domingo, 19 de junio de 2011

CUENTO: Hermanos Extraterrestres


HERMANOS EXTRATERRESTRES

Era una gélida noche (por qué no empezar así con un cuento), el frío me calaba los huesos. Iba caminando solo, como acostumbro. Un sábado, cualquiera hubiese dicho UN sábado. Pero ese no era un sábado cualquiera, no como los que estoy acostumbrado a vivir. Ese día (más bien esa noche) mi vida iba a cambiar.

Las calles mojadas, por culpa de esa maldita lluvia que nos condena en nuestros mejores momentos para darnos algo que necesitamos. Agua. Yo miraba el suelo, costumbre que tengo desde aquel día. Fue horrible. Pero esa es otra historia. Que se pude resumir:

Iba caminando así lo más canchero, mirando el cielo cómo hacía antes. De repente pisé una banana y salí volando unos dos o tres metros pa' delante cayendo de bruces contra el suelo. Desde ese momento siempre voy mirando el suelo. Teniendo miedo de encontrarme otra vez con mí amiga la banana. Pero ese no es el punto de la historia.

Como ya dije y repetí, iba mirando el suelo. Vi pasar un auto negro que me llamó la atención (aunque no es importante para la historia, creo, tenía que resaltarlo). De él se bajó un hombre de baja estatura, completamente pelado, que tenía anteojos y ropa de marca (Nique o Ladridas, me parece). No me pregunten qué hacía un pelado con un auto negro y ropa de marca en el medio de la calle, en una fría noche en la que nadie podía salir tan desabrigado como él. Después de pensar cosas como "a este pelado se le subieron los humos a la cabeza" o "se ve que sin pelo la gente no piensa" y cosas por el estilo durante dos o tres minutos, decidí seguir vagando.

Al cabo de dos horas me di cuenta de que ya era muy tarde, y, cuando estaba por llegar a mi hogar, pasó. Fue algo sin sentido que trataré de explicar con las palabras que conozco. Un cono dorado descendió desde el cielo del cual bajaron tres tipos de tez verde y ojos grandes y negros que medían un metro más o menos. Uno de ellos me dijo, así como quien tiene una tostada con manteca atragantada, algo que francamente no entendí en absoluto. Los otros dos me agarraron uno de cada brazo y me cantaron el chamamé de los marcianos* como corresponde a todo alienígena que visita la tierra.

Luego de dos horas hablándome (supongo pensaban que yo entendía) me dejaron ir. Naturalmente después de ser capturado por tres extraterrestres una persona no puede seguir siendo la misma.

Pero sigue. Metí la llave en la cerradura. Abrí la puerta. Tanteé un poco para encontrar el interruptor y prendí la luz. Y ahí lo más panchos noma', estaban los tres bichos sentados alrededor de la mesita ratona jugando ni más ni menos que a la conga. Si yo hubiese empezado esta historia por "Habían tres marcianos jugando a la conga en el living de mi casa" hubiesen pensado que estaba loco. Tenía que explicar como llegué a esta situación. Un escenario de todos los días. ¿Quién no prende la luz en su casa y se encuentra a dos o tres marcianos jugando a las cartas? El hecho es que estaban los alienes ahí jugando a las cartas a oscuras, yo predí la luz y los locos me miraron, parpadeando un poco, con cara media sorprendida como diciendo “hermano, apagá la luz que tamo' jugando a la conga”. Como notaron que no la apagaba se miraron unos a otros y siguieron jugando. Y yo, bueno ta, yo que sé. Y en una de esas agarraron y me echaron a la calle.

Yo no sabía que hacer, claro ¿quién me iba a creer que había tres extraterrestres jugando a las cartas en mi living?

Dudé y dudé, en ese rato empezó a llover y yo empecé a mojarme. Forcé la vista para leer un anuncio que decía algo así como: “EXTERMINADOR DE MARCIANOS” El teléfono era 2- 555-55-55. Tuve especiales problemas para memorizar este último. Ya con la tarjeta telefónica en la mano y las medias ensopadas estaba dispuesto a llamar. El teléfono no funcionaba.

FIN

P.D.: Marte es un lindo planeta, los lunes y jueves vamos a la playa, yo mi esposa y mis diez hijos. Medios verdesitos pero lindos los gurises.

*gracias, Dolina

6 comentarios:

Marian dijo...

Bien elegida la foto, una de Gonzalo Aguirre hubiea andado bien también, aunque se dificulta encontrar una sin su fiel amigo Johnny.

pipicui dijo...

Gjoffe querido...
Qué se yo...

Fede Wainstein Diana dijo...

tengo una importante duda, me parece que si estas mal yo en tu caso, hubiera agarrado la escopeta que guardo en el paraguero (si lo pongo sin dieresis porque no lo encuentro en este teclado de mierda)y los cagaba a tiros, como hago cada vez que se meten los gatos de la vecina en casa

Andrés Reyes dijo...

No sé si entendí o no. Pero estamos contigo.

elCofre dijo...

Gracias a los cuatro, sospecho que fueron los únicos que leyeron hasta el fianl

elCofre dijo...

quise decir "final", sepan disculparme