver foto)? Pues cualquiera diría que nada. Medina es el claro
ejemplo del goleador bueno, bonito y barato, al extremo de que se comenta que
Placente gana lo mismo cada vez que saca un outball o pierde una pelota
queriendo salir jugando con una moña insípida, que Medina por cada 15 veces que
se tira al piso. Vivimos en un mundo injusto.
La importancia de lo
que significa tener un arquero con manos
El documento gráfico no nos deja mentir: Muñoz tiene dos
manos. También habrá pesado el hecho de que casi no le patearon durante la
segunda parte del torneo (y no por la falta de chances generadas por hombres con la entrega de
Placente, la delicadeza de Rolín, la jerarquía del Vampiro Torres o la
plasticidad de Jadson Viera). Pero lo cierto es que el ahora capitán tricolor
cumplió una destacada gestión que nos hace volver a evocar las sabias palabras
de un Doctor Da Silveira que –no nos cansaremos de mencionarlo– le hizo retomar
el camino de la humildad y el agradecimiento justo cuando se aprestaba a
abandonarlo para siempre.
Otros aportes
meritorios que no deberíamos dejar pasar
Pablo Bentancur (se llevó al Diente López a Europa sin
avisar y encima pagó, cuando todos sabíamos que era flor de paquete), el padre
de Horacio Peralta (que le inculcó el gusto por la pesca, gracias al cual
Nacional ganó el clásico), el padre de Anderson Silva (que lo hizo medio
tronco), los árbitros (que en algunos partidos dieron una manito, no ante
Fénix, precisamente), Zalayeta (por haberse hecho echar por miedo a chocar con
el despiadado poder defensivo de Placente), Gregorio Pérez (por haber puesto al
Colo Gunino para cerrar el partido) y el Pecho Sánchez (que cuando vio que podía
ser campeón, no se inmutó, y siguió jugando tan espantosa y avaramente como
antes). Y uno especial para la gente de Tenfield, desde cuya creación Nacional
ha ganado 7 Uruguayos y medio, contra apenas 3 del elenco mirasol, del que dice
ser hincha su plana mayor, incluyendo jefe, subjefe, relator, comentarista, relatores
de básquetbol, vestuarista principal, etc.
(Publicado en Guambia, 7/12/11).
9 comentarios:
La base del campeonato tricolor tambien tuvo su que ver con lo que es su hinchada...... quien fiel a su estilo puteo a sus jugadores, tecnicos y drigentes (chino! chino! incluido), y ahora..... los ama....
Jajajaja muy bueno! Y la gran actuación del Cachorro? Único arquero invicto del campeonato!
Esta claro que Liverpool perdio porque el tola Antunez no tiene mas ese bigote caracteristico que portaba con tanta gracia como soberbia y malalechismo.
No se que tendra que ver, pero lo queria decir.
Como dijo el otro día uno en la Ansterdan cuando surgió un tibio "hormiga, hormiga" al tiempo que el jugador Valdéz salía de la cancha: "Cómo se la dejan fina eh, mamaderas!". Lo digo por Recoba.
Por lo demás, muy bueno!
Qué linda expresión, no la había escuchado nunca.
Súper lativo.
Sos un cra, Reyes!!
Sos un cra, Reyes!!
recién hoy me puse a leerla. gran colurna!
no me canso de escuchar el nombre Placente precedido de cualquier tipo de sarcasmo respecto a su actuación, como, el ágil Placente, la entrega de Placente, etcétera
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