jueves, 30 de junio de 2011

Egipto



Prometimos volver con aires renovados luego de la paupérrima performance de la semana pasada, y acá estamos, haciendo lo imposible por retomar aquél sitial de privilegio del cual nunca debimos habernos alejado. Y así como en la foto semanal intentamos acariciar inocentemente la efigie, con palabras trataremos de traerlos un rato hasta Egipto.

Ya de pique, alcanza con ver algún noticiero de vez en cuando, para enterarse que en Egipto hace no mucho se armó la podrida, rajaron al presidente y prendieron fuego todo. Bueno, bajo ese escenario caímos nosotros dos meses después, con la ilusión intacta de ver un país renaciendo.

La bienvenida no pudo ser más alentadora. Los guías no se cansaban de alabar nuestra valentía por visitar Egipto en esta época, dejándonos saber lo acertada de nuestra decisión, ya que al no haber un mísero turista, casi todos los paseos contarían con nuestra casi exclusiva presencia.

Pero no se asusten tanto, que mientras leen esto ya hemos sobrevivido a dos tercios de nuestra estadía en el país de Ramsés y Tutan Kamon. Eso sí, el egipcio propiamente dicho ha demostrado ser un personaje detestable. Las peleas abundan, y aunque el idioma las haga bastante más agresivas ante nuestros oídos, no hace falta ser un erudito en la materia para darse cuenta de la tonalidad de la discusión, cuando se intercambian baldozas por el aire.

Pero repito, no se preocupen, que a todos lados vamos con custodia policial. Como a las pirámides por ejemplo, una de las grandes expectativas del viaje.

Fue una visita interesante, pero he aquí un concepto que hemos aprendido a entender en los últimos días: la capacidad de asombro sí tiene límites (perdón julio). Uno ya viene viendo glaciares gigantes, montañas con agua, agua con montañas, edificios más grandes que los más grandes del mundo, murallas de kilómetros, tumbas con cientos de soldados de juguete, etc. Entonces, llega un punto en donde tres pirámides bastante grandes ya no son lo que uno pensaba de chico.

Ojo, igual podemos apreciar la grandeza de ciertas cosas, y de hecho coimeamos a más de un guardia para sacar fotos donde no se podía. Porque el egipcio es así. Si te puede cagar te caga, así que mejor ponelo de tu lado.

Está el caso de los guías, simpáticos ellos, pero mucho menos interesados en cuántas pirámides o museos visitamos que en la cantidad de horas que podemos dispensar en el mercado local, con el cual, de algún modo extraño, tienen algún tipo de arreglo por comisión dependiendo de cuántos uruguayos lleven a la boca del lobo.

Como último tema de reflexión tenemos el tema del agua. Terminemos con la mentira, niños en su casa, lean con atención: nunca, absolutamente jamás, Uruguay va a ser rico. Pero si por alguna de esas casualidades, se nos da, si obra el milagro y pasamos a ser potencia mundial, no va a tener absolutamente nada que ver con la cantidad de ríos que tenemos y el agua potable que le vendamos a los países desgraciados.

No tenemos más agua que nadie, y la prueba es clarísima: en medio del desierto, con 40 grados de calor, en un país en donde el 80% es desierto (porcentaje inventado para rellenar), una botella de agua vale alrededor de medio dólar, siendo que en Uruguay vale 20 pesos.

Y esto ha venido siendo así desde Australia. El agua embotellada es casi gratis en todos lados. Y por más que el nuestro ha demostrado ser un país caro para la mayoría de las cosas, con el agua la diferencia es abismal. Tenemos el agua más cara del mundo, sepaló.

Para la semana que viene quedará la aventura en un crucero por el Nilo, el salto al mismo, y muchas otras cosas. Todo eso y mucho más, el próximo jueves, 21 hs, en TPLMP.

10 comentarios:

alf dijo...

capaz que estuve mal con la foto

Andrés Reyes dijo...

No cualquier recibe tamaña felación.

No sé a ustedes, pero a mí la columna me encantó. Dan ganas de no ir a Egipto.

Nacho dijo...

Buena esta columna. Buena la foto. Buena la descripción de los egipcios. Buenas las peripecias que contás. Muy bueno todo.

Ergo: va mi poronga.

Ce dijo...

Van algunos comentarios y preguntas de madre preocupada:

¿Estás comiendo bien? ¿Te estás bañando todos los días? ¿Te queda dinero? ¿Salís a la calle con ropa interior limpia, no? ¿Escondés bien las tarjetas de crédito? ¿y el pasaporte? ¿tenés las fotocopias del pasaporte? ¿Todavía tenés vigente el seguro de viaje? ¿Llevás encima el teléfono del seguro de viaje? ¿No estarás tomando mucho alcohol, no? Ojo con quién te juntás. No aceptes un vaso de agua de nadie ¿La estás poniendo? Cuidate.

German Schnyder dijo...

La efigie (que claramente acá conocemos como esfinge) es igual a Cavani... ta, lo dije.

SK dijo...

¿Para cuando los cuentos de como Alf desata canoas para que obreros explotados tengan que salir a buscarlas?

¿O ese agitepara romper estatuas en Katmandú?

Contá las cosas interesantes!

El Nacho dijo...

Que grande el Alf bo!
Buen relato.



Mucha poronga y poco comentario

alf dijo...

SK, quién sos o quién te guiona? Ya vendrán esos cuentos.

Germán, me da miedo pensar que estoy haciendo algo con el edin.

Ce, subí más de 5 kilos, ni en pedo, pila, ya ni ropa interior uso, no, menos, sí!, hasta noviembre, ni en pedo traigo un teléfono al viaje, sólo lo necesario, ojo ellos, tranqui que es barata igual, en agua tibia.

German Schnyder dijo...

Ah, porque hacerlo con el cubil de los Thundercats es menos perturbador...

SK dijo...

Alf, esas cosas se comentan en el parque central, en colonia valdense y en los foros de Marca.

Supongo que irás a Barcelona a ver al gran Juan Ángel!