Rutinas. La hora de dormir

El botija necesita rutinas para ser feliz. Ahora que somos grandes ese asunto de que la rutina hace bien es complicado de entender, pero realmente funciona. Así como les encanta ver la misma película 24 millones de veces, tener su tiempo estructurado los hace sentir más seguros. Pero la hora  de dormir suele ser la excepción a toda regla. 

Los niños necesitan dormir por lo menos diez horas, tampoco es un descubrimiento nuestro. Pero a veces una siesta demasiado larga en la tarde o la ansiedad de pasar más tiempo con nosotros (esto ya se les va a pasar), puede boicotear su sueño reparador (y el nuestro, para qué negarlo).

Al final de la jornada nosotros solemos estar agotados y ellos pletóricos de energía o peor, igual de cansados pero con ganas de resistir hasta sus últimas fuerzas, so pena de hacernos partícipes de su mal humor. 

Aquí van algunos trucos para sobrellevar el final del día que suele ser, al menos para quienes trabajamos, “el” momento para compartir con ellos y no queremos que termine en una batalla campal por irse a la cama. El paquete promocional en general incluye rituales, implementos y recursos audiovisuales en diferentes dosis. Agítelo bien, adminístrelo según el prospecto y ante cualquier duda consulte a su médico (psiquiatra, en lo posible).

Rituales

Un baño antes de dormir los ayuda a relajarse. Si ya está en edad de que le cuenten un cuento, tipo los dos años, hágalo, el libro no muerde. No importa el texto, si se aburre de leer siempre el mismo cuento, invente. Este es el momento para ser creativos. Algunos niños necesitan que les canten una canción, otros se duermen con el Bailando o con Telechat, aunque no es lo más recomendable. Si le sobran unos mangos y tiene cable, inviértalos en contratar Baby TV. Después de las 21 horas pasan una música alucinógena con imágenes de caleidoscopios que reíte del cucumelo.

Implementos

Me atrevo a decir que el último bastión del chupete es la hora de dormir. Muchos niños que no lo usan de día, lo necesitan desesperadamente para conciliar el sueño. Las mantas, trapitos y peluches favoritos son socios mayoritarios de Nonis S.A. En el mejor de los casos les sirve cualquier trapito, pero a veces quieren “ese” trapito o “ese” muñeco especial. Aproveche a lavar estos implementos mientras el botija va al jardín o está distraído jugando.

Recursos audiovisuales

Entre a YouTube y escriba “canciones para dormir”, verá que no está solo en esto. Miles de padres, madres y cuidadores desesperados comparten sus recursos audiovisuales para invocar a Morfeo. Parece cosa de mandinga, pero funciona. Ciertas melodías los noquean al mejor estilo Tony Kamo. En esta entrada les dejo un hit del cancionero dormilón para que vayan coleccionando: “TYwinkle twinkle little star.” Lo más recomendable es hacer una lista de reproducción y enchufárselos en la computadora con la opción “loop”.  Asegúrese de que su botija se encuentra en un lugar seguro y vaya tranquilo a lavar los platos, que mañana hay que madrugar.

La última trinchera

Ya hicimos de todo: el peluche, el trapito, el chupete… El botija está lo que se dice “pasado de rosca”, una condición idiopática que a veces parece no tener cura. Baila al ritmo de estrellita, estrellita como si fuera el tema del verano. Sus movimientos son torpes, está irritable y eufórico a la vez. Ya pasó la media noche y el panorama no es nada alentador. Nosotros también estamos cansados e irritables como para aguantar sus travesuras y cuidarlo como se merece. Es el momento de habilitar la última trinchera, de sacar el as bajo la manga, de oprimir el botón rojo: dejarlo dormir en la cama de los padres. Puede que el botija use el somier como cama elástica por unos minutos, antes de caer todos rendidos por el sueño sin recordar muy bien al otro día quién se durmió primero.

Dulces sueños.