lunes, 20 de agosto de 2012

Au revoir mon amour



Hola Nataly, como estas?  Mi nombre es…
Así empezaba la carta que te escribí y que nunca te enteraste que existió ya que nunca salió de mi billetera.            
Que estás haciendo?  Una bomba?  Me dijo un compañero de clase que me vio escribiendo.      
Jaja...no...no!...le respondí  (si supieras… pensaba yo, mostrando una sonrisa nerviosa) y la guardé.                       Recuerdo cuando pasabas por casa, en  tu bicicleta blanca, con el violonchelo en tu espalda, yendo o volviendo de clases. Iría corriendo a tu lado cargando ese coso por vos pensaba. O con el pelo recogido para la clase de ballet, ahí era cuando más me gustabas.                                  
Mi ojos abiertos a mas no poder y mi cuerpo petrificado, pero mi sangre, que ahora corría a mil por hora! desataba un torrente en mi pecho que me hacía temblar. Es increíble lo que nos puede provocar una persona que ni siquiera conocemos.
Y nos quedábamos mirándonos, hasta que tenías que volver la mirada para seguir tu camino.Y ahí quedaba  yo, con tu imagen en mi cabeza y en el corazón, pensándote durante todo el día y el resto de los siguientes días. Esperando, deseando con todas mis fuerzas que ocurriera nuevamente el encuentro.                    
La próxima vez te saludaría, con la mano aunque sea, no puedo ser tan cobarde! pensaba. O te pararía, te daría la carta y...no sé... no sé que hubiese hecho después, pero bueno, al menos estarías enterada de lo que sentía por vos.  En la carta estaba mi teléfono, en una de esas me llamabas.
Si se queda mirándote es por algo me decía mi voz interior dándome para adelante.  Supongo que sí, le contestaba yo, pero y…?. Y si tiene novio? le decía. Y si no tiene? me retrucaba. Pero con lo linda que es debe de tener no? Ah! una lluvia de interrogantes! cuanta película se hace uno en esos momentos no? a que si?
Los siguientes encuentros fueron iguales, miradas que se cruzan y bocas mudas, no había caso, no podía con mi condición. Profesión? cobarde contestaría de aquí en mas.          
Un día, de tardecita como a las 7 más o menos,  estando en lo de un amigo mío, sucedió lo que era previsible. Pasó en la bicicleta y yo grité Nataly!  aunque ese grito nunca salió de mi garganta pues quedó atrapado al ver que iba con compañía. Como a media cuadra le tendió la mano y él no la agarró, a lo que rápidamente sentencié que ese muchacho no la merecía…..pero la tenía, para mi tristeza.  Acaso si la vi alguna vez mas, pero ella no me vió. Jódete por cagón me habría dicho mi voz interior habiendo perdido ya la paciencia. Ahora ya está, el tren pasó y no me subí, me lo merezco supongo.                                                               
Es probable que  te estés riendo y pensando que esta historia es cursi y hasta patética, y no te lo voy a negar, pero seguramente en algún momento te has enamorado y  temblado como una varita muda al ver a esa persona especial,  así que no te rías tanto.

3 comentarios:

Unknown dijo...

No hay cosa que a una mujer le guste mas que alguien le confiese su amor secreto. Respirar hondo, un poco de coraje y listo, arriba los corazones.

fernando dijo...

Aaaaaaa... el amor....

Me gustó lo de temblar como una varita muda.

Luí dijo...

Una mujer que porta un violoncelo en bicicleta merece todo lo que uno pueda llegar a dar.