Foto: Tenfield. |
Publicado en Brecha, 4.9.15
La situación, tras varias idas y vueltas, parece clara: Casal
y el jugador querían concretar la negociación mientras que Nacional, por la
razón que fuere –poca plata, mala vidriera, necesidad de contar con el jugador
para que el equipo no pierda posibilidades deportivas en un semestre que se
cerrará con elecciones– no quería. Como sucede generalmente cuando se llega a
una situación semejante, triunfó el interés del jugador, que con permiso o no
viajó a Inglaterra y aseguró su contrato por 3 años con el pequeño club inglés que
nunca ganó la Liga Inglesa (pese a que se declaró profesional en 1899), y que
tiene a la Capital One Cup (algo así como la Copa Bimbo británica) del 2004
como su máximo logro.
Turco inteligencia
Si nos basamos en los antecedentes, el inglés no parece ser
el fútbol idóneo para que un jugador uruguayo llegue, se desarrolle, y proyecte
su carrera. De hecho, la regla general
indica que los jugadores uruguayos que llegan a Inglaterra, tienden a regresar
o a retroceder hacia ligas menos poderosas. Solo Suárez y Poyet pueden darse el
gusto de afirmar que triunfaron en Inglaterra.
En pocos meses, los socios de Nacional se volcarán a las
urnas para elegir presidente, hecho que teñirá todas las decisiones que la
directiva encabezada por Eduardo Ache tome de acá y hasta entonces. No hace
falta ser Acquistapace para arriesgar que de no haber sido por la última
temporada, la reelección de Eduardo (o de algún delfín) sería una utopía. Sin
embargo, el campeonato obtenido en la temporada anterior junto a la seguidilla
de clásicos ganados revitalizó la figura del hombre que ha comandado los
destinos del club en 9 de los últimos 15 años.
Ache llegó al poder pegando donde más frágil parecía estar la
figura del ex presidente Ricardo Alarcón: la incidencia de Nacional en la AUF
(“fuertes en todas las canchas”) y el sobredimensionado presupuesto, hijo de
una dinámica que según Ache, llevaba a malvender juveniles para lograr mantener
los gastos. A ese respeto, la cuenta oficial twitter de Ache (descontinuada
hace casi dos años) publicaba el 27 de noviembre de 2012: “Un presupuesto de
USD 15 millones anuales con ingresos de 7 millones (exceptuando transferencias)
nos condena a ser la cantera de Europa”.
Si juzgamos por el aporte hecho por uno y otro futbolista, y
tomamos en cuenta que Nacional vendió el 80% del pase de Pereiro al Ajax en
unos 7 millones de euros, posiblemente los albos deberían recibir más de lo que
recibirán por el zurdo Carlos, que tras un arranque en el que el entrenador
Gustavo “Chavo” Díaz solía colocarlo como lateral izquierdo allá por 2013,
logró afianzarse hasta hacerse habitué del sector zurdo del ataque tricolor. El
haber “malvendido” a De Pena, en un campeonato en el que pese a las aparentes
buenas intenciones de su entrenador debutante, Nacional ya ha perdido 3 puntos
(y estado muy cerca de haber perdido 6), puede ser peligroso para un dirigente
que sin los goles de Recoba hoy estaría hablando de abrirle paso a las nuevas
generaciones.
Del mismo Recoba que hoy parece pedir cancha como dirigente,
en la que será la primera elección en la que podrán participar todos aquellos
hinchas tricolores que allá por 2009 comenzaron a asociarse masivamente. Se
termina con aquella máxima según la que, en los equipos grandes, el sentimiento
del hincha es uno y el de los socios uno muy distinto. Cada vez más resulta
cada vez más raro encontrar hinchas que no sean socios. Y todos sabemos que
mientras que el socio se puede comportar de un modo más estratégico, el hincha
apelará al aquí y ahora, y votará apelando a lo que pasó en los últimos 6
meses.
Y Ache eso lo tiene clarísimo.
El interés del
jugador
Dejando de lado la siempre inquietante figura del empresario
Casal, que como siempre se dice, hace su negocio y se lleva “la suya”[1],
pocos se han puesto a pensar en el derecho del futbolista a jugar donde le
paguen mejor, del mismo modo que usted no dudaría en dejar su trabajo por uno
nuevo en el que le paguen 3 veces más.
Por eso me llama la atención que bastara un “se fue sin
permiso” de Ache para que muchos hinchas tricolores, alimentados por ese gran
flagelo de nuestra sociedad llamado “redes sociales aplicadas al deporte”,
comenzaran a insultar al jugador. No fueron pocos los foros de hinchas en los
que se puso en cuestión la actitud del jugador que, ante la posibilidad de
mejoras las condiciones de trabajo, decidió irse.
De Pena, para peor, y parafraseando a O’Neill, “tiene
estudio”: no tiene la necesidad de salvar a la familia que muchos tienen, y
ante la que muchos llegan admitir “un pase no querido”. Pero ese mismo estudio
fue el que le permitió, con unos pocos caracteres (“yo soy hincha, socio y siempre
intenté dar todo por esta camiseta”, “Nacional es mi casa, siempre lo va a
ser”, “Nacional es mi futuro también”. “No es un adiós, es un simple hasta
luego”) meterse a toda la hinchada (del bolsillo) en el bolsillo.
Si un error cometió De Pena fue el de haber jugado bien y
haber sido, de todos los jugadores surgidos en la “cantera inagotable” en los
últimos 3 años, el mejor. Si hubiera fracasado, nadie se rasgaría las
vestiduras reclamándole compromiso a la causa. ¿Alguien se pregunta por el
paradero del “Corto” Prieto, cuyo último aporte fue aquel increíble penal
cometido en el minuto 90 de la final del último Uruguayo? Si mañana llega a
firmar con un equipo de la B de Bélgica, nos alegraremos. Nadie lo acusará de
traidor. ¿Por qué? Porque cuando jugó, no destacó.
Pero si te va bien, botija, tendremos el derecho a
insultarte cuando se te ocurra cometer un error, y a reclamarte adhesión
completa a la causa. Ojito con irte cuando el club más te necesite: pasarás a
ser un traidor. Claro que si andás mal te dejaremos libre, y a nadie le
importará un rábano tu situación personal. ¿Quién te manda jugar mal? Así
razonaría el hincha, si razonara.
Cuando los uruguayos somos chicos, soñamos con ser
futbolistas. Por suerte, a la mayoría de nosotros, no se nos da.
[1]
Resulta claro que, de no mediar la intervención del contratista, jugadores como
De Pena (efectivos pero no espectaculares, de esos que meten no más de 10 goles
por año) rara vez llegarían al fútbol europeo. Salga desde aquí el
reconocimiento para el editor que arma los compactos de jugadores que dos por
tres son negociados de manera poco comprensible.
2 comentarios:
"Cada vez más resulta cada vez más raro..."
"la siempre inquietante figura del empresario Casal, que como siempre...."
Mucho cada y mucho siempre.
A ver Mariana, vamos a corregir un poco la redacción de este muchacho.
No digo que vayas a sacar un Vargas Llosa, porque en el fondo quien necesita otro, pero yo que sé...
Más pena dio Ache leyendo los supuestos msjs con el botija
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