Salada la canchita: Linklater, el Ricky Maravilla

Contra lo que se cree, Estados Unidos siempre ha tenido directores de cine que han intentado realizar películas sin los condicionamientos (y frecuentemente, las trabas múltiples) que la férrea industria de Hollywood impone permanentemente a quien pretenda salir de la rutina comercial. Con un poco de éxito de taquilla, cualquiera puede volverse millonario si llega a dirigir, pero siempre ha habido gente con inquietudes expresivas buscando hacer otra cosa. Algunos lo consiguieron, manteniéndose en los márgenes de los estudios, o directamente afuera.

Richard Linklater es, en mi opinión, el más valioso de una lista que incluiría también a Jim Jarmusch, Hal Hartley, Terrence Mallick y no muchos más. Entre producciones más "normales" (y por lo tanto, más financiadas por la industria) suele alternar películas de hondas preguntas filosóficas y de infrecuentes planteamientos existenciales. A veces haciendo buen cine, a veces perdido un poco entre tanta palabra.

Su primer largometraje comercial fue "Slacker" ("Vago") en 1991. Era una serie de historias sobre gente marginal, ya sea por razones sociales o por propia desintegración a la sociedad de consumo. A la manera de "El fantasma de la libertad" del inmenso Buñuel, la cámara pasaba de una historia a la otra sin volver a la que había dejado atrás. "Dazed and confused" ("Aturdido y confuso"), dos años después, fue un film más convencional que tuvo más difusión. Su sólido retrato de la juventud de los 70 demostró que Linklater era algo más que uno de tantos estudiantes que realizaban un par de películas experimentales.

En 1995 llegaría una primera culminación: "Antes de amanecer" reunía a la francesa Julie Delpy con Ethan Hawke, una pareja casual que se conocían arriba de un tren europeo y tenían un diálogo que era mucho más que las trivialidades sobre el tiempo que se manda uno arriba del 151. Celine y Jessie eran jóvenes inteligentes, que disfrutan de la cultura y se interrogan qué van a hacer con sus vidas, en el marco de una Viena que no se puede creer. Inmediatamente vendrían "SubUrbia", sobre jóvenes perdiendo el tiempo en las calles y una policial "The Newton boys", que no vi.


El frecuentemente inteligente Hawke se transformaría en el actor fetiche de Linklater. En "Tape" (2001) harían una especie de teatro en un cuarto de hotel junto a su pareja de entonces Uma Thurman. También filmaría "Waking life" (algo así como "Despertando a la vida"), demasiado conversada y divagada.
 
Con ésta última retomaría un método utilizado anteriormente por el animador Ralph Bakshi: la rotoscopía. Que no consiste en romperle nada a nadie, sino en filmar a actores de carne y hueso y dibujar encima de la imagen. Se ve como en la primera foto (Jessie y Celine hacen un cameo en "Waking life") y lo utilizaría con mucho mejores resultados en 2006 con la aquí inédita -como casi todo su cine- "Una mirada a la oscuridad", una afortunada adaptación de una de las más áridas novelas del gran Philip K. Dick sobre su drogadicción, con Keanu Reeves, Wynona Ryder y Robert Downey.  
     
En 2003 probaría que podía hacer una película comercial, talentosa... y divertida: "Escuela de rock", con el gran dogor Jack Black. Todos la han visto, así que no me extenderé. Poco después realizó la secuela llamada "Antes de atardecer", consagrándose definitivamente como uno de los mejores directores actuales de todo el mundo. Después de un par de films que pasaron sin pena ni gloria (incluyendo a la fallida "Fast food nation", que aquí estrenó Cinemateca), realizaría "Me and Orson Welles", una convencional pero irónica evocación de los comienzos en el teatro del director de "El ciudadano", una personalidad fascinante y "Bernie", otra comedia con Black, que aún no vi.


La trilogía de "Antes..." se completaría con "Antes del anochecer" hace un par de años. Los títulos no hacen referencia a las horas del día, por cierto, sino al estado de la relación que establecen los personajes de Delpy y Hawke. Si se vieran las tres películas juntas y en orden -cosa que en cualquier momento hago- seguramente se comprobaría cómo Linklater retrata amargamente la evolución de esas dos vidas que tenían todo para triunfar (sea lo que eso sea) en la primera pero se han transformado inexorablemente en unos burgueses amargados, desesperanzados y frustrados, más allá de que puedan tener algún ocasional éxito profesional. La naturalidad con que están retratados convence como pocas veces en la historia del cine, aunque no sé si la última me parece inferior porque está filmada con menos fluidez o porque los personajes -notablemente actuados, por cierto- ya son bastante menos atractivos.

Ahora llega la elogiadísima "Boyhood". Fue filmada -como insiste la publicidad- durante doce años, un par de meses al año, siguiendo el desarrollo de un niño actor llamado Ellar Coltrane (o Ellar Salmon, mirá vos), aunque es una historia de ficción de la que poco sabemos, con Hawke haciendo de papi y Patricia Arquette de mami. Habrá que ver, yo le tengo fe.

Salada la canchita, una sección que la descose, te trae uno de los films menos conocidos del Richard de la gente. SubUrbia es una buena oportunidad de aproximarse al valioso cine de Linklater, un tipo que filma a gente como vos o como yo, haciendo una obra que trasciende largamente la mediocridad de Hollywood.

P.D.: Como se puede apreciar más arriba, por suerte se dio cuenta que el cerquillo ese le quedaba como el tujes.