lunes, 3 de noviembre de 2008

Otros vendrán que bueno lo harán

El escaso nivel estético exhibido por el actual Torneo Apertura, invita a reflexionar sobre las bondades del fútbol de antaño. ¿En el pasado se jugaba mejor? ¿Nos olvidamos de jugar con la nuestra? ¿Estamos a años luz de las potencias? ¿Estoyanoff debió haber entrado antes? ¿Fonseca realmente tenía una ampolla? Todas ellas preguntas para las que seguimos sin tener respuesta.

Sabido es que el tiempo suele atenuar las penurias y potenciar las bondades del pasado. La vieja máxima según la cual “todo pasado fue mejor” se basa en que es más fácil evocar aquel fin de semana en Los Titanes en el 97, que el hecho de que durante ese mismo año no se fue capaz de llegar a fin de mes.

En el caso del fútbol uruguayo, esta realidad se multiplica hasta límites insospechados, ayudados por la presencia de ciertos periodistas deportivos de corte perenne que no dudan en alabar el juego atildado y siempre viril de nuestros ágiles de antaño, en contraposición a la carencia de técnica y pundonor que aflora en los futbolistas del siglo XXI.

Así debemos asistir a encendidas referencias a la camisa ensangrentada de Atilio García, al Negro Jefe enfriando el partido con la pelota bajo el brazo, o al Pepe Sasía tirándole tierrita en el ojo al arquero. Claro que hoy en día tamañas hazañas serían imposibles: Atilio sería retirado del campo por miedo a la transmisión de una enfermedad venérea, a Obdulio lo acusarían de no poder soportar el peso del brazalete de capitán, y a Sasía lo denunciaría el cuarto árbitro, alertado por algún empleado de la empresa Tenfield.

Paralelamente, seguro que Schiaffino erró más de un pase, o que Scarone alguna vez fue a trancar sin poner la piernita, o que Mazurkiewicz salió a cazar mariposas en algún córner. ¿Por qué hoy no le perdonamos a Recoba, Forlán y Carini lo que sí les perdonamos a los cracks de ayer? El tiempo los absolverá, muchachos. Y en el peor de los casos, les dará un lugar en la mesa de K-Pos.

Me permito dudar que antes se jugara mucho mejor que ahora, solo que no tengo forma de demostrarlo. Ya me siento más capacitado para hablar –pongámosle– del Nacional 88, de cuya victoria ante Newell’s en la final de la Copa Libertadores se acaban de cumplir 20 años. Digámoslo con todas las letras: al empezar esa Copa, la prensa le adjudicaba tantas chances de campeonar, como las que hoy tiene Marcelo Tejera de ganarle un pique a Usain Bolt. El equipo carecía de figuras, y su juego era más bien rústico y utilitario, con un mediocampo pesado y delanteros más voluntariosos que virtuosos. Definición que le calzaría perfectamente al Nacional actual de Pelusso.

Confiemos en que de acá a 30 años, todos hablarán de las bondades del actual puntero del campeonato uruguayo. Los Da Silveiras del futuro clamarán por la variedad recursos del once tricolor, con comentarios tales como “Lodeiro fue lo más parecido a Pelé que se vio en el fútbol uruguayo”, “Cauteruccio tenía el arco entre ceja y ceja”, “¿el Hueso Romero? Un cerebral”, o “el Cachorro Burián era la araña rubia”.

Mientras tanto, deberemos contentarnos con aprender a disfrutar el fútbol de hoy. Que no será rápido, ni preciso, ni visualmente atractivo, pero aún así hay que verlo porque es bien uruguayo. Argumento que históricamente ha sido suficiente para apuntalar la producción cinematográfica y televisiva de nuestro bendito país.
(Publicado en Guambia, 1/11/08)

6 comentarios:

dejamuchacho dijo...

Vamos arriba con el señor comentarista.
Aplausos!!!!!

Rafa dijo...

aplauso, medalla y beso...bueno capaz que besos no..y la medalla es un chajá de la medallita,,y el aplauso es el mismo de vazquez cuando aparecio evangelina carrozo..
pero buenisima la columna..
no te pierdas reyes..

andal13 dijo...

¡Excelente! (El artículo)

Con respecto al tema abordado, citaré a a un connotado filósofo vernáculo: "es lo que hay, valor".
Que no es bueno, claro, ni estéticamente agradable.
Para la próxima, intentaré nacer en otro lugar donde se juegue mejor.

Mariana dijo...

Y bueno, personalmente veo, el 25, o el 26, y cada tanto, cuando juega mi cuadro, pongo un rato, sufro, puteo, sufro, puteo, vuelvo a sufrir y esperar que no hay alguna imprudencia o cosas de esas. Buena columna.

Andrés Reyes dijo...

Muchas gracias por los conceptos vertidos. Y mañana no duden en participar de una nueva etapa del inquietante Rally Atlántida.

Ricardo dijo...

Permitanme...
PELUSSOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
ANDATEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!


Gracias...