Se nos murió Wes Craven, nomás, de una cruel enfermedad. O sea, que tenía cáncer. Nacido en 1939, sus mayores éxitos comerciales habían sido la primera "Pesadilla en lo profundo de la noche" (la de Freddy Krueger, bah) y la franquicia "Scream".
En realidad, habían sido sus únicos éxitos. Realizó cosas baratas (o de culto) antes de pegarla con la del Freddy en 1984 (la más recordada fue "Las colinas tienen ojos" o "La pandilla abominable", título idem con el que se estrenó de cotelete acá en las Pampas, especie de "Texas massacre" más elaborada) y después hizo otras cosas dentro del género del terror: ("Shocker" en 1989; "La gente detrás de las paredes" en 1991; "La marca de la bestia" en 2005), alguna pavada con Eddie Murphy, con perdón de la redundancia y alguna otra biografía mediocre e innecesaria ("Música del corazón", 1999).
Como muchos otros, fue catalogado como un simple artesano de películas de terror. Como tantos de ellos, era un director inteligente y culto, más arriba del promedio que en Hollywood realizan films más "serios". Tampoco es que haya sido un genio incomprendido de aquellos, pero cuando se le dejó (y tenía ganas) hizo cosas interesantes.
La primera "Pesadilla" estaba realmente bien; la segunda y última que realizó de la serie ("La nueva pesadilla", 1994) era un ejercicio de metacine que no estaba mal; la de la "Maldición" y la de la gente detrás de las paredes -inédita acá-, tampoco.
No fue un maestro del cine, por cierto, pero sí alguien que sabía contar. Por lo menos, en el género que dominaba. En estos tiempos de rutina en el terror -donde aflojaron un poco con los vampiros pero siguen al firme los exorcismos y los demonios arrancadores de vísceras- no es poco.
La trilogía de la "C" del terror -cómo le fascinan las iniciales a los yanquis- se completaba con David Cronenberg y John Carpenter. Comenzaron con producciones baratas en los 70 para ir comenzando a destacarse en la década siguiente con algunos éxitos que los llevaron a la fama. Aclaremos, por las dudas, que el presupuesto de una película no determina (ni por casualidad) la calidad de la misma. Se pueden hacer cosas muy buenas con poca plata y grandes mediocridades con muchos dólares. Es mas, dudo que se pueda hacer algo realmente bueno si te confían un presupuesto de 200 millones de los verdes.
El torontiano Cronenberg es otra cosa: las primeras noticias que de él se tuvieron en el paisito era de un director de escándalos generados por sus films enfermizos, que hacían desmayar espectadores y le costaron un divorcio. Cuando se pudieron ver acá (por video, aclaremos) descubrimos que no era para tanto. Había sí, un morbo en presentar mutilaciones y deterioros físicos varios.
Su primer éxito comercial fue "Scanners", que le permitió -además de la apertura de su país a capitales yanquis- trabajar con más plata y con actores más conocidos. La mejor de los 80 fue para mí "Videodrome" (1983) con un James Wood perseguido por una señal de TV insertada en su estómago. Pero la fama y el reconocimiento crítico le llegó con "La mosca" (1986), que era algo más que un tipo al que se le deformaba el cuerpo.
A partir de los 90, fue abandonando el horror -más que el terror- y pasó a adaptar novelas prestigiosas y polémicas -Cronenberg es licenciado en literatura-: "Almuerzo desnudo" de Burrougsh (1991, subida aquí hace un tiempo); "Crash" de Ballard (1996); "Cosmópolis" de DeLillo (2012). Luego de la muy interesante "Existenz" (1999, también inédita, ta que los parió) abandonó hasta el momento el género fantástico y se ha dedicado a interesantes films de acción ("Una historia violenta", "Promesas del este") o sin ningún vestigio de género de acción ("Spider", "Un método peligroso", "Polvo de estrellas"). Aunque a veces se ha puesto denso, por tratar temas muy triste ("Spider) o poco cinematográficos ("Cosmópolis") es un director siempre interesante, con una visión del mundo y un tipo que trascendió largamente el mero entretenimiento.
John Carpenter la pegó con "Halloween" (o "Noche de brujas", 1978), un sobrevaloradísimo ejercicio de asesino en serie que mata nenas medio atorrantitas, de realización perezosa y golpes de efectos baratos. Justamente lo contrario de Craven o Cronenberg. Sin embargo, películas posteriores como "La niebla" (1980) y "El enigma de otro mundo" (1982) lo reconciliaron con el cine de géneros.
Ha relizado cosas muy bien filmadas, dentro del cine comercial, como "Escape de New York" (1981) y su secuela "Escape de L.A." (1996); "Starman" (1984), sobre un extraterrestre bueno; la poco conocida e inquietante "El pueblo de los malditos" (1995); "Sobreviven" (1988); "Vampiros" (1998). Ahí hay talento y originalidad, sin salirse de los requerimientos de la industria.
Pero donde estuvo cerca de mandarse una obra maestra fue con "En la boca del miedo" (1996), una más que interesante incursión adaptando el espíritu del polémico escritor Lovecraft, aunque sin basarse específicamente en ninguna novela del citado locatelli norteamericano. Nunca se estrenó pero la pasa el cable seguido. Vale la pena.
JUNÁ QUE ESCENA, GIL
"Amadeus" (1984, Milos Forman). Todos la vieron. Cuenta la historia de Mozart y su mediocre rival Salieri, que la película insinúa que fue quien lo asesinó, algo más que discutible. Al principio Salieri está en algo así como un asilo y allí grita, gagá, que él mató al gran Mozart. Cuando alguien le pregunta que le pasa, le cuenta que él fue un compositor muy exitoso, adulado por reyes y le tararea algunas melodías célebres que su interlocutor no conoce. Cuando le canta la última, el tipo ahí sí reacciona: -Esa es excelente, me encanta.
-Esa es de Mozart -contesta Salieri.
OTRO Y.E.T.P.A.P.
CIPE LINCOVSKY + Cecilia Lincovsky fue más actriz de teatro que de cine. Exigente y talentosa, la conocimos dentro de los extensos elencos de "Quebracho" y "La tregua", hace unos 40 años. Después figuró en aquella terrajada de "Caballos salvajes" (1995) y en la anterior -y mucho más interesante "Apartamento Cero" (1988), inquietante metáfora sobre el autoritarismo militar y sus secuelas, bastante inteligente y, supongo que por eso, inédita en nuestra pantallas. Como que lo mejor de la Cipe se vio en las tablas, lo que no habla muy bien que digamos de la industria fílmica porteña.
14 comentarios:
Albricias por el trabajo!
Completo Fagalde.
De corazón, felicitaciones.
Sos fiel y consecuente al cine que da miedo.
Completo Fagalde.
De corazón, felicitaciones.
Sos fiel y consecuente al cine que da miedo.
Gracias a los tres.
Un día profundizaremos con Cronenberg y otro hablaremos de la diferencia entre "horror" y "terror", por no decir que se tratará también lo subversivo que a veces fueron los géneros menores.
Domingo, el video thriller del Maicol, de quién es? Tiene mucho de "aullidos", o es al reves?
Lo siento el "horror" y "terror" no me llega, no me interesa la competencia.
Hablando de palabras que no significan lo que aparentan, me acuerdo hace muchos años en Bilbao una hermosa moza me ofreció "cocochas".
Con ilusión dije: ¡por supuesto!, no eran lo que pensaba...
Zoorrete: es dirigido por John Landis, director de "Blues Brothers" y "Hombre lobo americano".
Si no hubiera consultado hubiera dicho que lo hizo Scorsese pero el del petiso fue "Bad".
Mirá si te ofrecía al Cococho.
Gracias querido
Muy buena columna.
Un apunte sobre John Carpenter: "Asalto al Precinto 13" (su segunda película del año 76) es una verdadera "JOIA". Después hubo una remake que no tuvo ni puta gracia.
Esta bien Asalto...
Scorsese acaba de mandar un video para que apoyen a la Canchita.
Sos crá Faga! Muy interesante la colurna, y eso que yestoy por fuera de este tipo de géneros (en serio me dan miedo, por más pedorra que sean - ejemplo: ví la 1era de actividad paranormal, no me gustó pero no dormí en toda la noche. Ta, perdón)
Muitu boa!!
Amadeus, en realidad, interpreta literalmente la idea de la obra teatral de Peter Shaffer, que a su vez desarrolla una historia en base a un rumor que se sabe falso (la supuesta influencia de Salieri para la caída de Mozart que deriva en la muerte de éste), para generar una especie de paralelismo / oposición entre el talento natural, innato (representado por Mozart) y el trabajo sacrificado (Salieri). Aprovecha también para oponer libertinaje (Mozart) y castidad (Salieri), genio vs. sabiduría, etcétera, en un planteo no demasiado complejo. Digamos que la película se apoya en lo más superficial de esa dicotomía, pero claro, entre el talento de Forman para construir un gran mural de época, y el talento del querido Amadeo (algo de Ottati quizás?), termina saliendo terrible película.
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